Cómo actuar ante un posible consumo de droga
15/09/2014 Fuente launiondigital.
El consumo de drogas entre los adolescentes responde a distintos factores: el afán de descubrimiento, la transgresión de las normas, la necesidad de demostrar la propia personalidad, una estética o el sentimiento de formar parte de un grupo.
Los padres debemos procurar que nuestros hijos desarrollen un pensamiento crítico en torno a las drogas y que aprendan a divertirse y relacionarse sin recurrir a ellas.
Primero, saber por qué
Si a pesar de todo sospechamos de que nuestro hijo ha consumido o consume drogas, lo primero que debemos hacer es hablar con él para conocer las razones que lo han llevado a tomarlas y de qué tipo de consumo se trata, si ha sido solo un hecho puntual y cómo valora los riesgos que conlleva su actuación. Comprobar, al menos, que conoce las precauciones que debería tomar siempre, y aquello que debería evitar a cualquier precio si experimenta. Una mala experiencia puede ser positiva si saben sacar conclusiones de la misma.
Segundo, que no cunda el pánico
Tenemos que hablar del tema relajadamente y sin dejarnos llevar por la urgencia, la rabia o la angustia. Es mejor dejar pasar el primer momento de mayor alteración y crear un clima de verdadero diálogo, sin “víctimas” ni “culpables”. Haciendo de detective o persiguiendo a nuestro hijo solo vamos a conseguir que se distancie de nosotros.
Hay que valorar cuál es la conducta de nuestro hijo, qué cosas le interesan y cómo se relaciona con sus amigos.
Tercero, consultar y contrastar opiniones
Debemos procurar no alarmarnos injustificadamente. La ayuda de un profesional o una persona de referencia puede facilitarnos el valorar de forma más efectiva su consumo y determinar las pautas que deben seguirse ante las distintas situaciones.
El diálogo
Los padres y madres tenemos que procurarnos información adecuada y adaptar nuestras explicaciones a la edad de nuestros hijos. Es importante conocer el tema razonablemente bien, creer lo que decimos y practicarlo. Estar informados y saber cuáles son los efectos y los peligros de las drogas no estimulará su consumo.
Dialogar es indispensable
Hay que aprender a escuchar, provocar la conversación, establecer una relación de confianza y complicidad. Muchas veces, los padres, para hablar con sus hijos de temas delicados como las drogas, esperamos encontrar un momento ideal y un ambiente propicio.
Seamos claros
Las primeras informaciones que nuestros hijos reciben sobre las drogas acostumbran a ser incompletas y confusas. Hay que proporcionarles información seria, contrastada, que no reproduzca los tópicos, sin exageraciones.
Debemos evitar
◾ “Interrogarles insistentemente sobre si piensan consumir drogas o si las han tomado ya. Es mucho mejor pedirles su opinión (qué piensan del consumo de drogas por parte de algunos jóvenes, qué peligros ven en ello)”.
◾ “Discutir y pelearnos, de modo que la defensa de las drogas se convierta en una afirmación de su identidad”.
◾ “Se rebela contra los adultos, lleva la contraria y transgrede las normas en un acto de afirmación. Déjame hacer mi vida”.
◾ “Desautorizar o culpabilizar de forma permanente con un juicio que fácilmente puede volvérsenos en contra”.
¿Qué podemos hacer?
La labor de los padres pasa por la comunicación, la confianza y la disposición para acompañarlos en su camino hacia la autonomía y la responsabilidad.
No siempre los padres podemos evitar que los adolescentes prueben las drogas, ya sea por ganas de experimentar o por la influencia del grupo. Nuestro apoyo puede proporcionarles recursos para resistir mejor la presión del entorno. No hay que esperar a la adolescencia. Mientras los hijos son preadolescentes es más fácil introducir consejos y explicaciones sobre las drogas. El aprendizaje de los valores debe ser progresivo.
◾ Debemos procurar
◾ Evitar las actitudes autoritarias
◾ Observar los pequeños detalles
◾ Dejar caer información, ideas y opiniones
◾ Ser exigentes con nuestros hijos
◾ Transmitir normas y límites
◾ Reconocer su capacidad para tomar decisiones
◾ Respetar su intimidad
◾ Ser coherentes.