Las seis características fundamentales del fascismo.
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Las seis características fundamentales del fascismo.

 

 

09/12/2014 Fuente antrophistoria.  Es un error denominar fascista a todo aquel movimiento político que huele a derecha.

 

Por José Antonio Cabezas Vigara

 

Hay una tendencia generalizada a denominar fascismo a todo aquello que huele a derecha. Es un error que se comete, sobre todo, desde las posiciones más izquierdistas y libertarias. Se debe tener en cuenta que no toda la derecha, ni incluso la más autoritaria, es fascista. ¿Cómo distinguimos entonces el fascismo?

 

Se denomina fascista a todo aquel movimiento que tiene todos y cada uno de los siguientes seis elementos en su ideario político

 

1. Las masas. Son movimientos de masas porque, por un lado, tienen un gran número de militantes y, por otro lado, cuando llegan al poder sacan continuamente las masas a la calle en medio de toda una parafernalia propagandística y militar encabezada por el culto a un líder. Tunger emplea para los nazis el término de "demos plebiscitario", es decir, la democracia en la calle.

 

2. La violencia. Es esencial el uso de la violencia, pero siempre con un cariz romántico y con cierto tono nacionalista. Es más estética que defensiva. Se llega al punto de considerarla bella ya que, en su ideología, la violencia hace más fuertes a los hombres y a los pueblos. Asimismo, de forma pareja, también existe la idea de una muerte romántica. Se aprecia en los grandes rituales funerarios con los que se entierra a los compañeros muertos de forma heroica.

 

Mapa de Europa bajo la Alemania nazi.

 

3. El Imperio. Existencia del mito imperial, esto es, la creencia de que todos los grandes pueblos deben crear un Imperio. Con este fin, se preparan para la guerra y además no lo ocultan. Asimismo, no existe la lucha de clases dentro de la nación, todos los ciudadanos luchan juntos por los mismos objetivos. Esa idea, más bien, se desplazada al ámbito internacional donde hay una lucha entre los pueblos plutocráticos, que son los capitalistas que explotan, y los proletarios, que son los desfavorecidos, explotados y desposeídos de sus amplios territorios. Es el claro caso del "espacio vital" nazi.

 

“IL Duce” Benito Mussolini en una concentración fascista en Génova, Italia (1922).

 

4. El Estado totalitario. En estos movimientos o regímenes políticos la libertad está muy limitada y, de hecho, el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni restricciones.

 

5. La revolución. Es revolucionario porque se rompe violentamente con todo lo establecido. Su composición social es interclasista, aunque la gran mayoría es de clase trabajadora. De hecho, el fascismo destaca por ser un movimiento antiburgués y anticapitalista, que antepone la comunidad nacional a la plutocracia. Tiende al establecimiento de la autarquía como modelo económico y al corporativismo como modelo social ideal.

 

6. El antisemitismo. Es la idea de privar de todo derecho y categoría a los judíos del país. Se trata del desarrollo radical de la idea de la ecología y de la selección natural, es decir, de la preponderancia de la ley del más fuerte en la naturaleza. Este es el caso de la Alemania nazi, donde la idea de predominio de la raza aria sobre los judíos, entre otros, llevó al concepto del holocausto o exterminio total.

 

En nuestra historia contemporánea, para terminar, se puede detectar claros ejemplos de movimientos puramente fascistas. A parte de los dos clásicos que todos conocemos, es decir, el Partido Nazi alemán de Adolf Hitler o el Partido Nacional Fascista italiano de Benito Mussolini en Italia, cabe destacar otros como la Falange española de José Antonio Primo de Rivera, la Guardia de Hierro rumana de Corneliu Zelea Codreanu e Ion Antonescu, el Partido Ustacha croata de Ante Pavelić, el Partido Rexista belga de Léon Degrelle o el Partido de la Cruz Flechada húngaro de Ferenc Szálasi.