¡QUE CHINA ACIERTE!
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¡QUE CHINA ACIERTE!

 

 

07/07/2013 Fuente elpais. La incertidumbre económica ha llegado a China. Los recientes problemas de liquidez del sistema financiero y un crecimiento menor de lo previsto en el primer trimestre han disparado las alarmas en el resto del mundo, por las consecuencias que ello podría tener para la recuperación global. Los expertos de Economismo que han participado en este último debate de la temporada [José Luis Martínez, Mauro Guillén, Guillermo de la Dehesa, Antonio Merino, Juan Ramón Cuadrado y José García Solanes] reconocen que el gigante asiático afronta serios problemas económicos, financieros, demográficos y fuertes desequilibrios internos pero confían en que las autoridades chinas acierten con sus planes. Por el bien de la economía global.

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José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, explica que la tensión de tipos en el interbancario se ha debido a una acumulación de factores a la que el banco central de China no respondió adecuadamente en un primer momento, al considerar que había demasiada liquidez en el sistema “sin reparar que el riesgo de contrapartida puede llevar a que el mercado no funcione bien. De esto sabemos mucho en Europa; en China, a partir de ahora, también lo saben”, apunta. Para Martínez, estos problemas “siendo una anécdota, sí evidencian que la economía china crece de forma más moderada a lo esperado” y que las autoridades no apuestan por mayores estímulos para intentar ajustar a esa nueva realidad los excesos en la economía —”sobrecapacidad y vivienda”— y de un excesivo crecimiento del crédito. Todo ello al mismo tiempo que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciaba un cambio de sesgo. “. Con todo, pese a todas estas dificultades, si hay un país que puede llevar a cabo estos ajustes de forma ordenada ese es China. Es un Gran País con problemas crecientes que deben ser acomodados. Espero por el bien de todos que tengan éxito”.

 

Para Mauro Guillén, director del Lauder Institute en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, “China se encuentra en la encrucijada tras 35 años de crecimiento y de transición hacia la economía de mercado”, con un modelo muy desequilibrado. “China ha intentado lograr en 30 años lo que Europa hizo en 300 y EE UU en 200”, señala. Como resultado, se han provocado unos desequilibrios “enormes” entre zonas rurales y urbanas, ricos y pobres, economía y política “y también entre economía real y financiera”. Especialmente, dado que en breve el país puede convertirse en la primera economía del mundo en tamaño. Guillén insiste en que los bancos tienen demasiados problemas de malos créditos, carece de una moneda convertible y de instituciones legales que funcionen objetivamente. “China ha de resolver todos estos problemas, por su propio bien y por el del mundo”, concluye.

 

Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for Economic Policy Research (CEPR) en Londres, considera que durante varias décadas China ha estado creciendo “con excesiva rapidez” y que tiene “un serio problema de burbuja de crédito en su sistema bancario que ha estado creciendo a más del 22% anual”. Eso explicaría, dice De la Dehesa, que el Banco Popular de China haya reducido notablemente la liquidez, aunque también apunta a un serio problema: el impresionante desarrollo de la “banca en la sombra”. Esta actividad no regulada sirve “a algunos bancos para evadir el techo de remuneración a sus depositantes impuesto por el gobierno” o para albergar a “una enorme cantidad de prestamistas informales” hasta niveles de vértigo: “2,8 billones de dólares según las estimaciones de Joe Zhang —autor of Dentro de la banca en la sombra de China: la próxima crisis subprime— citadas por De la Dehesa. El presidente del CEPR también destaca la fuerte desigualdad entre los habitantes de las ciudades y los del campo y advierte que el gobierno deberá afrontar esos problemas “y evitar las burbujas que han producido un crecimiento del 10% entre el año 2000 y 2010” y que “pudieran provocar una crisis bancaria como la de los años 90”.

 

Antonio Merino, director del servicio de estudios de Repsol, pone el acento en la interrelación del mundo emergente que ha aflorado la situación de China. Pese a ello, Merino cree que la probabilidad de que ello provoque una segunda crisis asiática es reducida. “Baja deuda externa, reservas de 3,4 billones de dólares, así como una cuenta corriente fuerte permiten alejar estos fantasmas”, asegura. Merino reconoce, sin embargo, que el fuerte vínculo entre el sistema financiero y el sector público y el explosivo crecimiento del crédito son factores de inestabilidad. “En la medida que se den pasos concretos para hacer más transparente la situación de la banca y se estabilice el tipo de cambio la confianza retornará y las emisiones aumentarán”. El jefe del servicio de estudios de Repsol reconoce, no obstante, que existen factores estructurales que justifican los recientes movimientos, “lo que el FMI llama la 'trampa de la clase media', donde alcanzado un nivel de renta per cápita la economía se estanca” pero cree que otros factores también han influido, como “la política monetaria acomodaticia aplicada por EE UU ha sido como una onda expansiva que afectado a todo el mundo generando un entorno de abundante liquidez”.

 

El cambio de modelo anunciado por el gobierno chino implica que “hay que introducir cambios muy relevantes en la política económica”, asegura Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá. Durante las tres últimas décadas, recuerda Cuadrado, una moneda subvalorada, unos tipos de interés depresivos o unas retribuciones muy bajas “han subsidiado la inversión a costa de constreñir los ingresos de las familias” y cambiar ese patrón resultará complicado políticamente porque hay muchos intereses en juego. A su juicio, ese giro implicará “tasas de crecimiento más bajas, que se estima que se moverían entre el 4 y el 6%. ¿Aguantará esto el país?”, se pregunta. Cuadrado destaca otros problemas que está afrontando el nuevo gobierno chino y que en nada ayudan a reducir las desigualdades: el alza de los precios de los alimentos y de las viviendas. Un tema especialmente grave dado el ya escaso peso del consumo doméstico en el PIB del país: por debajo del 40% frente al 60%-70% de la mayoría de los países. Cuadrado alerta que en los próximos 10 años China se enfrentará también a las consecuencias de su política de natalidad, con una población cada vez más envejecida y una menor entrada de jóvenes en el mercado de trabajo.

 

José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, explica porque la liquidez se disparó en los últimos años “amenazando con sobrecalentar la economía y crear burbujas”. En su opinión, la entrada de reservas por la fortaleza exportadora del país impulso el crecimiento de la base monetaria, multiplicada, además, por el funcionamiento de los “bancos en la sombra”. De ahí que cuando el Banco Popular de China decidió frenar esa tendencia, “el pánico se apoderó de los mercados y el tipo interbancario pasó de un rango del 2%-3% al 25%. “Las autoridades chinas no desean que el funcionamiento irresponsable de esas instituciones (bancos en la sombra) genere quiebras financieras y colapso en el mercado interbancario”, apunta. Pero mantener tasas de crecimiento que permita reducir los desequilibrios exige que las autoridades sustituyan exportaciones por demanda interna y mayor competencia. “Resulta crucial que consigan el éxito, pues China realiza una proporción importante del comercio mundial y la salud de muchas economías emergentes depende de las ventas de sus materias primas al gigante asiático y, por tanto, del crecimiento de éste”, concluye.