Soneto de amor XXXIV
de William Shakespeare

Soneto de amor XXXIV

 

 

Autor: William Shakespeare

 

¿Por qué me prometiste un día hermoso

y a viajar sin mi capa me obligaste,

si me dejaste sorprender por nubes

que en su bruma ocultaron tu destello?

No me basta que surjas de la niebla

y que la lluvia enjugues en mi rostro,

pues no ha de ponderar ninguno el bálsamo

que cicatriza pero no remedia.

 

Ni tu vergüenza a mi dolor aplaca,

ni tu remordimiento a lo perdido:

del ofensor la pena poco alivia

 

a quien la cruz soporta del agravio.

Pero tus lágrimas de amor son perlas

y su riqueza todo el mal rescata.