Poemas a Laura
de Laura de Noves

POEMAS A LAURA. DE INTERÉS GENERAL

 

 

Fuente Wikipedia. Laura de Noves, también conocida como Laura de Sade (1310 – 6 de abril de 1348), fue una noble provenzal, esposa del marqués Hugo de Sade, probablemente oriunda de Noves o Aviñón. Podría ser la Laura conocida, amada y celebrada por Petrarca, aunque algunos creen que nunca existió y que fue sólo un recurso poético, pudiendo referirse el poeta a laurus ('laurel'), el árbol sagrado para el dios Apolo, protector de la poesía.

 

Identificación

 

Vivió desde 1310 hasta 1348 y murió en una epidemia de peste. Petrarca la conoció en la iglesia de Santa Clara durante su estancia en Aviñón el 6 de abril de 1327, el día de Viernes Santo.

 

La mayoría de lo que se conoce acerca de ella, imagen estilizada del amor cortés, procede de lo escrito por Petrarca, que en honor de Madonna Laura ('doña Laura') escribió su Cancionero, compuesto por 366 poemas:

263 en vida de Laura;

103 tras su muerte.

 

Realmente, no se sabe mucho acerca de ella, salvo que formó una familia numerosa y fue una esposa virtuosa, y murió en 1348. Desde este primer encuentro con Laura, Petrarca pasó los siguientes tres años en Aviñón cantando su amor platónico y siguiendo sus pasos en sus paseos por la ciudad. Después, Petrarca dejó Aviñón y fue a Lombez (en Gers), donde ocupó una canonjía otorgada por el Papa Benedicto XII. Probablemente la tumba de Laura podría haber sido descubierta por el poeta francés Maurice Scève en 1533.1

 

En 1337, Petrarca regresó a Aviñón y compró una pequeña finca en Vaucluse para estar más cerca de su querida Laura. Aquí pasó los tres años siguientes, y siguió escribiendo numerosos sonetos en su honor. El cancionero petrarquista supuso un hito en la difusión del italiano como lengua literaria y popularizó por toda Europa la forma poética del soneto, llamado «soneto petrarquista». Años después de la muerte de ella, Petrarca escribió sus Triunfos, alegoría religiosa en la que también aparece una Laura idealizada.

 

[] Qué representa

 

El personaje de Laura representa el alejamiento de Dios y, al mismo tiempo, el apego del poeta a los bienes terrenales (como le reprocharía incluso San Agustín, en su evocación del tercer libro del Secretum), que le impide tomar el difícil camino hacia la consecución de su mayor deseo: llegar a Dios. Sin la reconciliación entre la tierra y el cielo, subyace en él un conflicto interno que encuentra la paz solamente a través de la poesía y la literatura.

 

Colateralmente, la narradora romántica Carlota O'Neill utilizó el seudónimo Laura de Noves para firmar su producción en el mercado barcelonés. (JC)

 

 

Fuente versos-sangrantes

 

LAURA DE NOVES (1308-1348)

 

Siglo XIV, Provenza. De ella se enamora el gran humanista y poeta italiano Francesco Petrarca (Arezzo,1304- Padua,1374), si bien, ella no le corresponde y a lo que parece es una mujer casada.

 No termina de estar clara la realidad de la existencia de Laura, algunos críticos afirman que es una entelequia poética. Sea como fuere, Laura es la musa del corazón de Petrarca, a la que dedica su vida y su obra, así: el Canzoniere.

 Crea de este modo, Petrarca una escuela que se prolonga en el Renacimiento y en el Barroco y aun en nuestros días, donde el poeta debe su sentir y sus versos a la mujer que le inspira: escuela petrarquista.

 

 El Canzoniere incluye un poema en el que el enamorado autor agradece a la vida y al propio universo que le hayan puesto en su camino el encuentro con Laura. Deja claro que toda su vida estará encaminada a ensalzarla y amarla. Sigue pues, en este sentido, Petrarca la estela de los trovadores provenzales, que inician su andadura lírica en el siglo XI. Lo que diferencia a Petrarca de los trovadores es que parece humanizar su poesía, su sentir acompaña su vida desde el análisis de sus emociones hasta sus actos cotidianos, y una vez muerta Laura, los poemas se prolongan en el tiempo de vida del poeta.

 Dividimos así los versos dedicados a Laura, en los poemas in vita y los poemas in morte, tras la muerte de Laura por la peste que asolaba Europa.

 

Gocemos ya de la bendición al día en que Petrarca conoce a la bella Laura, soneto LXI del Canzoniere:(año 1374)

 

 

**ESCUELA PETRARQUISTA**

 

Veamos un claro ejemplo de la secuela que Petrarca dejó al Renacimiento español: Garcilaso de la Vega.

 El paralelismo con el poeta italiano es evidente: Garcilaso humanista, hombre de armas también en su caso, y hombre casado con doña Elena de Zúñiga se enamora perdidamente de otra señora, Isabel Freire, dama portuguesa. Para ella serán sus sufrimientos, lágrimas, suspiros y su obra fundamentalmente a través de sonetos y de églogas. También la obra poética de Garcilaso admite dos etapas: el dolor punzante por no ser correspondido por Isabel Freire, y los poemas tras la muerte de su musa de parto. A Isabel, bien por gusto literario, bien por juego sentimental o por ocultar la identidad de una mujer casada a la que pudiere comprometer, la llama Elisa.

 

 

Observemos ya uno de sus sonetos "en vida":

 

 

 

Escrito está en mi alma vuestro gesto,

 

 y cuanto yo escribir de vos deseo;

 

 vos sola lo escribisteis, yo lo leo

 

 tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

 

 

 

 En esto estoy y estaré siempre puesto;

 

 que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,

 

 de tanto bien lo que no entiendo creo,

 

 tomando ya la fe por presupuesto.

 

 

 

 Yo no nací sino para quereros;

 

 mi alma os ha cortado a su medida;

 

 por hábito del alma mismo os quiero.

 

 

 

 Cuanto tengo confieso yo deberos;

 

 por vos nací, por vos tengo la vida,

 

 por vos he de morir, y por vos muero.

 

 

Veamos ahora unos versos de la Égloga I, donde se lamenta como Nemoroso de la muerte de su amada Elisa, a la sazón, Isabel Freire.

 

 

Divina Elisa, pues agora el cielo

 

 con inmortales pies pisas y mides, garcilaso_de_la_vega.jpg

 

 y su mudanza ves, estando queda,

 

¿por qué de mí te olvidas y no pides

 

 que se apresure el tiempo en que este velo

 

 rompa del cuerpo y verme libre pueda,

 

 y en la tercera rueda,

 

 contigo mano a mano,

 

 busquemos otro llano,

 

 busquemos otros montes y otros ríos,

 

 otros valles floridos y sombríos

 

 donde descanse y siempre pueda verte

 

 ante los ojos míos,

 

 sin miedo y sobresalto de perderte?