Alberto Durero. De interés general
Fuente Wikipedia. Albrecht Dürer, más conocido en España como Alberto Durero (Núremberg, 21 de mayo de 1471 - Núremberg, 6 de abril de 1528)2 es el artista más famoso del Renacimiento alemán, conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte. Ejerció una decisiva influencia en los artistas del siglo XVI, tanto alemanes como de los Países Bajos, y llegó a ser admirado por maestros italianos como Rafael Sanzio. Sus grabados alcanzaron gran difusión e inspiraron a múltiples artistas posteriores, incluyendo los nazarenos del siglo XIX y los expresionistas alemanes de principios del siglo XX.
Vida y obra []
Durero nació el 21 de mayo de 1471 en Núremberg, ciudad a la que estuvo íntimamente unido. Su padre, Alberto Durero el Viejo (1434-1522), era un orfebre húngaro que emigró a tierras germanas y el primer maestro de su hijo. De su primera formación, el joven Durero heredó el legado del arte alemán del siglo XV, en el que estaba muy presente la pintura flamenca del gótico tardío. Los artistas alemanes no tenían dificultad en adaptar su propia tradición gótica a la de artistas flamencos, como Robert Campin, Jan van Eyck y, sobre todo, Rogier van der Weyden.
El concepto empírico del mundo de la gente del norte (fundamentado más en la observación que en la teoría) era el nexo común. Durante el siglo XVI, el fortalecimiento de lazos con Italia a través del comercio y la difusión de las ideas de los humanistas italianos por el norte de Europa infundieron nuevas ideas artísticas al mundo del arte alemán, de tradición más conservadora.
Para los artistas alemanes resultaba difícil conciliar su imaginería medieval -representada con ricas texturas, colores brillantes y figuras con gran lujo de detalle- con el énfasis que los artistas italianos ponían en la antigüedad clásica, los temas mitológicos y las figuras idealizadas. La tarea que Durero se planteó fue la de proveer a sus compatriotas de un modelo con el que pudieran combinar el interés empírico por los detalles naturalistas con los aspectos más teóricos del arte italiano.
En su abundante correspondencia -especialmente en las cartas al humanista Willibald Pirckheimer, amigo suyo toda la vida- y en diversas publicaciones, Durero hacía hincapié en que la geometría y las medidas eran la clave para el entendimiento del arte renacentista italiano y, a través de él, del arte clásico.
Fiesta del rosario (1506). Museo Nacional, Praga.
En la lista de amigos de Durero estaba el austriaco Johann Stabius, autor que le proporcionó los conocimientos y detalles sobre la construcción de relojes solares. Entre las notas que dejó en su diario, cabe mencionar una descripción de una pesadilla que tuvo una noche de Pentecostés en 1525, donde veía caer trombas de agua del cielo. Marguerite Yourcenar hizo un interesante análisis en su libro El tiempo, gran escultor.
Desde aproximadamente 1507 hasta su muerte tomó notas y realizó dibujos para su tratado más conocido, Vier Bücher von menschlicher Proportion (Cuatro libros sobre las proporciones humanas, publicado póstumamente en 1528). Sin embargo, otros artistas contemporáneos suyos, con una orientación de tipo más visual que literaria, pusieron mayor atención en sus grabados, tanto en planchas de cobre como xilografías, que en sus escritos dirigidos a orientarlos en la modernización de su arte con desnudos de corte clásico y temas idealizados, propios del Renacimiento italiano.
Aprendizaje y primer viaje []
Carlomagno, 1512.
Entre 1488 y 1493, el taller de Wolgemut se dedicó a la considerable tarea de realizar numerosas xilografías para ilustrar la Crónica de Núremberg (1493) de Hartmann Schedel, y es probable que Durero recibiera una instrucción exhaustiva de cómo hacer los dibujos para las planchas de madera. Durante toda la época renacentista, el sur de Alemania fue centro de muchas publicaciones y era común que los pintores estuvieran también calificados para realizar xilografías y grabados para ellas.
Como era costumbre entre los jóvenes que habían acabado su periodo de aprendizaje, Durero emprendió un viaje de estudios en 1490. En 1492 llegó a Colmar, donde intentó entrar en el taller del pintor y grabador alemán Martin Schongauer que, cosa que no sabía Durero, había muerto en 1491.
Los hermanos de Schongauer le aconsejaron que se dirigiera al centro de publicaciones de Basilea, en Suiza, para buscar trabajo. En Basilea y después en Estrasburgo, Durero realizó ilustraciones para varias publicaciones, entre las que se encuentra Das Narrenschiff de Sebastian Brant en 1494 (traducida en 1507 como La nave de los locos). Durante esta primera etapa de su vida, comprendida entre su aprendizaje y su regreso a Núremberg en 1494, su arte refleja una enorme facilidad en el trazado del dibujo y una minuciosa observación del detalle. Dichas cualidades son especialmente evidentes en una serie de autorretratos, entre los que se encuentra uno de sus dibujos más antiguos (1484, Albertina, Viena) que hizo a la edad de 13 años, un retrato de expresión seria dibujado en 1491 (Colecciones de la Universidad, Erlangen, Alemania), y otro retrato en el que aparece como un joven seguro de sí mismo (1493, Museo del Louvre).
Primer viaje a Italia []
Después de casarse con Agnes Frey en Núremberg en 1494, Durero viajó a Italia. Allí realizó acuarelas de paisajes con gran minuciosidad de detalle, probablemente durante su viaje de regreso, como por ejemplo una vista del castillo de Trento (National Gallery, Londres). Durante los diez años siguientes en Núremberg, desde 1495 hasta 1505, produjo un gran número de grabados que le ayudaron a asentar su fama. Entre ellos destaca la serie del Apocalipsis (1498), Baño de hombres, Sansón con el león, La gran fortuna (1501-1502) y La caída del hombre (1504). Éstas y otras obras de este periodo muestran, en su conjunto, una maestría técnica cada vez mayor en el arte de la xilografía y el grabado, un manejo de las proporciones humanas basado en los textos del tratadista romano Vitrubio y una brillante capacidad para incorporar detalles de la naturaleza en obras que reflejan el entorno con gran realismo.
En 1498 pintó su Autorretrato (Museo del Prado, Madrid) y en 1500 el de la Pinacoteca Antigua de Múnich, en el que se representa con las características que habitualmente se atribuyen a Cristo y expresa de forma visual la preocupación que demostró durante toda su vida por elevar la categoría del artista por encima de la del mero artesano.
Segundo viaje a Italia []
Durero volvió a viajar a Italia entre 1505 y 1507. En Venecia conoció al gran maestro Giovanni Bellini y a otros artistas, y la Fundación de Comerciantes Alemanes (Fondaco dei Tedeschi) le encargó una obra importante: el retablo de La fiesta del Rosario (1506, Museo Nacional de Praga).
En 1507 regresó a Núremberg, donde comenzó un segundo periodo de una ingente producción artística con obras como el retablo para la iglesia de los Dominicos de Fráncfort del Meno (1508-1509, destruido en un incendio en 1729), la tabla de la Adoración de la Trinidad (1508-1511, Museo de Historia del Arte, Viena), las tablas de Adán y Eva (1507, Museo del Prado), retratos y numerosos grabados, entre los que se encuentran dos series de la Pasión (la Gran Pasión y la Pequeña Pasión), otra sobre La Vida de la Virgen, un Arco del triunfo grabado en varias planchas de madera, encargo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I, y tres imágenes magistrales: El caballero, la Muerte y el Diablo (1513), San Jerónimo en su gabinete (1514) y La melancolía (1514). Mediante el grabado de línea Durero consiguió crear diferentes gamas de sombreado y texturas con las que logró plasmar formas tridimensionales con una maestría nunca antes superada.
Es acogido por la familia Fugger, de cuyos miembros realiza algunos retratos.
Último viaje y últimas obras []
En 1520 Durero se enteró de que Carlos I, sucesor de Maximiliano I, iba a viajar desde España a Aquisgrán para ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Durero había recibido una pensión anual por parte de Maximiliano y tenía la intención de que Carlos I mantuviera esa asignación. Emprendió el viaje a Aquisgrán, que financió vendiendo grabados y otras obras durante el trayecto, y de allí pasó a los Países Bajos entre 1520 y 1521. Su diario nos proporciona un fascinante relato de estos viajes, de las audiencias de los monarcas y de los recibimientos que le brindaron sus compañeros artistas, como Lucas van Leyden, especialmente en Amberes.
Resultó muy satisfactoria su audiencia con Carlos I. Regresó a Núremberg, donde habría de permanecer hasta su muerte, el 6 de abril de 1528. Sus últimas obras son dos grandes tablas en las que están representados Cuatro apóstoles (hacia 1526, Alte Pinakothek Múnich), que ofreció como regalo a la ciudad de Núremberg.
Influencia posterior []
El arte de Durero ha ejercido una influencia intensa y duradera en el arte occidental, fundamentalmente gracias a la masiva circulación de sus grabados, tanto originales como copias. Ya en vida Durero disfrutó de gran fama no solo en Centroeuropa, sino también en los Países Bajos, España e Italia, y sus estampas fueron copiadas con frecuencia. Durero acusó de plagio al italiano Marcantonio Raimondi por replicar sus grabados. Posteriormente este conflicto se resolvió y Durero se interesó por adquirir estampas de Raimondi.
La producción pictórica de Durero es más bien escasa, debido en parte al tiempo que requería cada obra en diseño y ejecución. Además Durero contó desde fecha temprana con ilustres clientes, como Maximiliano I, lo que le aseguró una estabilidad económica que le permitió concentrarse en los encargos más ambiciosos. Sus pinturas se concentraron inicialmente en unas pocas colecciones e iglesias, por lo que la rápida difusión de su arte se debió al medio gráfico. Durero produjo y distribuyó sus grabados con una sagaz visión comercial. Las imágenes a buril las grababa él personalmente hasta el último detalle, con una técnica extenuante y perfeccionista, y se vendían a precios elevados. Y paralelamente, Durero diseñaba decenas de xilografías, mayormente de tema religioso, que eran grabadas en los tacos de madera por entalladores profesionales. Debido a su menor coste y a que permitían tiradas mayores, las xilografías eran más asequibles y llegaban a los talleres de otros artistas. Siglos después, pintores españoles como Zurbarán y Goya siguieron delatando la influencia dureriana; de hecho el último cuadro conocido de Zurbarán, La Virgen con el Niño y san Juanito (1662, Museo de Bellas Artes de Bilbao) se inspiró en el grabado La Virgen del mono que Durero había realizado hacia 1498.
Obras []
Las obras más conocidas de Durero son:
Autorretrato a punta de plata (1484, Albertina)
Cementerio del San Juan (acuarela y gouache, h. 1489, museo de Bremen)
Retrato de Albrecht Dürer el viejo (1490-1497, Florencia, Uffizi)
Autorretrato (1493, París, Museo del Louvre)
Acuarelas (1495): Wehlsch Pirg (Oxford, Museo Ashmolean), Col alpino (monasterio del Escorial), Estanque en el bosque (Museo Británico), Vista del Arco (Louvre)
El Cangrejo (h. 1495, Rótterdam, Museo Boymans Van Beuningen)
Retablo de Wittenberg (1496-1497, Dresde, Gemäldegalerie)
La Virgen adorando al Niño o Virgen en adoración delante del Niño (1496-1497, Dresde, Gemäldegalerie)
Retrato de Federico el Sabio (1496, Berlín, Staatliche Museen)
Grabados: Apocalipsis (1498, ejemplos en el Louvre, Fondo Rothschild; Londres, Palacio de Buckingham)
Autorretrato de Durero (Alte Pinakothek)Madonna Haller (1498, Washington, Galería Nacional de Arte)
Autorretrato (1498, Madrid, Museo del Prado)
Retrato de Oswolt Krel (1499, Múnich, Alte Pinakothek)
Autorretrato o Autorretrato «cristológico» (1500, Múnich, Alte Pinakothek)
La lamentación de Cristo o Lamentación sobre Cristo muerto (h. 1500, Múnich, Alte Pinakothek)
Retablo Paumgartner (1502-1504, Múnich, Alte Pinakothek)
la Gran mata de hierba (1503, Albertina)
Adoración de los Magos o La adoración de los Magos (1504, Florencia, Uffizi)
Retrato de una joven veneciana (1505, Viena, Kunsthistorisches)
Fiesta del Rosario (1506, Praga, Museo Nacional; originariamente en Venecia)
Virgen del canario (1506, Berlín, Staatliche Museen)
Jesús entre los doctores (1506, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza)
Adán y Eva (1507, Madrid, Museo del Prado)
El martirio de los diez mil cristianos (1507-1508, Viena, Kunsthistorisches)
Adoración de la Trinidad (1511, Viena, Kunsthistorisches)
la Corneja azul (1512, Viena, Albertina)
Grabados: El caballero, la Muerte y el Diablo y La melancolía (1513-1514, Estrasburgo, Gabinete de estampas y dibujos; Colmar, Museo de Unterlinden) que pudieron formar una serie con San Jerónimo en su gabinete; Rinoceronte (1515, Londres, Museo Británico)
Retrato de Maximiliano de Habsburgo o Maximiliano I (1519, Viena, Kunsthistorisches)
Santa Ana, la Virgen y el Niño (1519, Nueva York, Metropolitan Museum)
Retrato de desconocido (1524, Madrid, Museo del Prado)
El diluvio (acuarela, 1525, Viena, Albertina)
Cuatro apóstoles (1526, Múnich, Alte Pinakothek)
Retrato de Jerónimo Holzchuher (1526, Berlín, Staatliche Museen)
Retrato de Jacob Muffel (1526, Berlín, Staatliche Museen)
Fuente biografiasyvidas. (Albrecht Dürer; Nuremberg, actual Alemania, 1471-id., 1528) Pintor y grabador alemán. Fue sin duda la figura más importante del Renacimiento en Europa septentrional, donde ejerció una enorme influencia como transmisor de las ideas y el estilo renacentistas, a través de sus grabados. Se formó en una escuela latina y recibió conocimientos sobre pintura y grabado a través de su padre, orfebre, y de Michael Wolgemut, el pintor más destacado de su ciudad natal.
Detalle del Autorretrato de 1498
Como era habitual en la época, al concluir sus estudios realizó un viaje, que lo llevó a diversas ciudades de Alemania y a Venecia (1494), ciudad a la que regresaría entre 1505 y 1507 y en la cual recibiría las influencias de Mantegna y Giovanni Bellini, además de asimilar los principios del humanismo. Previamente había contraído matrimonio y abierto un taller en su Nuremberg natal, donde se dedicó a la pintura (Retablo Paumgärtner) y sobre todo al grabado.
A esta época pertenecen las series de grabados El Apocalipsis, La Gran Pasión y la Vida de la Virgen, convencionales en cuanto a temática pero revolucionarios por lo que se refiere a su concepción y su complejidad técnica. Las figuras, plenas de expresividad, son esculturales y están definidas por una multitud de detalles. La minuciosidad es precisamente uno de los rasgos destacados del estilo de Durero, carácter que es probable que heredara del oficio paterno.
Después de su segunda estancia en Italia, pintó algunas obras de grandes dimensiones como El martirio de los diez mil, en las que incorporó la riqueza del colorismo veneciano en composiciones de gran dinamismo y repletas de figuras. También por entonces pintó las figuras de tamaño natural de Adán y Eva, pieza clave de su creación artística.
Adán y Eva (1507), de Durero
Tal era su fama que fue nombrado pintor de corte del emperador Maximiliano I (1512); también Carlos I lo reclamó. De Maximiliano realizó retratos de carácter, animados por la riqueza y variedad de las texturas, que rivalizan en perfección con los Autorretratos, quizá lo más conocido de su obra pictórica. Alberto Durero gustó de retratarse a sí mismo desde la temprana edad de trece años y mantuvo siempre esta costumbre, reflejo del nuevo interés renacentista por el hombre, y en especial el artista.
Sin embargo, son los grabados las realizaciones en que dio una muestra más cabal de su genio; destacan los de 1513-1514, sobre temas imaginativos y que permiten varios niveles interpretativos: El caballero, la muerte y el diablo, San Jerónimo en su estudio y la triste Melancolía I, su obra cumbre como grabador, que constituye una compleja alegoría sobre las dificultades con que tropieza el artista en la realización de su obra creativa.
Durante los últimos años de su vida, Durero se centró en la ejecución de un retablo para su ciudad natal: Los cuatro apóstoles. Esta obra, de grandes dimensiones e intenso colorido, refleja el trabajo de toda una vida, en particular los numerosos estudios que había hecho sobre las proporciones y la monumentalidad de la figura humana.
Se recuerdan también como obras de un maestro algunos de sus dibujos de plantas y animales, así como las acuarelas pintadas por puro placer a partir de paisajes que había contemplado durante sus viajes, y los dibujos de gentes y lugares de los Países Bajos, que constituyen un testimonio histórico inapreciable. Erasmo de Rotterdam le dedicó la mejor alabanza que un humanista podía hacer de un pintor, al definirlo como el «Apeles de las líneas negras».
Fuente arteespana. Introducción a la biografía del pintor alemán Alberto Durero
Alberto Durero es uno de los artistas más famosos del Renacimiento alemán. En su producción abundan pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte.
Nació el 21 de mayo de 1471 en Nüremberg, Alemania. Era hijo de Alberto Durero el Viejo y Barbara Holfer. La pareja tuvo dieciocho hijos, pero solo tres lograron sobrevivir. Su padre, un orfebre húngaro, fue su primer maestro, enseñándole el oficio de orfebre y joyero.
Autorretrato de Durero
Tras trabajar con él durante un periodo de tiempo, el joven Durero se interesó más por la pintura. El padre accedió a los deseos del hijo y en 1486 ingresó en el taller de Michael Wolgemut, el principal productor de retablos, como aprendiz de pintor y diseñador de grabados.
Allí permaneció cuatro años, llegando a superar la calidad artística de su maestro. Después, realizó un viaje de estudios para ampliar su formación y conocer a otros artistas. Fue a Colmar con la intención de entrar en el taller del pintor y grabador alemán Martin Schongauer, pero el maestro había fallecido. Se dirigió a Basilea y a Estrasburgo, donde realizó ilustraciones para varias publicaciones.
En estos años, su arte refleja una enorme calidad en el trazado del dibujo y una minuciosa observación del detalle. Finalmente, regresó a Nüremberg en 1494, ya que sus padres habían concertado su enlace con Agnes Frey. El matrimonio le aportó el dinero necesario para crear su propio estudio Nüremberg.
Ese mismo año marchó a Italia y visitó Venecia, conoció la obra de Bellini, Mantenga y Pollaiuolo. El viaje duró dos años, pintó castillos, paisajes y panorámicas, apuntes que después empleará en sus obras.
El artista se había formado en un entorno influido por la escuela flamenca y la tradición gótica alemana. Pero su viaje a Italia le permitió asimilar los postulados artísticos del Renacimiento italiano despertando su interés por la geometría y las proporciones matemáticas.
De regreso a Nüremberg, Durero comenzó un serio estudio de las matemáticas y de las proporciones humanas. El dominio de la xilografía y el grabado hicieron que su fama fuera asentándose y que elabora un gran número de obras. Destaca la serie de grabados del Apocalipsis (1498), La Gran Pasión y la Vida de la Virgen. Aunque la temática sigue siendo convencional, la técnica es novedosa. Las figuras están llenas de expresividad y son tratadas con gran minuciosidad, mostrando multitud de detalles.
Entre 1505 y 1507 visitó Italia de nuevo, pasando mucho tiempo en Venecia. El objetivo ya no era completar su aprendizaje, sino asentar su fama internacional. Y tras ser consagrado y reconocido como un artista de prestigio volvió a Nüremberg. En su ciudad natal pintó algunas obras de grandes dimensiones como El martirio de los diez mil, una obra de gran dinamismo en la que incorpora el colorismo veneciano. También pintó las tablas de Adán y Eva.
El martirio de los diez mil cristianos
En 1512 fue nombrado pintor de corte del emperador Maximiliano I y de Carlos I. Sus últimos años los dedicó a su obra teórica, Tratado sobre la proporción, publicado en cuatro libros en 1525.
Finalmente falleció en Nüremberg en 1528. Es una de las figuras más importantes del Renacimiento en Europa septentrional, y a través de sus grabados ejerció una enorme influencia en otros artistas del siglo XVI.
Obras más importantes de Albero Durero
Adoración del Niño (1496-97)
Durero realizó esta obra al de llegar de Italia y pone de manifiesto todo lo aprendido, presenta a una Virgen monumental, casi escultórica. La construcción espacial de la sala también sigue las teorías de la perspectiva de los italianos, aunque se observan algunos detalles alemanes, como el paisaje de Nüremberg que se ve a través de la ventana.
Melancolía
Es la representación de la virtud intelectual. Es una mujer sentada en un banco de piedra y está acompañada por un ángel tristón y un perro a sus pies. Su aspecto es descuidado y su cabello está despeinado.
Está absorta, pero no en un trabajo, sino en un estado de inactividad completa, con la cabeza apoyada en el puño. Está sumida en una intensa actividad intelectual. No continúa con su trabajo por pereza, sino porque le parece que no tiene sentido. A su alrededor aparecen objetos desordenados.
En esta obra, Durero intelectualiza la Melancolía y la asocia al Arte. Su ejecución es meticulosa y está sobrecargada de significados. Sintetiza las características del artista como genio, atormentado por la creatividad, sometido a sus impulsos, huraño y solitario.
El Caballero, la Muerte y el Diablo
Este grabado alude la virtud moral. Ilustra la vida del cristiano esbozando una imagen perfecta del soldado de Cristo, con un aspecto monumental y lleno de la armonía.
El Caballero, la Muerte y el Diablo, de Alberto Durero
Representa a un caballero cristiano opuesto a un mundo hostil. El caballero es viril, fuerte y está sereno. A caballo, recorre el camino de la virtud, que es arduo y lúgubre e intenta vencer los peligros y las tentaciones que le acechan.
El fondo está compuesto por rocas y árboles desnudos. A lo lejos, hay un castillo, que es la meta del caballero: la virtud inexpugnable. Durante el camino aparece la Muerte a caballo, que es un cadáver en descomposición, sin mejillas, nariz ni labios y el cuello rodeado de serpientes. Se acerca al caballero y trata de espantarlo mostrándole su reloj. Mientras tanto, un horrible Diablo le sonríe por detrás del caballo.
Adán y Eva
En estos dos cuadros se observan las influencias del renacimiento italiano. Realiza un tratamiento anatómico de los cuerpos, aunque ambos están idealizados a la manera italiana. Las luces, los colores, el sombreado y el volumen responden a un tratamiento renacentista.
Adán y Eva. de Durero
Los dos personajes se encuentran de pie y existe una relación entre ellos. Adán está mirando a Eva, quien recoge la manzana que le ofrece la serpiente. Y emplea un fondo neutro para no distraer la atención de la acción que constituye la tentación.