Diálogos del alma
De interés general

Diálogos del alma

 

 

23/03/2014 Fuente lanacion. eñor Sinay: ¿Por qué hoy queremos hacer todo para disfrutar muy poco y no agradecemos nada?

 

Omar Socca

 

RE:

 

Albert Schweitzer (1875-1965), que fue médico, teólogo, filósofo y músico y que pasó la mayor parte de su vida en África luchando contra enfermedades y miseria, dijo: "Muchas personas saben que son infelices, pero muchas más no saben que son felices". Acaso porque instaladas en la demanda continua, incitadas por el deseo y el vacío, no advierten cuando sus necesidades están reparadas. En nuestra cultura hay una estrecha relación entre deseo, vacío e insatisfacción. Cuando una vida transcurre sin enfocar un propósito y sin visos de sentido, poco importa cuánto se tenga, cuánto se adquiera, cuánto placer, poder, fama o bienestar material se alcance. La insatisfacción, la ansiedad y el desasosiego son presencias permanentes. Aparecen analgésicos para esa angustia (existencial) y éstos toman la forma de deseos, estimulados por una maquinaria experta en hacerlos pasar por necesidades. Cada deseo satisfecho deja paso a uno nuevo, puesto que esa es la función del deseo: desear. Aunque la desazón de fondo aumenta mientras la verdadera necesidad no es atendida.

 

La sed se calma con agua, esto es lo que un organismo deshidratado reclama. No pide otro tipo de bebidas (por glamorosas, espumosas o azucaradas que sean). Cuando se le responde con éstas, la necesidad desatendida regresa cada vez más rápido y con mayor intensidad. El organismo sufre y se descompensa. Decía Víktor Frankl que la existencia del agua valida la razón de la sed. Del mismo modo la angustia existencial nos recuerda la necesidad de un sentido en la vida. Donde impera el vacío existencial no hay lugar para percibir lo recibido ni para agradecerlo.

 

Agradecemos por lo que es y lo que hay, desapegándonos de lo que no fue o no nos dieron y del temor a lo que pudiera faltarnos mañana. Es un ejercicio en tiempo presente, que exige mirarnos y reconocernos. Agradecer es un homenaje al otro, porque en cada cosa recibida hay la huella de un semejante, aunque sea desconocido. Por eso pensaba el Maestro Eckhart (1260-1325), dominico y místico alemán, que "si la única oración que usted dijo en toda su vida fue Gracias, eso será suficiente"..