MotaLibre. Drogas?
Droga

MotaLibre. Drogas?

 

 

03/08/2013 Fuente excelsior. A mediados de febrero de 1940, el presidente Lázaro Cárdenas planteó un modelo para regular las drogas en nuestro país. Se trataba de crear un monopolio para la venta de fármacos prohibidos —a través de dispensarios dependientes de las oficinas de salud— y de ofrecerlos a los adictos al costo; de esta manera se evitaba que los compraran a los narcotraficantes. En la publicación del Reglamento Federal de Toxicomanías se reconocía que el modelo persecutorio sólo había provocado el “encarecimiento excesivo de las drogas” y la obtención de “grandes provechos para los traficantes”.

 

También se aceptaba implícitamente el poder corruptor que el narco tenía sobre las instituciones de seguridad y justicia, al asegurar que sólo eran denunciados los traficantes a pequeña escala, “quienes por carecer de suficientes recursos no logran asegurar su impunidad”.

 

En Estados Unidos no gustó el esquema. A pesar de que el Presidente Franklin Roosevelt fue el promotor de la eliminación de la Ley Seca —que prohibía la venta y consumo de alcohol— por la enorme ola de criminalidad que había alentado el mercado negro del alcohol, el tema de las drogas se dejó aparte. Las presiones estadunidenses provocaron que el 3 de julio de 1940 se suspendiera la medida, terminando así con los 136 días en los que las drogas fueron legales en México.

 

Más de 70 años después el debate cobra fuerza en nuestro país, impulsado por la necesidad de buscar alternativas ante las terribles consecuencias que ha tenido la “guerra” de Calderón: 70 mil muertos, 20 mil desaparecidos y 150 mil desplazados. A nivel hemisférico, la OEA ha manifestado la necesidad de abordar “nuevos enfoques” basados en el conocimiento y la evidencia científica, lo cual es una aceptación de que el rumbo actual es incorrecto. La aprobación del uso recreativo en Washington y Colorado ha desarmado al gobierno de EU en la defensa del paradigma prohibicionista que ha promovido a nivel internacional desde 1961.

 

El caso Heaven causó conmoción hace algunas semanas en la ciudad. Poco se sabe todavía de lo ocurrido. De lo que al parecer no hay ninguna duda, es que es un tema relacionado con el tráfico de drogas. Según distintos reportes de la policía capitalina y de la PGR, existen entre mil 700 y dos mil puntos de venta conocidos como “narcotienditas”, que constituyen la fuente principal de suministro de narcóticos en los barrios y colonias de la ciudad, generando en su operación una gran actividad criminal.

 

Con una gran audacia, el jefe de Gobierno Mancera ha llamado a debatir la legalización de la mariguana en la capital. Según datos oficiales, se calcula que en la Ciudad hay entre 50 mil y 70 mil usuarios de mariguana. Como en el resto del país, nueve de cada diez usuarios de drogas ilegales son consumidores de cannabis. A pesar de que no es un delito consumirla, es un delito comprarla, así que los usuarios están condenados a delinquir al adquirirla en el mercado negro. La policía distrae una buena cantidad de recursos para perseguir la venta de mariguana —es 90% de la droga decomisada—, en detrimento de la atención a otros delitos de alto impacto.

 

La prohibición de esta droga tampoco está funcionando como medida preventiva, ya que, a diferencia de lo que sucede con las drogas reguladas, como el tabaco y el alcohol —cuyo consumo se ha mantenido estable—, el consumo de la mariguana se incrementó 50% en la ciudad entre 2009 y 2012.

 

Para que la Ciudad se mantenga como uno de los lugares más seguros del país, eliminar las “narcotienditas” sería un paso fundamental. Ello se lograría si desempolvamos la propuesta que hizo el presidente Cárdenas para regular la droga a través de dispensarios o clubes de consumo y proveer de manera segura e institucional a los adultos usuarios de mariguana con propósitos recreativos o medicinales. La Ciudad de México tiene la gran oportunidad de plantear un nuevo paradigma sobre el problema de las drogas a nivel nacional; influir para que se termine con esta guerra que sigue acumulando muertos —ahora en silencio— y fortalecer la agenda de derechos y libertades de los capitalinos.