Tradición cervecera en Irlanda desde la Edad del Bronce
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Tradición cervecera en Irlanda desde la Edad del Bronce

 

 

14/10/2013 Fuente historiayarqueologia. - ¿Un qué?

- Un fulacht!- Me repitió mi jefe como si no le hubiera escuchado la primera vez.

 

 

Sí le había oído. Lo que no sabía era a qué se refería. Me encontraba excavando en un yacimiento en Irlanda. Una excavación en mitad del campo a raíz de la construcción de una carretera. Caheraphuca. Así se llamaba la zona de excavación, y me encontraba con la rodilla clavada en el fango cuando apareció una especie de agujero en el suelo de forma rectangular rodeado de madera; sí, sí, madera. Por si no lo sabías, en Irlanda a veces llueve (eufemismo). Las condiciones de excavación suelen ser húmedas si se tiene suerte. Si no, te encuentras excavando bajo la lluvia o sobre hielo, con todo lo que ello conlleva.

 

 

 

Los yacimientos en Irlanda están condicionados por la tremenda humedad del territorio

 

Y por consiguiente, el suelo es muy húmedo, lo que ayuda a la conservación de la madera.

 

Volvamos al Fulacht. En vista de mi ignorancia total y absoluta sobre lo que tenía delante de mi rojiza nariz le pregunté de nuevo a mi encargado que me contestó con condescendencia haciéndome saber el epíteto de lo que había encontrado, una vez más. Vale. Ya sé cómo se llama. Y ahora ¿me dices qué es?

 

 

Qué es un fulacht

 

Un fulacht, en gaélico: oquedad, es un recipiente de madera de forma rectangular con una profundidad de unos 50 centímetros y de algo más de un metro de largo (al menos el que encontré) y que suelen encontrarse rodeados de piedras; no piedras pequeñas sino piedras de unos cuantos kilos de peso que en ocasiones conforman una especie de pequeña montaña arriba de la cual se encuentra el fulacht. Están datados en hace 3500 años, en plena Edad del Bronce.

 

Sorprendentemente esas piedras aparecen con restos de fuego y están quebradas, lo que indica que estuvieron expuestas a altas temperaturas. Se piensa que conforme calentaban las piedras, se acercaban al recipiente o se tiraban dentro para calentar agua. Para John Waddell, doctor de la National University of Ireland en Galway, el uso de las pedirás calentadas para hervir el agua “es lo único seguro sobre los fulacht”.

 

 

¿Pero para qué hervían agua?

 

En los años 50 el doctor en Arqueología de la University College Cork, Michael J. O’Kelly, estudió algunos fulachtai fia (en plural) y a partir de trabajos de arqueología experimental pretendió establecer el uso que se dio a estos en la edad del bronce. Hirvió agua con ayuda de piedras calentadas y metió dentro trozos de carne. Con este método consiguió “cocinar” un buen trozo de carne. El problema fue que necesitó 4 horas para ello, demasiado tiempo, lo cual no permite esclarecer la incógnita de su uso de manera convincente. Además, el fulacht que tuve la suerte de excavar no tenía restos de animales ni de comida de ningún tipo. Por lo general, los fulacht no cuentan con restos óseos. Lo único que encontré dentro era tierra muy húmeda y madera que forraba el agujero.

 

 

Otras teorías relacionaron estos enigmáticos agujeros con el trabajo del tinte de ropa o como bañeras de aseo personal (me resulta extraño que tuvieran tanta deferencia por su higiene íntima). También se llevaron a cabo experimentos para comprobarlo. Pero las evidencias arqueológicas seguían sin confirmar ninguna de estas teorías.

 

 

Hipótesis actuales

 

Las últimas conjeturas sobre su uso comenzaron de una manera muy curiosa y que tiene que ver mucho con la cultura irlandesa (:)). En 2003 el arqueólogo Billy Quinn empezó una jornada de trabajo más en una excavación más tras una larga noche de alcohol. La resaca que llevaba era tremenda y se tumbó junto a un fulacht maldiciéndose por la tremenda cogorza del día anterior.

 

 

¿Hace 5000 años se emborracharían? ¿Qué beberían? De repente, no se sabe de dónde, le vino la lucidez. ¿Y por qué no fabricarían cerveza? ¿La fabricarían aquí?

 

 

No se sabe con exactitud el origen de tan refrescante bebida pero hay algunos estudios de recipientes de cerámica en China que han encontrado restos de una bebida fermentada a base de miel y arroz con fechas de hace 9000 años. Por otro lado, se han encontrado tablillas sumeras de hace unos 3500 años con recetas que explican la elaboración de cerveza en agujeros donde se fermentaba. Como podrás comprobar, unas fechas cercanas a la datación de los fulacht. Y una propuesta que concuerda con las características físicas de la pieza.

 

Pero esta teoría del resacoso Billy Quinn no quedó ahí. Visitó fábricas de cerveza de otras partes de Europa con tradición en la elaboración del líquido dorado. Alemania, Bélgica, Escocia. Y en 2007 llevó a cabo, junto con su colega Declan Moore el experimento construyendo un fulacht en el jardín de su casa con el fin de elaborar una sabrosa (o no) cerveza. Lo llenó de agua y lo calentó con piedras calientes.

 

 

Lo que salió del experimento fue un líquido de color cobre con sabor ahumado bien distinto del sabor al que estamos acostumbrados hoy en día.

 

Su experiencia fue publicada en la revista Archaeology Ireland y apoyada por muchos arqueólogos y arqueólogas que veían cierta consistencia. Aunque también hubo quien mostró sus dudas exponiendo la escasa evidencia que hay de restos de cereales en estos yacimientos. Como el propio Quinn dice, “los fulacht pudieron ser multifuncionales como lo son hoy en día nuestras cocinas donde preparamos diferentes comidas”

 

 

En definitiva lo que tenemos es un recipiente excavado en el suelo, delimitado por trozos de madera y rodeado de piedras datado en hace 3500 años aproximadamente cuyo uso es una incógnita, amén de las diferentes teorías. Bien es cierto que en general las hipótesis apuntan a un uso culinario. Y yo personalmente quiero creer, a falta de pruebas concluyentes, que las personas de hace 3500 años en esas frías y remotas tierras, alejadas del continente europeo, bebían un brebaje hecho de cereales que producían para el grupo con el fin de combatir las bajas temperaturas.

 

 

Agradecer personalmente a los arqueólogos Billy Quinn y Declan Moore por servir de referencia y ofrecer sus fotos para elaborar este artículo.