Marihuana: el papelón verde

15/11/2014 Fuente lanacion.

La ley votada por el oficialismo en 2013 tenía al menos dos partes bien diferenciadas. Una, que preveía la legalización de los autocultivos y de clubes de plantación de esta droga, de acuerdo con lo que sucede en países como España, Holanda y algunos estados de los EE.UU. En esa parte había consenso entre dirigentes de todos los partidos, a tal punto que el primer proyecto en ese sentido fue presentado por el hoy candidato a la presidencia Luis Lacalle.

La segunda parte es la que provocó más ruido, sobre todo por ser una experiencia única en el mundo: que el Estado monopolizara todas las etapas de producción y comercialización de la droga, con el supuesto fin de acabar con el negocio del narcotráfico. Las críticas eran tan simples como evidentes.

Esta segunda parte preveía que para el mes de noviembre en curso, la droga estaría dispuesta para la venta en farmacias. La realidad indica que ni siquiera se sabe quién la va a plantar, los costos de esa producción, ni de su venta final, como tampoco qué va a pasar con todo esto cuando el 1° de marzo asuma un nuevo gobierno, del cual sus dos posibles titulares ya se han mostrado contrarios a la idea.

Hablamos de un proyecto sin estudios previos, sin antecedentes internacionales, sin acuerdo político ni siquiera en el propio oficialismo, y que se pretende implementar de manera voluntarista y desconectado de toda racionalidad económica y terapéutica. ¿Cuál es el objetivo detrás? ¿Por qué se insiste en que todo va bien, cuando los plazos ya están incumplidos y cuando todos los entendidos dicen que es económicamente inviable?