Mandome, ¡ay Fabio!
de Francisco de Quevedo

Mandome, ¡ay Fabio!

 

 

Autor: Francisco de Quevedo

 

Mandome, ¡ay Fabio!, que la amase Flora

y que no la quisiese, y mi cuidado

obediente, y confuso, y mancillado,

sin desearla, su belleza adora.

 

Lo que el humano afecto siente, y llora,

goza el entendimiento amartelado

del espíritu eterno, encarcelado

en el claustro mortal que le atesora.

 

Amar es conocer virtud ardiente;

querer es voluntad interesada,

grosera, y descortés caducamente.

 

El cuerpo es tierra, y lo será, y fue nada;

de Dios procede a eternidad la mente,

eterno amante soy de eterna amada.