Naturaleza, arqueología y calidez en La Rioja
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Naturaleza, arqueología y calidez en La Rioja

 

 

12/04/2015 Fuente lanueva. Huaico está en la cima de la quebrada del mismo nombre. El mítico lugar se ubica a 800 metros de altura.

 

San Blas de los Sauces, ubicado a 180 kilómetros de la capital riojana, es un departamento compuesto por 16 pueblos a lo largo de la ruta nacional 40, rodeados de un paisaje exuberante y que guarda un tesoro arqueológico único: el Pucará indígena de Huaico, de más de mil años de antigüedad.

 

Con el cordón de sierras del Velasco como telón de fondo y la vista del nevado de Famatina que se deja adivinar en el horizonte, este rincón de la geografía riojana es un atractivo turístico de características únicas de la región.

 

"Tenemos las quebradas que están en el medio del cerro donde la gente puede ir a bañarse en piletas naturales y también practicar rappel, desarrollando todo lo que es turismo de aventura mezclado con la parte tradicional, como paseos en mula o en burro", comentó Sergio Casas, vicegobernador.

 

El sitio arqueológico de Huaico, ubicado en la cima de la quebrada del mismo nombre, data de 500 al 1.050 años antes de Cristo y es una riqueza patrimonial y arqueológica para visitar.

 

El mítico lugar se encuentra a unos 800 metros de altura. Es un complejo compuesto por unas 150 construcciones en fragmentos de pircas que formaban parte de habitaciones o viviendas, de un total que había en sus tiempos de gloria. Mientras se asciende a la quebrada, el camino se angosta, hasta convertirse en un sendero de piedra.

 

El valle abrazado por la sierra se diluye a lo lejos, mientras el horizonte delata la curvatura de la Tierra y expone a cielo abierto las plantaciones de pistacho cercando la ruta 40.

 

Desde el primero hasta el último de los pueblos entran en la panorámica, junto a una fila de álamos que escoltan al río y en un día diáfano es posible divisar hasta picos nevados del cordón de Famatina.

 

El Pucará no se limitaba a la función de fortaleza únicamente, pero desde esta altura se hace evidente que su emplazamiento era estratégico para la defensa de la ciudad. Domina, además, el denominado Valle Vicioso, llamado así por la generosidad de su tierra en cuanto a la facilidad para cultivar cualquier producto.