Muhammad Ali 2. Segunda y última entrega
Biografía

Muhammad Ali 2. Segunda y última entrega

 

 

De interés general

 

 

 

 

Peleas posteriores (1976)

 

El 20 de febrero de 1976, Ali enfrentó en San Juan, Puerto Rico, al belga Jean-Pierre Coopman al que derrotó por nocaut en el quinto asalto. El 30 de abril en Landover, Maryland, puso en juego sus títulos ante Jimmy Young y ganó por decisión unánime, pero en el transcurso de la pelea se mostró errático en su técnica, pues debió asumir la iniciativa del combate, una condición a la que no estaba acostumbrado. Por otra parte, ese día alcanzó el máximo peso de su carrera hasta entonces: 230 libras. Para el 24 de mayo, se trasladó hacia Alemania donde se impuso al inglés Richard Dunn por nocaut técnico, con la peculiaridad que las entradas para el evento habían sido tan escasas que el propio Ali compró dos mil boletos del dinero que le correspondía en el contrato, las cuales fueron distribuidas entre los militares estadounidenses estacionados en Alemania.

 

Ese mismo año también sucedió un particular capítulo en la carrera de Ali, al sostener su primer combate contra un luchador profesional. El contrincante era el estadounidense Buddy Wolfe a quien batió por decisión de los jueces. Ya antes se había subido de manera intempestiva al cuadrilátero contra Gorilla Moonsoon, quien le levantó por encima de la lona. El encuentro contra Wolfe, sin embargo, había sido de preparación para enfrentar al japonés Antonio Inoki, en un combate que sería promovido por Bob Arum y que tendría lugar el 26 de junio. En ella se disputaría el «Campeonato Mundial de las Artes Marciales».

 

Lo que se suponía un espectáculo entretenido, terminó siendo una decepción para los asistentes que reclamaron la devolución de su dinero. Por la limitaciones de las reglas para la pelea, Inoki se pasó la mayor parte del tiempo en la lona lanzando patadas a las piernas de Ali, mientras este apenas tiró una media docena de golpes a lo largo de los quince asaltos. Los jueces del combate sentenciaron un empate. Las ganancias para ambos fueron lo único sobresaliente: $6 millones de dólares para el boxeador y $4 millones para el luchador. Sin embargo, las lesiones en las piernas de Ali fueron tan graves que terminó ingresado en un hospital y Ferdie Pacheco, médico del boxeador desde sus inicios hasta antes de la pelea contra Spinks, temió una infección de graves consecuencias.

 

Muhammad Ali contra Ken Norton III y peleas posteriores (1977)

 

El 28 de septiembre de 1976, se llevó a cabo el tercer enfrentamiento entre Muhammad Ali y Ken Norton, que tuvo como escenario el Yankee Stadium en medio de un ambiente de inseguridad pública, ya que la policía de Nueva York se encontraba en huelga. En este nuevo episodio, otra vez Norton se mostró como uno de los rivales más complicados de su carrera: aunque ganaría por decisión unánime, el campeón —resentido aún de los golpes recibidos de Inoki— se encontraba en desventaja en las tarjetas de los jueces para el décimo asalto, y de hecho se hizo acreedor del abucheo del público en la sexta ronda al mantenerse en una posición defensiva. La undécima ronda fue clave para Ali, al imponerse sobre Norton con golpes directos de derecha. Pese a todo, la decisión de los jueces dejó satisfecho a pocos y, finalizada la pelea, el campeón dejó entrever la posibilidad de su retiro del boxeo profesional.

 

En el año 1977, realizó su novena defensa de su segundo reinado en los pesos pesados contra el joven hispano-uruguayo de 21 años, Alfredo Evangelista, que tuvo lugar nuevamente en Landover, Maryland, el 16 de mayo y en la que triunfó por decisión unánime. El 29 de septiembre se enfrentó al corpulento Ernie Shavers y se adjudicó otra victoria por decisión unánime, aunque se llevó más de un fuerte golpe en su mandíbula.

 

A pesar del éxito en teleaudiencia, en este combate Ali comenzó a dar indicios de su declive; aparte de que empezó a generar incertidumbre por su verdadero estado físico; para el caso, Teddy Brenner, presidente del Madison Square Garden donde se desarrolló el evento, sostuvo que Ali no sostendría allí ninguna pelea en el futuro. El mismo pugilista había expresado estas palabras en 1976, durante una entrevista con la CBS: «El boxeo es muy peligroso. El cerebro es muy delicado. He tenido fracturada mi mandíbula y la sensibilidad de un nervio había permanecido nula por dos años. Me dañaron un tímpano en Manila cuando entrenaba para la pelea contra Frazier, y me lo volvieron a dañar. A cualquiera le recomendaría que no practicase el boxeo si están recibiendo mucho castigo...».

 

Muhammad Ali contra Leon Spinks I

 

El siguiente encuentro boxístico de Ali fue programado para el 15 de febrero de 1978 en Las Vegas. El contendiente sería Leon Spinks, un joven pugilista que apenas tenía siete peleas profesionales, pero que ostentaba una medalla de oro en el peso semipesado en los Juegos Olímpicos de Montreal. Pese a ello, Ali no tomó en serio al retador, y tampoco lo hacían la mayoría de opiniones. De hecho, se dice que un ejecutivo de la cadena CBS le recomendó al campeón alargar la pelea lo suficiente, para que alcanzara la hora de mayor audiencia.

 

Se dice que el plan de Ali era dejar que Spinks tomase la iniciativa, hasta que le llegara el cansancio. Pero las cosas resultaron muy diferentes. A través de los quince asaltos, fue Spinks quien le presionó, mientras el público —que apenas rondaba los siete mil asistentes— se volcó a su favor con gritos y aplausos. El apoyo aumentó cuando el joven Spinks estuvo cerca de tumbar al campeón.

 

Terminado el combate, las tarjetas de los jueces fueron a favor de Spinks por decisión dividida (145-140, 144-141, 142-143), por lo que Ali perdió por tercera ocasión en su carrera profesional y por segunda vez el título de campeón indiscutido. Todo eso pasó ante un retador que tenía apenas 31 asaltos de experiencia antes del encuentro. Por esa razón, el resultado ha sido considerado uno de los más sorpresivos en la historia del boxeo profesional.

 

Muhammad Ali contra Leon Spinks II

 

Meses después de la derrota, Ali obtuvo la revancha para el 15 de septiembre de 1978, en la que buscaría convertirse en el primer boxeador de los pesos pesados en ostentar un título mundial en tres ocasiones. Sin embargo, Spinks únicamente retendría el título de la AMB, y no así el del CMB que le había sido despojado, pues el organismo requería que enfrentase a Ken Norton a quien consideraban como el primer retador.

 

En esta oportunidad, Ali entrenó de forma debida y se mostró en mejor estado físico para la pelea. Por el contrario, Spinks no parecía estar a la altura de las circunstancias: pocas semanas después de ganar el título fue arrestado por posesión de marihuana y cocaína y, según testimonio de Bob Arum, tres días antes de la pelea se encontraba completamente borracho.

 

El evento tuvo lugar en el Superdome de Nueva Orleans ante 63 350 espectadores, una cantidad muy superior al primer encuentro. Desde el comienzo del combate quedó patente la superioridad de Ali, quien impuso sus jabs y logró sujetar constantemente a un lerdo Spinks que no mostró el mismo ímpetu de cuando había ganado la corona. Al final, los jueces le adjudicaron cuatro asaltos de los quince del combate, por lo que Ali, con treinta y seis años cumplidos, ganó por tercera ocasión un cetro mundial de los pesos pesados.

 

Muhammad Ali anuncia su retiro del boxeo

 

Se sabe que Muhammad Ali realizaba usualmente un entrenamiento extremo. Por ejemplo, dejaba que el sparring le propinara fuertes golpes al cuerpo, para —según él— fortalecer su resistencia. De acuerdo con Ferdie Pacheco dicha preparación era «antinatural». Precisamente, tras la última disputa contra Norton, Pachecho recomendó al campeón retirarse del boxeo, pero sus palabras no fueron atendidas. Él mismo dio a conocer el mermado estado físico del pugilista en los momentos previos al combate contra Spinks: aseveró que sus reflejos no eran los mismos, que era obvio que sus oponentes le pegaban con más facilidad, y que su conversación se había tornado lenta, síntomas que eran la evidencia que tenía una lesión cerebral.

 

Sin embargo, el 26 de junio de 1979 en la ciudad de Los Ángeles, nueve meses después del último encuentro contra Spinks y mientras actuaba en la miniserie Freedom Road, Ali dio a conocer que había enviado una carta a la Asociación Mundial de Boxeo en la que renunciaba a su título mundial, y también anunció su retiro del boxeo, puesto que no deseaba seguirse extenuando para pelear quince asaltos, y además agregó: «Estoy exhausto, no tengo nada que probar...creo que es lo mejor, retirarme como campeón...como el “más grande”. Creo que esto significa mucho para los afroamericanos, y también para la historia».

 

Muhammad Ali contra Larry Holmes

 

 

Larry Holmes.

 

En el mes de marzo de 1980, Ali cambió de opinión. Con 38 años y 266 libras de peso, anunció su retorno al boxeo y declaró que esperaba de sus representantes el arreglo de un combate ante el campeón de la AMB, John Tate. Sin embargo, los planes se truncaron cuando Tate perdió su título por nocaut ante Mike Weaver el 31 de marzo.

 

Pese a la contrariedad, el promotor Don King le ofreció la organización de una pelea ante el monarca del CMB, Larry Holmes, en la que ganaría unos ocho millones de dólares. De hecho, para nadie era un secreto que el excampeón necesitaba dinero en sus últimos años de carrera,4 pues mucho de su patrimonio lo había gastado en malas inversiones o había sido estafado por sus allegados. Para presentarse al combate, Ali debía someterse a unos exámenes físicos de rutina, pero los resultados fueron sorprendentes, puesto que no logró superar pruebas básicas como tocarse la punta de su nariz con su dedo. Pese al resultado, la licencia para la pelea le fue otorgada.

 

El rival en turno, Larry Holmes, había sido su sparring entre 1973 y 1975, y había defendido su título en siete ocasiones, todas ganadas por nocaut, por lo que era un difícil contrincante. El evento tuvo lugar en una improvisada arena que se erigió en el parqueo del Caesars Palace de Las Vegas. Ali se subió al ring con 217 libras, el menor peso con el que se presentó a una pelea desde la presentación contra George Foreman. Pese a que se mostró desafiante, en el curso de contienda se develó su estado fuera de ritmo, y una escasa ofensiva que no podía contrarrestar la absoluta superioridad de Holmes. En ocasiones parecía recurrir a la táctica del rope-a-dope, pero la realidad era que su estado físico y psicológico no lograba soportar el inclemente ataque del campeón. Ante el castigo que sufría su pupilo, el entrenador Dundee decidió parar el combate tras el décimo asalto. En vista del patético espectáculo, el doctor Pacheco declaró que todos los involucrados deberían haber sido arrestados, ya que la pelea había sido «deplorable, un crimen».

 

Muhammad Ali contra Trevor Berbick

 

Pese a la humillante derrota, Muhammad Ali volvería al cuadrilátero el 11 de diciembre de 1981. Él mismo desmintió que lo hiciera por problemas económicos o para revivir los viejos días de gloria, pues lo único que deseaba era un cuarto título mundial. Sin embargo, el combate no se realizaría en los Estados Unidos, donde no recibió el apoyo para llevarla a cabo, debido a que las comisiones estatales de boxeo no deseaban responsabilizarse de cualquier consecuencia generada por el gastado estado físico del excampeón. El sitio elegido fue Nasáu, Bahamas, y para despejar las dudas sobre su notable lentitud al hablar, que para algunos eran síntomas de daño cerebral, se realizó un examen médico en diciembre de 1980 en el que se estableció que gozaba de buena salud.

 

El rival de turno era Trevor Berbick de 27 años, quien había sido derrotado por Larry Holmes en abril por el título mundial. El evento tuvo una organización precaria, y el mismo Berbick amenazó con no presentarse si no le era garantizado su dinero, que eran 250 mil dólares. Ya en el combate, Ali empezó demostrando agilidad, pero desde el tercer asalto el cansancio se dejó notar. Aunque la quinta y sexta ronda parecían a su favor, la fortaleza de los golpes no hacían mella en el joven Berbick.

 

En los últimos tres asaltos de los diez pactados, su ímpetu comenzó a decaer, mientras que el de Berbick iba en alza. Finalizado el encuentro, las tarjetas fueron a favor de Berbick: dos de ellas mostraban 99-94, y una 97-94.  Tras el final, Berbick se acercó al excampeón y le dijo unas sentidas palabras: «Fuiste mi inspiración desde que era un niño. Voy a ganar el título por ti. Te quiero mucho». Por su parte, Ali, a pocas semanas de cumplir años, aseveró: «Estaba fuera de ritmo, los reflejos desaparecieron...ahora puedo decir que tengo cuarenta años». El día siguiente Muhammad Ali anunció su retiro definitivo del boxeo, y expresó que deseaba convertirse en un predicador del islamismo.

 

Récord profesional

 

 

El récord de Muhammad Ali como boxeador profesional terminó en 56 victorias, 37 de ellas por la vía del nocaut y 19 por decisión; mientras que acumuló cinco derrotas, cuatro de ellas por decisión y una por nocaut técnico. Durante su carrera fue reconocido por la revista The Ring como el campeón indiscutido de los pesos pesados entre los años 1964-1971, 1974-1978, y 1978-1980; y seis de sus combates fueron considerados como los mejores del año por ese mismo medio de comunicación: en 1963 contra Doug Jones; en 1964 contra Sonny Liston; en 1971 contra Joe Frazier; en 1974 contra George Foreman; en 1975 contra Joe Frazier; y 1978 contra Leon Spinks.

 

Muhammad Ali y Teófilo Stevenson

 

En los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, descolló la figura del cubano Teófilo Stevenson quien ganó la medalla de oro de los pesos pesados en el boxeo. Su carisma y gallardía, pero sobre todo sus facultades boxísticas —entre ellas rapidez de pies y manos y un poderoso golpe de derecha— le hicieron objeto de ofertas de los promotores de boxeo —principalmente Don King y Bob Arum—,126 para que se convirtiera en un profesional y así organizar un eventual combate por el título mundial ante Joe Frazier, quien era el indiscutido monarca del CMB y la AMB en ese momento.

 

La propuesta económica inicial fue de un millón de dólares128 y ascendería hasta $5 millones en 1978 para enfrentarse a Muhammad Ali. Años antes la oferta había sido de dos millones, y Ali opinaba que era un «bobo» por no haber aceptado. La eventual pelea tendría además el marco de la Guerra Fría, ya que ambos representarían a los sistemas políticos en pugna de ese tiempo. Pero Stevenson nunca aceptó las propuestas, y prefirió permanecer en su país alejado del tentador mundo del profesionalismo. A lo largo de su carrera también ganaría los títulos olímpicos de 1976 y 1980; así como tres títulos mundiales amateur (1974, 1978 y 1986). Terminadas sus carreras en el boxeo, Ali visitó Cuba al menos en dos ocasiones, en las que sostuvo encuentros fraternales con Stevenson.

 

Religión y racismo

 

 

Muhammad Ali (segunda fila, segundo de izquierda a derecha) observa un discurso de Elijah Muhammad.

 

Durante los años 1960 y 1970, Muhammad Ali gozaba de una gran popularidad mundial, especialmente en aquellos países que tenían población donde predominaba el Islam, y en general en el llamado «Tercer Mundo». Esto se debía a que la demostración de su orgullo por ser afroamericano y la extraordinaria fe en sí mismo, encontraba eco en los que se creían discriminados sea por el color de su piel o su lugar de origen.

 

Para alcanzar dicha notoriedad, fue fundamental su vínculo con la Nación del Islam. El acercamiento con esa organización se había iniciado en 1959, pero fue en 1961 cuando inició su conversión. Para tomar esta decisión fue determinante su amistad con Malcolm X, quien le brindó su apoyo antes de la importante pelea contra Sonny Liston. Malcolm X tenía sus razones: creía que una victoria de Ali probaría la «superioridad» del Islam en el mundo, puesto que el encuentro era en realidad una especie de «cruzada» que enfrentaba a musulmanes y cristianos, en la que su oponente representaba a los «infieles». De hecho, Malcolm X era de las pocas personalidades cercanas al joven boxeador que se mostraban seguros su victoria sobre el intimidante Liston. Cabe agregar que para ese tiempo, Malcolm X había sido suspendido de la Nación del Islam debido a unos comentarios inadecuados sobre el asesinato de John F. Kennedy. Sin embargo, muchos años después Ali lamentaría haberse separado de este líder religioso, de quien ha dicho que fue «el primero en descubrir la verdad, que el color no hace de un hombre un demonio».

 

Por el contrario, Ali no contaba inicialmente con el apoyo del líder de la Nación del Islam, Elijah Muhammad, quien trataba de impedir que Malcolm X se asociara con el inquieto peleador, pues era de la opinión que si era derrotado por Liston, podría representar un daño para la comunidad musulmana, y se dice que tampoco se mostró muy entusiasmado cuando el boxeador anunció su ingreso a la organización.

 

Esta desconfianza se debía a que Elijah Muhammad pensaba que el deporte y las apuestas eran perjudiciales para los afroamericanos. Pero la situación cambió después de los dos combates contra Liston. Ali, cuyo atractivo era imposible de ignorar, ya se había alejado de Malcolm X por instrucciones de Elijah y, tras la segunda pelea contra Liston, terminó por someterse a la voluntad de la organización que también empezó a dirigir su carrera: Herbert Muhammad se convirtió en su mánager y también se fundó Main Bout Inc. como compañía promotora de su carrera, aunque la Nación del Islam afirmaba que no estaba ligada directamente a los negocios del flamante boxeador.

 

«Ya no soy más Cassius Clay, aquel “negro de Kentucky”. Pertenezco al mundo, al mundo de la raza negra. Siempre tendré un hogar en Paquistán, en Argelia, en Etiopía. Eso tiene más valor que el dinero».

 

—Muhammad Ali.

 

Por su parte, para Ali las consecuencias de su incorporación a la Nación del Islam fueron trascendentales. Tras el primer encuentro contra Liston, la declaración de su afiliación a la Nación implicó el rechazo tanto del Cristianismo, religión predominante en el país, como del Integracionismo, en el que líderes como Martin Luther King creían. Dicha situación lo ponía en contra de los liberales tanto de raza blanca como de los afroamericanos. Pese a todo, con el paso del tiempo se convirtió en un ejemplo de orgullo para muchos afroamericanos, por su lucha por los derechos civiles.

 

El mismo Elijah Muhammad terminó por considerar toda crítica al campeón como una persecución religiosa al Islam; y también la organización empezó a respaldar sus obras caritativas y las opiniones que emitía sobre política, discriminación racial y religión. Además, como representante de Elijah Muhammad, y en el contexto de las guerras anticoloniales en África, en 1964 realizó un viaje que inició en Ghana y terminó en Egipto y en el que fue recibido por multitudes. En ese recorrido aprovechó la oportunidad para expresar su deseo de defender su título mundial en ese continente.

 

Se dice que fue en ese viaje cuando el peleador entendió el verdadero alcance de su fama y el impacto que causaba entre los más desfavorecidos.

 

Sin embargo, la relación entre Muhammad Ali y Elijah Muhammad se deterioró, cuando en 1969 —mientras se encontraba suspendido— el boxeador expresó en una entrevista con Howard Cosell que retornaría al cuadrilátero simplemente «para hacer dinero». La declaración tuvo como resultado que Elijah Muhammad le suspendiera de la Nación, debido a que había puesto su esperanza y confianza «en el enemigo de Alá, para su propia supervivencia». La sanción pudo tener como trasfondo la lucha de poder entre la figura joven y atractiva, y el avejentado líder de la organización.

 

Pese a todo, Muhammad Ali continuó consolidándose como una figura de fama internacional en los años siguientes, aun sin el apoyo de la Nación del Islam. Más tarde en su vida, y alejado de la polémica con otros grupos sociales y étnicos, se adentró en el sufismo y tomó una actitud más espiritual y encauzada al altruismo. Cuando sucedieron los atentados del 11 de septiembre del 2001, remarcó que el Islam era una religión de paz, y se hizo presente a una recaudación de dinero para las víctimas del acto terrorista.

 

Prejuicios raciales en el boxeo

 

En la década de los años 1960, existían dos estereotipos en los boxeadores afroamericanos en los Estados Unidos: uno era el «Bad Nigger» y el otro el «Uncle Tom». Aquel se caracterizaba por su conducta violenta y pasado turbulento, mientras que el otro era el respetuoso del establishment, por lo que era apoyado por los mandamases de la raza blanca. En cualquier caso, el afroamericano que llenara esos arquetipos y alcanzaba el éxito en el boxeo, era considerado un «modelo» porque lo había conseguido dentro de los esquemas sociales tradicionales. En ese tiempo, los boxeadores que cumplían dichos arquetipos eran Sonny Liston y Floyd Patterson, respectivamente.

 

Por el contrario, Muhammad Ali, tras la pelea contra Sonny Liston y su consiguiente aceptación del Islam, se declaró independiente de cualquier opinión preconcebida del público, por lo que derrumbó aquellos estereotipos, una conducta inédita para un afroamericano. Aparentemente, con esa conducta él no deseaba confrontar con los pregoneros de la supremacía blanca, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario, al convertirse en un símbolo de resistencia del afroamericano contra el racismo. Pero eso no quería decir que tenía el apoyo mayoritario de estos, ya que personajes como Joe Louis creían que lo que los musulmanes predicaban era contrario a los valores tradicionales estadounidenses, y contradecía la norma en la que los mejores afroamericanos eran aquellos que se mostraban leales a su país.

 

No obstante, cuando retornó al boxeo tras la suspensión, y ya con la agitación política de los años 1960 disminuida, el afroamericano era visto como una figura respetada en el mundo del deporte, y gran parte de ese logro se debió a Muhammad Ali. De hecho, su figura terminó trascendiendo cualquier tipo de prejuicio, especialmente después de su victoria ante George Foreman, puesto que la había conseguido contra todos los pronósticos, por lo que se ganó el respeto de los medios de comunicación y acabó siendo aceptado por el establishment.

 

Política y activismo social

 

 

Muhammad Ali en el Foro Económico Mundial de 2007 junto a Shabana Azmi, Michael Douglas y Gilberto Gil.

 

Cuando Muhammad Ali ganó la medalla olímpica en Roma, se mostraba orgulloso de los Estados Unidos. Por ejemplo, ante la pregunta de un reportero soviético de si había sido víctima de los problemas raciales, el joven boxeador aceptó los problemas en cuestión, pero también dejó en claro: «Entiéndalo: Es todavía el mejor país del mundo». Esa opinión la rindió a pesar de provenir de una sociedad segregada, donde le inculcaron que la gente de piel blanca era «superior». Cabe resaltar que en sus años de juventud evadía involucrarse en las protestas contra la segregación.

 

Hacer a mi país grande, a eso me consagré,

Por eso al ruso y al polaco derroté.

Y para los Estados Unidos la medalla dorada gané.

 

—Fragmento del poema «Cómo Cassius conquistó Roma» de Muhammad Ali.

 

Sin embargo, la imagen de Ali con el gobierno y la sociedad estadounidense tendría un giro radical en 1966, cuando ostentaba el título de campeón mundial y la guerra de Vietnam se encontraba en desarrollo. Ese año, una resolución de las fuerzas armadas le calificó como apto para el servicio militar, puesto que en 1964 había sido incapacitado por haber fallado un examen de cociente intelectual. Tras enterarse, Ali se negó al reclutamiento en base a la objeción de conciencia y su adherencia a los principios de la Nación del Islam. Por si fuera poco expresó una frase memorable: «Pregunten todo lo quieran sobre la guerra de Vietnam, siempre les tendré esta canción: “No tengo problemas con los Viet Cong…porque ningún Viet Cong me ha llamado un nigger”».

 

A partir de entonces, se inició una tensa relación entre Ali y el gobierno estadounidense. Lo más notorio del caso, era que hasta entonces ninguna reconocida personalidad de la época se había pronunciado en contra de la guerra en Vietnam y como consecuencia debió afrontar todo tipo de críticas que le tildaban desde cobarde hasta traidor. A pesar que el gobierno aseveraba que no sería expuesto en combate, tal como había sucedido con Joe Louis en la Segunda Guerra Mundial, él se negaba de cualquier manera, aunque se dice que valoró dicha posibilidad.

 

La osadía le transformó en héroe e icono del internacionalismo en lugares donde el boxeo era desconocido. Además, se dice que su posición precedió a la de los defensores de los derechos civiles, ya que Martin Luther King se pronunciaría en contra de la guerra el 4 de abril de 1967. Precisamente, días después de esta fecha, el 28 de abril, estaba programada la cita para que Muhammad Ali se presentase al centro de reclutamiento de Houston. Él se presentó y debió someterse al procedimiento legal rutinario de ponerse en pie cuando fuera llamado por su nombre.

 

Sin embargo, él se negó por tres veces al requerimiento. Cuando se hizo patente que rechazaba el reclutamiento, fue amenazado con la imposición de una multa de 10 000 dólares, más una pena de prisión de cinco años. Terminada la audiencia, expresó los motivos para tomar semejante decisión en una carta y también en una entrevista con el periodista Howard Cosell; pero las consecuencias de su actuación no tardaron en llegar: apenas una hora después de evitar el reclutamiento, la Comisión Atlética de Nueva York le suspendió su licencia para boxear.

 

Durante el consecuente proceso legal por evadir el reclutamiento, el juez de la audiencia preliminar, Lawrence Grauman, recomendó que se le otorgase la objeción de conciencia, pero el Departamento de Justicia desestimó la resolución y exhortó a la corte de apelaciones del estado de Kentucky que la petición de Ali fuera denegada. En el juicio que se llevó a cabo en junio el jurado le declaró culpable, y el juez le sentenció a cinco años de prisión y diez mil dólares de multa. Aunque fue liberado bajo fianza, su pasaporte le fue confiscado y no se le permitió pelear ni salir del país por tres años y medio.

 

Desde que se pronunció la sentencia, Muhammad Ali se mantuvo dando conferencias en las escuelas en las que daba a conocer sus puntos de vista personales sobre diferentes tópicos, en especial sobre su oposición a la guerra en Vietnam, el orgullo de su raza y la política conservadora de la Nación del Islam. Se sabe que por las conferencias ganaba dinero, pero sus opiniones —que respaldaban la causa antibélica de los años 1960— influyeron a los demás atletas afroamericanos que realizaron protestas antiracistas en instituciones educativas, y específicamente a los que deseaban boicotear su asistencia a los Juegos Olímpicos de México 1968. Por otro lado, se estima que en ese periodo perdió unos cuatro millones de dólares por las peleas que no disputó.

 

La última palabra sobre el destino de Ali quedó en manos de la Corte Suprema, que admitió el caso el 19 de abril de 1971. El 28 de junio se dio a conocer la resolución final a su favor: la corte dejó sin efecto el alistamiento por un vacío del Departamento de Justicia que no especificó la razón por la que se negaba la objeción de conciencia. Dicha sentencia se pronunció en un momento oportuno para el boxeador, pues su popularidad se había incrementado, mientras que el apoyo a la guerra en Vietnam disminuía. Posteriormente sucedió un gesto de reconciliación con las autoridades gubernamentales, ya que tras la victoria sobre Foreman el mismo presidente Gerald Ford le invitó a la Casa Blanca.

 

Sin las agitaciones sociales de los años 1960 que favorecían su activismo, Ali continuó mostrando sus posturas políticas, pero en ocasiones parecían confusas.4 Por ejemplo, en el ocaso de su carrera se involucró en favor de la campaña presidencial del demócrata Jimmy Carter, a quien apoyó en el el boicot en los Juegos Olímpicos de Moscú, y posteriormente quiso obtener el respaldo de los países africanos, pero no lo logró. Años después respaldaría al candidato republicano Ronald Reagan, pero también se le vería junto al pastor y activista de los derechos civiles, Jesse Jackson;4 así como también visitó a Nelson Mandela recién salido de prisión. De igual manera resalta su consentimiento para desarrollar un espectáculo boxístico en países gobernados por dictadores, como lo fueron Ferdinand Marcos y Mobutu Sese Seko.

 

Pese a todo, para Ali la política no era un asunto secundario. Se dice que en cierta ocasión fue invitado a pelear en Sudáfrica en 1978, cuando estaba vigente el Apartheid en dicho país. Él se negó a asistir, pues pensaba que si el resultado le era favorable, temía represalias contra la población negra del país; y en caso de perder, sería de provecho para sus detractores.

 

Terminada su carrera deportiva, Ali ha realizado una incesante labor humanitaria y benéfica en favor de todo tipo de causas, incluso fuera de su país. El año 1990 viajó a Iraq para intervenir en la liberación de unos rehenes que tuvo un buen desenlace, algo que ya había intentado en el Líbano en 1985, en esa oportunidad sin éxito. En 1998 fue designado mensajero de la paz por parte de las Naciones Unidas, que le reconoce como «un importante agente humanitario en el mundo en desarrollo». Organizaciones promovidas por Ali son el Muhammad Ali Center, que fomenta los valores cívicos, y el Muhammad Ali Parkinson Center, para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.

 

Un reportero de Sports Illustrated resume la importancia del boxeo en la vida de Muhammad Ali :

 

«Ali entendía que para ser grande necesitaba de una fuerza exterior...Si peleas por ti mismo, eres tú contra los demás, y esto te motiva, pero nunca será con la fortaleza que Ali tenía. Muhammad peleaba más que por él mismo. Él peleaba por Dios, su misión era muy grande. Por eso es que, en lugares como Manila, tuvo la capacidad de imponerse cuando otros hubieran caído».

 

Muhammad Ali en la cultura popular

 

 

Pintura del artista pop John Stango.

 

Tras su retiro del boxeo, Muhammad Ali ha permanecido como una de las personalidades más reconocidas en el mundo. Para convertirse en una celebridad fue determinante que en su juventud coincidiera con otras figuras de la política, música, arte y literatura de los años 1960; y también contribuyeron sus atrevidas opiniones sobre los temas más polémicos de su tiempo, como el racismo, la religión y la política. Por otro lado, la pérdida de sus mejores años como boxeador por declinar el ingreso a las fuerzas armadas le granjeó mucha admiración, incluso de algunos de sus detractores. Mark Kram, autor del libro «Ghosts of Manila», no solo le considera un gran atleta, sino una persona de mucha inteligencia y gran convicción. Además, la enfermedad de Parkinson parece haber reforzado su prestigio: aunque quizás no ha sido más querido, sí ha sido más respetado por la manera en que ha afrontado el padecimiento.

 

La influencia de Ali en la cultura popular ha permanecido a través de los años. Como eminente figura pública posee un estrella en el paseo de la fama de Hollywood; en 1963 lanzó un álbum que contenía poemas y monólogos; parte de la extensa bibliografía sobre su vida incluye su autobiografía «The Greatest: My Own Story» (1978) y «El alma de la mariposa» (2004) escrita junto a su hija Hana;133 tuvo participación en el musical de Broadway «Buck White» de 1969; en 1970 se estrenó «The Super Fight», una película en la que se mostraba una pelea simulada por computadora entre Ali y Rocky Marciano, con victoria de este último; durante los años 1970 y 1980 realizó múltiples apariciones en programas de televisión, incluido un programa de caricaturas («Las aventuras de Muhammad Ali» de 1970). En 1978 la ciudad de Louisville le honró con el bautizo de una de sus calles con su nombre; ha sido inspiración para canciones («I Shall be Free No. 10», «Black Superman», «The World's Greatest», etc.); documentales y películas se han realizado sobre su persona en cine o televisión, entre ellas: «The Big Fight: Muhammad Ali - Joe Frazier» (1975), «The Greatest» (1977), «When We Were Kings» (1996), «Beyond the Ropes» (2008) o «Ali» (2001).

 

Un momento memorable en la vida de Muhammad Ali fue su elección para encender el pebetero olímpico en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Ante la sorpresa del público, Ali recibió la antorcha y con su cuerpo tembloroso por la enfermedad que le ha aquejado, alzó la tea y procedió a encender un mecanismo especial que conduciría la llama al pebetero. En esos mismos juegos la medalla olímpica que había ganado en Tokio, y que había perdido, le fue reemplazada. Por muchos años circuló la leyenda que dicha medalla la había lanzado al río Ohio en protesta por no haber sido atendido en un restaurante de Kentucky debido al color de su piel.

 

En 1984 ya había tomado parte como portador de la antorcha en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles; y en el 2012 apareció en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, al momento de la entrega de la bandera olímpica.

 

Vida personal

 

 

Encuentro entre un atleta paralímpico y Muhammad Ali.

 

Muhammad Ali es el hijo primogénito de Cassius Marcellus Clay padre (1912-1990) y Odessa Grady (1917-1994). Tiene un hermano, Rudolph Valentino Clay, dos años menor. Su padre —pintor de letreros, mujeriego y figura popular en la comunidad—, gustaba bailar, actuar y cantar; mientras que su madre —a quien guardaba mucho respeto y cariño— era una mujer afable que se dedicaba al servicio doméstico eventualmente. En la familia no eran raros los episodios de violencia doméstica, debido principalmente a la afición de su padre por el alcohol.

 

Creció bajo la instrucción religiosa de la iglesia bautista. Christine Martin, esposa de Joe Martin, le recuerda como un jovencito muy cordial, que prefería leer la Biblia a vagabundear como lo hacían los otros muchachos cuando andaban todos de viaje para participar en eventos deportivos. De hecho, se dice que era más bien tímido, pero en la Central High School, donde estudiaba, era conocido por su obsesión al boxeo; por lo que cuidaba mucho su salud y entrenaba en exceso, aparte de que era lo único que lo podía mantener alejado del ambiente violento en el que vivía, pues los demás jóvenes de su edad eran presa fácil de los vicios y de hacer todo tipo de fechorías. Nunca se comportó como un matón y se preocupaba tanto por mantenerse en buenas condiciones que tomaba recetas insólitas, como un brebaje de agua con ajos y dos huevos crudos mezclados con leche. Según sus palabras, un hecho que marcó su vida fue el asesinato del joven afroamericano Emmett Till, causado por el simple hecho de haberle silbado a una mujer de piel blanca.

 

Sin embargo, con sus compañeros de escuela Cassius se comportaba inquieto y era muy divertido, aunque distraído y meditativo a la hora de las clases. Solía correr junto a los autobuses y a los quince años trabajaba en la librería de la escuela Nazareth. Una consejera escolar que le conoció asevera que, de no haber sido por el boxeo, Ali no habría sobresalido en nada, aunque reconoce que tenía una inteligencia que no era valorada lo suficiente. Según el mismo Ali, el personaje que más influyó en su carrera fue el primer campeón mundial afroamericano, Jack Johnson.

 

Tras sus primeros éxitos en el boxeo comenzó a ser respetado por sus allegados. Por otro lado, temía a los aviones, hasta el punto que no quería viajar para las pruebas clasificatorias a los Juegos Olímpicos. En esa ocasión aceptó montarse en la aeronave, aunque lo haría con un paracaídas a su lado. Ya durante el desarrollo de los Juegos se convirtió en uno de los atletas más populares de la villa olímpica. Otra anécdota recién iniciada su carrera profesional era cuando se paseaba a bordo de un Cadillac convertible por las calles de Louisville junto a otra estrella de los Juegos: la atleta Wilma Rudolph.

 

Según Angelo Dundee, cuando Ali era un chico tenía muchas ganas de aprender todo lo relacionado con el boxeo. Además, nunca le intimidaban sus oponentes y, aunque bromista, siempre trataba de comportarse como un caballero. El entrenador también afirmaba que Muhammad no era el tipo de persona al que le gustaba que le hicieran recomendaciones de manera directa, por lo que Dundee hallaba la manera de hacerlo de forma disimulada. Se dice también que no tenía afición al alcohol, gustaba de entrenar con mucho afán, y rehusaba acompañarse de guardaespaldas.

 

El año 1964 Muhammad Ali contrajo matrimonio con Sonji Roi. Se conocieron cuando ella trabajaba como mesera, pero se divorciaron en enero de 1966, ya que al parecer Sonji no aceptaba los preceptos del Islam. No procrearon hijos.

 

El 17 de agosto de 1967 contrajo nupcias con Khalilah Boyd, quien era de diecisiete años de edad; ambos procrearon a Maryum, las hermanas gemelas Jamilla y Rasheeda, y Muhammad Ali Jr. Se divorciaron en 1976.

 

El 1 de julio de 1976 contrajo su tercer matrimonio con Veronica Porsche, y procrearon a Hana y Laila, quien también practicó el boxeo. Se divorciaron en 1986. Ese mismo año contrajo su cuarto matrimonio con Yolanda Lonnie Williams a quien había conocido desde su infancia. Ambos han adoptado a un hijo: Assad.  Otras dos hijas reconocidas de Ali son Miya y Khaliah.

 

Por la línea materna, Muhammad Ali guarda parentesco con el irlandés Abe Grady, originario de la localidad de Ennis quien se asentó en Kentucky en los años 1860 y contrajo matrimonio con una exesclava. Una de sus nietas fue Odessa Lee Grady Clay, madre de Ali. Su padre decidió darle el nombre que ostentaba él mismo, el de Cassius Marcellus Clay, que era idéntica al de un abolicionista del siglo XIX: Cassius M. Clay.

 

Enfermedad de Parkinson

 

Casi a los tres años de haberse retirado del boxeo, en el mes de septiembre de 1984 Muhammad Ali fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson. Uno de sus médicos, el doctor Martin Ecker, declaró que pudo haberla adquirido durante su carrera como boxeador debido a los golpes recibidos en su cabeza, por lo que no habría sido heredada. De hecho, Ali había dado muestras de problemas en sus reflejos después de perder su corona contra Larry Holmes en 1980; además, su dicción se había vuelto más lenta y tenía fatiga sin causa aparente. Incluso, el Dr. Ferdie Pacheco le propuso que dejara el boxeo cuando notó los primeros síntomas en 1977.

 

 

La Medalla Presidencial de la Libertad.

 

Sin embargo, existen opiniones que no admiten que el boxeo sea la causa de su padecimiento, puesto que no se considera que los golpes provoquen la enfermedad del Parkinson «clásica». También se estima que Ali pudo haber tenido «una degeneración neuronal latente» y que el boxeo habría acelerado su sintomatología. Con el paso de los años, las manifestaciones de la enfermedad progresaron, pero con la ayuda de su esposa Lonnie ha sobrellevado el trastorno en las presentaciones públicas, aparte que ella misma le ha motivado para servir de ejemplo a quienes sufren de la enfermedad. Lonnie ha aseverado que el exboxeador no ha «permitido que la enfermedad lo restrinja». Pese a todo, Ali ha tenido una vida activa en favor de sus organizaciones, se ha presentado en tributos a personalidades deportivas y todo tipo de colectas de beneficencia.

 

Reconocimientos

 

Algunos reconocimientos otorgados a Muhammad Ali durante su vida:

Premio Martin Luther King, Jr. (1970).

Ingresado al Salón de la Fama del Olimpismo de los Estados Unidos (1983).

Reconocimiento al servicio distinguido por la Asociación Mundial del Boxeo (1985).

Ingresado al Salón Internacional de la Fama del Boxeo (1990).

Premio Arthur Ashe por labor altruista (1997).

Medalla Presidencial de la Libertad (2012).

Reconocimiento como «Rey del Boxeo» por el Consejo Mundial del Boxeo (2012).

Deportista del Siglo XX por Sports Illustrated.

Deportista del Siglo XX por la BBC.

Elegido por la revista Time como uno de los veinte personajes más influyentes de los Estados Unidos.

Cinco veces elegido «boxeador del año» por The Ring (1963, 1972, 1974-75, 1978).