La mujer zapoteca en la historia del Istmo de Tehuantepec
Bienes arqueológicos, paleontológicos

La mujer zapoteca en la historia del Istmo de Tehuantepec

 

 

07/12/2014 Fuente inah.

 

*** En 1890, este sector constituía el 33 por ciento de la población económicamente activa en esa región, ante la ausencia de varones a causa de las guerras

 

 *** La antropóloga Leticia Reina presentó el volumen Historia del Istmo de Tehuantepec en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

 

 Las constantes guerras desatadas en el siglo XIX orillaron a las mujeres del Istmo de Tehuantepec a ocupar un lugar preponderante en la economía y la sociedad, debido a que asumieron el rol de jefas de familia, de manera tal que salieron de sus casas para hacer trabajos remunerados como tortilleras, taberneras, floristas, chocolateras, atoleras y costureras, destacó Leticia Reina, investigadora emérita del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

 

 Estos datos forman parte de su más reciente libro: Historia del Istmo de Tehuantepec. Dinámica del cambio sociocultural, siglo XIX, presentado la víspera en el Salón B de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

 

 La experta, adscrita a la Dirección de Estudios Históricos, dedicó dos décadas a la investigación integral de esta región, que dio como resultado el volumen editado por el INAH, en el que, además de dar cuenta del papel de las zapotecas, describe el contexto político, social, económico y cultural.

 

 El Istmo de Tehuantepec ha tenido gran importancia a lo largo de la historia, en particular en el siglo XIX, época en la que fue objeto del interés de varias naciones extranjeras, entre ellas Francia e Inglaterra, que se disputaban con Estados Unidos la creación de una vía transístmica que sirviera para pasar mercancías del océano Atlántico al Pacífico y viceversa.

 

 Había un desequilibrio poblacional porque los hombres salían a pelear por su país en la guerra contra Estados Unidos y para defender sus tierras, de tal forma que los hogares quedaban en manos de las mujeres, subrayó Leticia Reina.

 

 Con la construcción de la vía de ferrocarril, llegaron a la región inversionistas, ingenieros y trabajadores europeos, chinos y estadounidenses, quienes requerían de servicios de costureras, tortilleras, taberneras, lo que propició que, en 1890, el 33 por ciento de la población económicamente activa estuviera integrada por mujeres, destacó.

 

 La ausencia de varones se cubrió con los migrantes de otros países, y lo interesante es que los extranjeros se integraron a la región. “Las mujeres zapotecas adoptaron muchos elementos de la cultura de sus parejas, pero los reelaboraron y asimilaron a sus propias tradiciones”.

 

 La investigadora del INAH mencionó que este sincretismo se observa en sus trajes de fiesta, en los que lucen los encajes holandeses en la parte baja de sus vestidos y el resplandor que portan en la cabeza, y sus prendas son elaboradas con terciopelo y seda venidos de ultramar. “Las zapotecas hacen sus propios vestidos y nunca imitan a las europeas.

 

 “La adopción de elementos extranjeros también se aprecia en la música: los zapotecos tomaron la estructura del vals para integrarla a su repertorio de fiesta, y crearon temas como la Sandunga o Dios Nunca muere, propios del Istmo, pero con un esquema europeo”, indicó Reina.

 

 Este grupo siempre ha estado orgulloso de su etnicidad, como lo revelan los padrones de población de la época; ahí se señala que el hijo de un francés con una indígena, en vez de ser criollo o adoptar la nacionalidad del padre, era registrado como zapoteco abundó.

 

 La mujer en el Istmo de Tehuantepec es sólo una de las aristas que toca la historiadora a lo largo de las páginas de su libro. También analiza a los mixes, huaves y zoques, grupos étnicos que coexistieron con los zapotecos, quienes finalmente, con el paso del tiempo, los sometieron para asentarse en las tierras más prósperas de la región.

 

 Otros temas desarrollados por la investigadora son las rebeliones campesinas, los movimientos sociales de la región y el separatismo del Istmo.

 

 Finalmente, respecto al ámbito cultural, da cuenta de las fiestas tradicionales y la forma en que evolucionó el traje típico de las tehuanas. Algunas de estas temáticas llevaron a la antropóloga a echar una mirada a la época prehispánica o a hechos del siglo XX.

 

 Para la realización del libro, Leticia Reina realizó trabajo de campo en Oaxaca durante seis años, y después consultó los archivos nacionales de Estados Unidos y la Biblioteca del Congreso de la Ciudad de Washington, D.C., y en el Archivo Pearson, en Londres, entre otros.