Las vitrinas nuevas del Muso Arqueológico Nacional
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Las vitrinas nuevas del Muso Arqueológico Nacional

 

 

 

08/10/2014 Fuente iovi-optimo. Tras una larga espera, la que ha llevado desde su cierre y la que ha pasado desde su apertura para poder visitarlo, finalmente hemos podido "disfrutar" el nuevo Museo Arqueológico Nacional. La larga espera desde su apertura ha sido en parte voluntaria, los ánimos se han calmado, muchos compañeros lo han visitado y son muchas las opiniones que se han vertido, en general muy positivas.

 La impresión tras haber visitado el nuevo MAN no puedo decir que haya sido del todo satisfactoria, de hecho conforme lo voy digiriendo aun me lleva más a evocar la moraleja del magnífico cuento "El traje nuevo del emperador". ¿Nos acompañáis?

 

De entrada, nos han quitado el privilegio a los visitantes de ingresar por esa magnífica puerta flanqueada por dos esfinges, algo que a los iniciados en la arqueología nos vestía de un maravilloso halo místico, y como si de Edipo se tratara, iniciábamos un viaje a través de la Historia. Pero este tipo de entradas, cada vez  están más reservadas a la mera pose o a la oficialidad de las inauguraciones.

 Somos recibidos, en cambio, por dos vídeos conceptuales, impostados, diría yo, puesto que tanto su contenido como su lectura poco tiene que ver con lo que veremos después. El vídeo conceptual trata, como norma general, de establecer una línea de lectura que nos acompañará a lo largo de la visita, una "editorial" que te anuncia las premisas que han llevado a establecer el discurso museográfico. Por tanto, no es tanto que no nos haya gustado encontrar el recibimiento de mano de estos dos paneles de vídeo arte, sino lo aislados que se ven frente a la museografía que viene después.

 

Nos encontramos con un nuevo Museo Arqueológico Nacional abigarrado, donde cuesta moverse por la propia disposición de las vitrinas y esto acaba desembocando en que determinados conjuntos acaban pasando desapercibidos. Y el espacio dedicado a la Prehistoria es solo el preludio de lo que veremos para el ibérico, romano y finalmente medieval. De hecho, la sensación que nos acabó dando es que la administración de los espacios fue encogiendo conforme se avanzaba cronológicamente. ¿Producto de una mala estructuración? ¿Una errónea economía del espacio?

 

 La nueva estructura gira entorno a un atrio que abastece de luz natural a la parte central del edificio, a priori un acierto estructural que puede recordar al Museo del Teatro Romano de Cartagena, del arquitecto Rafael Moneo. Pero esta estructura lo que finalmente ha provocado es una asfixia de todas aquellas piezas que no se encuentran en ese maravilloso atrio. La escultura ibérica fuera de este atrio se encuentra poco menos que apilada, sin espacio para poder observarla con perspectiva y al alcance de cualquiera, algo que podría incluso ser una buena idea pero que choca enormemente con una curiosa decisión: meter en una vitrina las maquetas y sin protección las piezas arqueológicas. Llama la atención que protejan las reproducciones y dejen al alcance de cualquiera piezas escultóricas de carácter único, como es el caso de la Bicha de Balazote.

 

La sensación que mi inundó fue clara: el discurso museográfico no ha cambiado en absoluto, sigue siendo decimonónico, pero con una lavado de cara, vitrinas nuevas, pero sin aprovechar la posibilidad de establecer un nuevo discurso que nos permita ponernos a la vanguardia, tal como si sucede, por ejemplo, en el British Museum. No olvidemos que estamos hablando del Museo Arqueológico Nacional, la ventana a través de la que nos verán especialistas y visitantes de procedencia internacional.

 ¿La inclusión de nuevas tecnologías como apoyo al discurso museográfico? Nula. Unas pantallas como las que pueda tener cualquiera de nosotros en el salón de casa, que en muchas ocasiones pasan desapercibidas, tratan de establecer un discurso paralelo a modo de anecdotario y que en muy pocas ocasiones se cruza de forma tangencial con lo expuesto en las vitrinas. Por otro lado, en muchos casos se han decantado por un estilo de recreación 3D muy influenciado por la moda del "low poly" y que recuerda sospechosamente a la intro de la serie televisiva Juego de Tronos. Esto plantea un serio problema: está seriamente mediatizado por una moda, ¿serán capaces de renovarlo pasada esta moda y una vez quede totalmente desfasado? Mucho me temo que no. Aunque han intentado huir de cualquier representación humana, cuando no les ha quedado otro remedio el resultado ha sido bastante mediocre, sin llegar a superar los modelos empleados en la magnífica película de animación 3D Cartago Nova de 2012.

 

Por no hablar de la no inclusión de nuevos sistemas de visualización, como Realidad Aumentada, tecnología plenamente desarrollada, sobradamente contrastada en otros museos, y que hubiese permitido, una vez más, situar al Museo Arqueológico Nacional a la vanguardia.

 

 Desde luego, toda una oportunidad perdida para afianzar al MAN como uno de los referentes de la Museografía Arqueológica internacional. El lavado de cara parece haberse quedado en la apertura de un atrio y el afinamiento de las piezas en los laterales de este espacio. Todas estas cuestiones sugieren varias reflexiones que desde luego aun dejaré reposar y que trataré de exponer en una próxima entrada.