Johan Rönnby: «Los arqueólogos marinos debemos ser humanistas»
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Johan Rönnby: «Los arqueólogos marinos debemos ser humanistas»

 

 

13/05/2014 Fuente arqueologiamedieval. El sueco participó ayer en las jornadas sobre arqueología subacuática, que se han desarrollado en la Casa del Lector

 

«Los arqueólogos marinos debemos ser humanistas. De nada le sirve a un científico trazar un mapa perfecto del fondo marino si de ahí no se deriva ninguna consecuencia que ataña a la vida de la gente. En cada buque hundido se esconden mil historias, no solo de reyes y naciones sino también de la gente corriente que los tripuló, y debemos ser capaces de verlas para poder transmitirlas». Lo dice Johan Rönnby, uno de los más destacados arqueólogos mundiales, profesor de la Universidad de Söderton (Suecia) y responsable del Instituto de Investigación Arqueológica Marítina (MARIS) en la misma institución.

 

 Rönnby y su equipo han tenido una gran oportunidad de poner en práctica esta creencia con los trabajos de exploración del Mars, un gran pecio de 1.800 toneladas que era el orgullo de la flota sueca y que fue hundido durante un feroz combate contra los daneses ante la isla de Ötland. Una labor que ha sido posible gracias a una envidiable colaboración entre empresas privadas e instituciones públicas: «Mucha gente se sorprende cuando les digo que somos capaces de trabajar perfectamente juntos. La razón es que nos respetamos y nos divertimos, porque ambos compartimos el interés por resolver. Como académico, debo entender que puede haber otras personas que pueden sentir esa necesidad y tengo que ser capaz de compartirlo».

 

¿Es que esas empresas son ONGs? «Claro que no. Sacan una rentabilidad al labrarse una buena reputación, por probar y desarrollar nueva tecnología que luego pueden comercializar, y la productora de televisión vende sus programas. Todos consiguen sus objetivos». Y es que Rönnby es un gran creyente en que la preservación y estudio del patrimonio sumergido es una tarea en la que todo suma y nada resta, pero siempre con el objetivo de construir un relato: «No sirve de nada destinar una gran cantidad de recursos a restaurar el patrimonio si luego no se interpreta».

 

El hecho de que las condiciones del mar Báltico sean excelentes para la conservación de los pecios ha hecho que pueda extraerse una gran información de los restos del Mars. No solo sorprendentes conclusiones sobre cuál era la táctica de construcción de los buques en la Suecia del siglo XVI, sino de la vida de la gente a partir de los numerosos objetos de uso cotidiano encontrados, o de la misma creación y cimentación de la por entonces joven monarquía. Con cada inmersión, el equipo lanzaba una mirada al pasado que inevitablemente ilumina nuestro presente: «En una ocasión, se presentó en el yacimiento el Rey Gustavo para conocer cómo iban los trabajos y charlar con nosotros. Cuando estás trabajando con el buque insignia de la flota del Rey Erico XIV y tienes ante ti al que ahora ocupa el trono te llevas una curiosa impresión». Buscar en todo momento esas líneas que enlazan lo investigado con lo que ahora somos es la razón última de su trabajo, «por eso me gusta el hastag de estas jornadas, #historiassincontar. Son ésas las únicas que interesan».

 

Sacar a la luz nuestro patrimonio sumergido

 

 Los proyectos internacionales protagonizaron la última de las jornadas «Arqueología subacuática. La historia que aún debemos contar». Además del Mars fueron protagonistas la francesa Lune, la búsqueda del Nuestra Señora del Juncal en México y el proyecto internacional para el estudio de un pecio fenicio en Cartagena. Además, Hugo O’Donnell y Martín Almagro expusieron la labor de la Real Academia de la Historia en este campo, y se pudo conocer la gran importancia de los archivos de la Armada. La necesidad de reforzar la legalidad, apostar por la tecnología y que la arqueología sirva para trazar la historia global de la Monarquía hispánica completaron los desafíos de una disciplina que pugna por salir del reducido ámbito académico.