Crisis “psi” en los divanes de EE.UU.
De interés general

Crisis “psi” en los divanes de EE.UU.

 

 

09/06/2014 Fuente revistaenie. Psicología. Problemas de imagen y avances de las neurociencias provocaron la baja de los pacientes.

 

No existe una gran terapia capaz de contrarrestar a los grandes laboratorios, con los millones de dólares que estos gastan en publicidad, investigación, desarrollo y, vale decirlo, lobby. Esa podría ser la explicación más sencilla a los resultados de los estudios que demuestran que la psicoterapia está derrumbándose en los Estados Unidos, tanto que entre 1998 y 2007 el número de pacientes de instituciones de salud mental que recibieron psicoterapia cayó un 34 por ciento, mientras que el número de los que reciben solamente medicación trepó un 23 por ciento; sin embargo, no es la única. La otra es que la psicoterapia tiene un serio problema de imagen.

 

Es que la caída no está relacionada con una falta de interés, de hecho un análisis reciente indicó que los pacientes que prefieren la psicoterapia son tres veces más que los que se inclinan por las medicaciones. Y hacen bien, porque buena parte de las patologías más frecuentes, como depresión y ansiedad, responden con mejores resultados a las psicoterapias. Las medicaciones, en razón de sus potenciales efectos colaterales, deben considerarse en la mayoría de los casos sólo si la terapia no funciona bien o si el paciente no está dispuesto a probar ninguna.

 

Con todo, buena parte de los médicos de atención primaria, las aseguradoras, los funcionarios y responsables políticos, incluso los pacientes y buena parte de los terapeutas no contemplan la investigación que existe tras la psicoterapia y esto se agrava cuando se la enfrenta a la presunción de una mayor rigor científico en las prácticas con bases biológicas de los laboratorios farmacéuticos, que además, cuentan con un aparato de promoción y comercialización sólido y rico.

 

El hecho de que las medicaciones tengan una base probatoria más clara y que se comercialicen mejor genera una cobertura de seguros más confiable que la psicoterapia. También significa más prescripciones y menos derivaciones a terapia Sin embargo, hay toda una serie de terapias que cuentan con un fuerte apoyo probatorio, como las terapias cognitiva-conductista, la conciencia plena, la terapia interpersonal, familiar y hasta las terapias breves de psicodrama (es decir, de hasta 20 sesiones). A corto plazo, estas terapias son casi tan eficaces como la medicación para reducir síntomas de depresión clínica o trastornos de ansiedad. También pueden producir mejores resultados a largo plazo para los pacientes y sus familiares, en el sentido de que suelen mejorar el funcionamiento en los contextos social y laboral y son mejores que los medicamentos para evitar una recaída.

 

Habida cuenta de la naturaleza crónica de muchos problemas psiquiátricos, los beneficios más persistentes de la psicoterapia podrían ayudar a reducir los costos de salud y las tasas crecientes de seguros por discapacidad, que no se han visto significativamente afectadas por los grandes aumentos en la prescripción de medicación psicotrópica de los últimos decenios.

 

La batalla, entonces, de la psicoterapia es que esto se instale como un hecho en la opinión pública porque los problemas a los que se enfrenta provienen tanto de adentro como de afuera. Muchos terapeutas agravan la situación al no reconocer y utilizar psicoterapias fundadas en pruebas (y proponiendo a veces ideas visiblemente descabelladas). Ha habido, asimismo, una resistencia decepcionante entre los psicoterapeutas a asumir la difícil tarea de determinar qué terapias son efectivas y cuáles –como algunas terapias freudianas anticuadas– deben ser abandonadas.

 

También a nivel de las organizaciones existe un gran retraso. Grupos como la Asociación de Psiquiatría de los Estados Unidos, promociona las medicaciones como opción preferida de tratamiento. Por su parte, la Asociación Psicológica de los Estados Unidos, que promociona los métodos psicoterapéuticos, hace relativamente poco que formó un comité para comenzar a desarrollar pautas sobre tratamiento. Las organizaciones profesionales de psicoterapia también deben dedicar una mayor proporción de las cuotas y los recursos a realizar esfuerzos de lobby así como también campañas de marketing destinadas a los consumidores, principalmente los proveedores y los aseguradores del área de salud.

 

Si los servicios y los gastos psicoterapéuticos no se basan en la mejor investigación disponible, la profesión será aún más desplazada por un sistema de salud que favorece cada vez más –y con razón– la medicina fundada en pruebas. Muchas de las prácticas de la psicoterapia ya cumplen con esas normas. Para el bien de sus pacientes, la profesión debe luchar por la paridad que merece.