Galarra, una inmensa mina en Mondragón (Guipúzcoa)
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Galarra, una inmensa mina en Mondragón (Guipúzcoa)

 

 

07/10/2013 Fuente terraeantiqvae. Tal y como ha informado la asociación en su blog este proyecto es la sinergia de un grupo heterogéneo de personas y entidades que tienen como fin aclarar parte del pasado más próspero de una villa como Mondragón, que dió nombre a uno de los aceros más estimados durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna.

 

 

El proyecto está dirigido por la arqueóloga de Arrasate Zientzia Elkartea, Itxaso Eguizabal, a quien acompañan Encarni Regalado, Arantza Otaduy, Ugutz Basauri, Carmen Marín, Genaro Rosado, Ekaitz Arrieta, José Ángel Barrutiabengoa, Javier Bengoa y otros miembros de la asociación a quienes acompañan vecinos anónimos de Mondragón y miembros de la asociación Besaide Mendizale Elkartea: Peio Zabaleta, espeleólogo; José María Expósito, espeleólogo y Jesús María Zuazubiscar, montañero.

 

 

Según informa Arrasate Zientzia Elkartea el 7 de diciembre de 2012 cuatro jóvenes del Alto Deba: Ibai, Andi, Ander y Ramón, se adentraron en una gatera de la cueva de San Valerio o Galarra desconocida para el común de los mortales y fueron los espeleólogos locales quienes los rescataron. A su salida, informaron de los numerosos restos arqueológicos que guardaba en su interior la cavidad. Ese fue el instante en el que dió inicio la colaboración entre Arrasate Zientzia Elkartea y Besaide Mendizale Elkartea. Una colaboración fundamental para el trabajo arqueológico porque los espeleólogos topografían las galerías de explotación minera y guían al equipo técnico de Arrasate Zientzia Elkartea por su interior.

 

 

Entre los hallazgos más destacados cabe mencionar la infinidad de huellas de pies de todos los tamaños que aparecen de forma anárquica en el suelo del a cueva. Pies que dejaron quienes explotaron el mineral de hierro de Galarra. Así como las miles de marcas de manos y dedos en las paredes y techos de la cavidad. También se han identificado marcas de cestos, cruces, piquetas. De estas últimas no sólo han localizado sus improntas ya que también han rescatado dos piquetas y varias jarras.

 

 

Sin duda ninguna esta investigación servirá para aclarar dónde y cómo se obtenía el famoso acero de Mondragón que fue comercializado en pleno siglo XVI en los mercados más importantes de los reinos de Castilla, Navarra y Francia y, posteriormente exportado a las Américas.