La narco-familia tenía medio centenar de revendedores fijos
Droga

La narco-familia tenía medio centenar de revendedores fijos

 

 

15/09/2015 Fuente elancasti. Uno solo de esos sujetos podía llegar a comprar varios kilos de cocaína a la narco-familia, según lo que se observa en las grabaciones de los investigadores.

 

La "narcofamilia” dueña de la cocina de cocaína y sus puntos de distribución desbaratadas el fin de semana, en el Valle Central, le vendía a cincuenta revendedores fijos, que llevaban la droga a manos del comprador, en todos los puntos de la ciudad Capital, desde 2007.

 

En diálogo con El Ancasti, el fiscal Federal Santos Reinoso contó cómo, con el negocio narco al descubierto, Claudio Argañaraz (38) y su séquito detenidos, ahora la investigación gira hacía los revendedores que eran los encargados "de poner la droga en la calle”.

 

Con esos revendedores la cocaína llegó desde hace ocho años a todas las zonas de la Capital, de norte a sur y de este a oeste.

 

"Así, cualquier improvisado vendía la cocaína en una plaza del norte, en plena calle de un barrio de la zona sur, en el este, en el oeste. Esto demuestra que ahora hay una nueva línea que hay que seguir e investigar, y es la de la venta de la marihuana, después de este golpe a la de la cocaína”, amplió Reinoso.

 

"Hay grabaciones en las que se ve a esos revendedores comprar cantidades de cocaína muy importantes. Uno solo podía llegar a comprar varios kilos de cocaína. Después obviamente la transformaban en bochitas, y la vendían en el norte, el sur, el este y el oeste", remarcó.

 

"Por desgracia, el secreto de sumario que existe en la causa hace imposible contar detalles que mostrarían a la gente lo sigiloso que operaba la familia con los revendedores. Eso complicaba desbaratar un comercio así, donde siempre terminás llegando a un kiosco de droga o a un vendedor que solo tiene gramos de cocaína”, remarcó Reinoso.

 

"Horas sin dormir"

 

Reinoso tuvo un párrafo aparte para el personal de Drogas Peligrosas que llevó a cabo la investigación, y que tuvo que atravesar momentos de duda y de incertidumbre durante el último tramo de la investigación.

 

"Trabajamos con personal que llegaba y nos decía que redobláramos nuestra confianza en ellos, algo que nosotros jamás dudamos en hacer. Lo que sucede es que pasaban los años, pasaban las personas y no podíamos agarrarlos", puntualizó.

 

"Se trabajó con personas que dedicaban las 24 horas del día al trabajo de seguimiento. Trabajos de 72 horas seguidas, en la que permanecían ocultos, sin dormir", felicitó el fiscal.