La Droga de la Felicidad
Droga

La Droga de la Felicidad

 

 

25/07/2013 Fuente milenio. Muchos filósofos, pensadores y guías espirituales han escrito cientos de libros con enseñanzas para ayudar al ser humano a encontrar la felicidad y manejar la frustración; el camino a la felicidad es una tarea interior, que de acuerdo a casi todos los pensadores serios requiere de esfuerzo, disciplina y práctica diaria para dominar al ego, el peor enemigo de un estado de paz para la mente.

 

Y el ego, en la época actual está lleno de peligrosos aliados que poco a poco convierten al ser humano en un ezquizofrénico, simplemente la publicidad diaria nos muestra símbolos de belleza y triunfo social imposibles de alcanzar para la mayoría de los humanos.

 

Una hamburguesa de tres pisos, prototipo de la comida chatarra y la mala alimentación es anunciada por modelos anoréxicas que vomitarán la hamburguesa terminando de filmar el anuncio. La mayoría de los mexicanos se alimentan mal pues nuestra dieta cotidiana está llena de comida chatarra, refrescos, azúcar y harinas.

 

Los modelos de belleza son estereotipos que nada tienen que ver con el físico de la mayoría de los mexicanos, se requiere sabiduría para sobrevivir a la actual realidad pero en Estados Unidos tampoco coinciden los patrones de éxito y belleza con la realidad de las mayorías y es por eso que muchos jóvenes y no tan jóvenes recurren a las drogas con el fin de evadirse de una realidad que los asusta y los hace sentirse infelices.

 

No se enflaca y se fortalece al cuerpo viendo los videos de ejercicio de Jane Fonda, hay que hacerlos pero resulta que para la felicidad se está intentando construir un atajo.

 

Según el New York Times de hoy, una nueva droga llamada “Molly” está encontrando demanda entre una nueva generación de profesionales que no han sido reventados o parranderos y que son conocidos por hacer cuidadosas elecciones de lo que consumen, llevando una vida programada y ordenada.

 

Ellos, al parecer, tampoco son felices, y por eso “Molly” es una vieja droga, antes conocida como “éxtasis”, que se ha sido perfeccionada para que supuestamente sin hacer daño, produzca una sensación de euforia, disminución de la ansiedad, apertura de la mente, relajación en los patrones de control mental aprendidos y alegría inmediata.

 

Las recomendaciones para consumir “Molly”, según lo documenta el New York Times, son tomar muchísima agua para evitar la deshidratación, no excederse en el consumo ya que no es necesario, así como no tomar decisiones de matrimonio con una pareja a la que se conoció bajo la influencia de ésta.

 

Para algunos usuarios, esta droga rediseñada es menos mal vista que otras drogas duras y produce menos efectos secundarios, pues se ha trabajado mucho en su perfeccionamiento para evitar los efectos laterales.

 

A pesar de su creciente popularidad, los doctores reportan que en algunos pacientes los dientes castañean demasiado al día siguiente, y se puede sufrir de hipotermia, deshidratación e insomnio si se abusó del producto.

 

En síntesis: la droga perfecta para lograr la felicidad inmediata está en perfeccionamiento y construcción, pero ya la consume con gusto la clientela supuestamente “pensante”, que hace ejercicio, que tiene trabajo y come la ridícula comida macrobiótica y naturista al 100%.

 

“Molly”, dicen los usuarios, te hace sentir libre de planes y presiones, algo muy común en este tipo de personas; parecen decir que es inofensiva y te da un atajo a la felicidad.

 

Hay una frase americana que dice:”There is no free-lunch”, es decir, nada en esta vida es gratuito y no hay atajos para el crecimiento personal o los logros que de verdad dan satisfacción.

 

La felicidad sigue y será siendo una enérgica y disciplinada tarea interior, a menos que me equivoque de manera rotunda y tengamos ya, como raza humana, un pie puesto en el Mundo Feliz que describiera Aldos Huxley en 1930, en el que “soma”, la droga perfecta, hacía felices a los infelices pero también disminuía su pensamiento creativo y libre.

 

Es la 1:30 de la tarde del domingo. Despertaremos el lunes en Puebla con presidente municipal electo. Ojalá que el perdedor sepa procesar su derrota con madurez y sabiduría, sin tener que recurrir a una sobredosis de “Molly” para sobrevivir al desfalco de perder una elección. Nada es para siempre. A veces se gana, a veces se pierde.