Kicillof contra banqueros: "Fue una operación berreta de un personaje
Comercio Exterior

Kicillof contra banqueros: "Fue una operación berreta de un personaje que decía que iba a salvar al país"

 

 

07-08-2014 Fuente iprofesional. El ministro de Economía cargó este miércoles contra el titular de Adeba, Jorge Brito y su plan para comprarle la deuda a los fondos buitre 

 

El ministro de Economía, Axel Kicillof, cargó  este miércoles contra los banqueros, en especial contra el titular de la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba), Jorge Brito, y su plan para comprar la deuda, de unos u$s1.700 millones, y detener así el avance del default técnico en el que cayó finalmente la Argentina.

 

"Fue un episodio para el olvido. Los bancos querían arreglar y pagarla a los buitres con plata que es de los ahorristas. La estafa de los buitres se quería solucionar con otra estafa. Querían ser los salvadores con plata de otro", disparó el funcionario en declaraciones a Radio Del Plata.

 

Kicillof tildó las operaciones que tejieron los bancos privados y las reuniones paralelas a las negociaciones del Gobierno de "berretas" y admitió que "le causaron gracia".

 

"Mientras estábamos teniendo esa discusión tan extensa y extenuante con los buitres, al mismo tiempo, aparentemente se gestaba esta solución patriótica por este personaje que decía que iba a salvar al país", enfatizó en claras referencias a Brito.

 

"Como el Gobierno tiene una posición firme, lo que dice es no puede pagar más de lo que dicen sus contratos y lo que dice su ley. Argentina no va a firmar cualquier cosa. Nos enteramos de cuál era la maniobra de los medios. Fue una operación OPM (otros ponen la mosca)", subrayó.

 

Kicillof vs. banqueros

La propuesta de los banqueros, en su momento, había generado una gran expectativa, porque parecía la fórmula perfecta para evitar el default sin caer en la temida cláusula RUFO.

 

Por eso, el fracaso de la negociación sorprendió al mercado. Hasta que empezaron a conocerse algunos entretelones que confirmaron lo que muchos sospechaban: se trataba de una solución viable desde el punto de vista financiero pero muy difícil de digerir desde lo político.

 

En definitiva, Kicillof convenció a Cristina Kirchner de que no era aceptable que los bancos pidieran, como garantía de repago, el dinero depositado en Sedesa -un fondo creado durante la crisis del Tequila en 1995, para dar liquidez al sistema financiero en casos de inestabilidad-.

 

Claro que, como ocurre con todas las garantías, la intención de los bancos era ejecutar ese derecho solamente si el Gobierno no devolvía los u$s250 millones a los bancos.

 

De manera que la suspicacia de Kicillof puede tener un efecto boomerang: ¿da el ministro por asentado que los bancos no podrán cobrar y entonces tendrán que hacer uso de esa garantía?

 

Otra tesis que ha defendido Guillermo Nielsen, ex negociador del canje en 2005, es que, en realidad, el problema de fondo fue un desacuerdo sobre a qué precio el Gobierno le recompraría los bonos defaulteados a los bancos argentinos.

 

Para el especialista, Kicillof no estaría dispuesto a pagar más que lo que habían obtenido los inversores que entraron al canje, es decir un 35% del valor nominal, aún cuando ya haya vencido para ese entonces la cláusula RUFO.

 

En el mismo sentido opinó Juan Curutchet, vicepresidente del Banco Ciudad, quien siguió de cerca las frustradas negociaciones: "Si el Estado paga esos bonos defaulteados al valor del canje, significará una pérdida muy grande para los bancos".

 

Este ejecutivo no tiene dudas respecto de que fue una decisión política lo que hizo naufragar las conversaciones: "Estaba preparado el mecanismo para girar los fondos, pero Kicillof no se entusiasmó con la propuesta, y prefirió algo mucho más complicado, como que los bancos compraran toda la deuda de los fondos buitres".

 

Contó, además, que súbitamente los funcionarios del Banco Central con los que se venía coordinando el acuerdo "dejaron de atender los teléfonos".

 

Sus declaraciones abonan las versiones surgidas del ámbito bancario en el sentido de que hubo una desavenencia interna del Gobierno, en la cual Kicillof se enfrentó a la postura liderada por Juan Carlos Fábrega, titular del Central.

 

"Si ser generoso con la plata de otro es malos, serlo con la de todos los argentinos es mucho peor", fue la descalificadora observación de Kicillof.

 

Una frase que, por cierto, inmediatamente dio lugar a "chicanas" en el ámbito político. Como esta de Alfonso Prat -Gay, ex titular del Central: "Pagar punitorios por u$s3.700 millones al Club de París sin preguntar es exactamente eso, Axel".