El patrimonio desprotegido
De interés general

El patrimonio desprotegido

 

 

04/08/2013 Fuente elpais. El expolio en yacimientos arqueológicos crece con la crisis, alentado por el mercado negro y la práctica impunidad de los infractores

 

Le ocurrió no hace mucho a una patrulla de la Guardia Civil cuando detuvo a un vecino de Sevilla que fue sorprendido expoliando un yacimiento arqueológico de Ciudad Real: “No me denuncien, deténganme”, les dijo el infractor a los agentes. Por sorprendente que parezca, el expoliador sabía muy bien lo que decía. La impunidad penal con la que casi siempre se despachan los ataques al patrimonio histórico es uno de los factores que ha alentado el resurgir de grupos y bandas especializadas. Y Andalucía, con más de 3.000 yacimientos arqueológicos catalogados, es uno de los lugares favoritos para los cacos, a los que anima un mercado negro que mueve millones de euros.

 

La detención esta semana de dos hermanos sevillanos —uno de ellos imaginero de profesión— acusados de haber esquilmado la Casa de la Provincia hispalense y numerosas iglesias de Andalucía y Portugal ha reabierto el debate sobre la desprotección del patrimonio histórico, muy especialmente el de los yacimientos arqueológicos, mucho más diseminado y menos vigilado.

 

En la misma operación, la Guardia Civil detuvo a seis personas en Alcolea del Río y Brenes  (Sevilla) que llevaban casi una década desvalijando yacimientos arqueológicos de Castilla-León y que habían sustraído un busto de mármol del emperador romano Marco Aurelio en una iglesia de León. “Esta banda empezó a operar en Sevilla y más tarde, conforme fueron conociendo el mercado negro, se fue expandiendo por otras comunidades”, apunta Jesús Gálvez, jefe del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO).

 

Parece claro, pues, que los expoliadores no tienen fronteras. “Conocen bien la zona antes de perpetrar sus robos”, añade el comandante Gálvez. Los agentes sostienen que los saqueadores suelen contar con un intermediario que les compra la mercancía para, después, intentar introducirla en el mercado lícito con facturas falsas u otras formas de blanqueo. Otras veces, en cambio, la venta se hace directamente a coleccionistas nacionales e internacionales.

 

Uno de los expolios de este tipo que alcanzó mayor relevancia fue el de dos capiteles cordobeses de época omeya que acabaron en la sala de subastas Sotheby´s de Londres, aunque finalmente la puja (que llegó hasta las 70.000 libras) quedó desierta. En este caso, como en otros muchos, la principal dificultad de los investigadores es determinar el origen de las piezas. También el año pasado, agentes de la policía de Jaén recuperaron en Pedro Abad (Córdoba) dos estatuas de bronce del alto imperio romano que formaban parte del grupo escultórico de Castor y Pólux. La policía abortó la operación antes de la venta de estas piezas a un comprador italiano a través de intermediarios que operaban desde Jaén y Sevilla.

 

El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil realiza cada año más de 500 actuaciones por expolios arqueológicos en el país y Andalucía está, junto con Valencia y las dos Castillas, entre las comunidades más afectadas. “En los últimos tiempos están aumentando las denuncias por el uso ilícito de los detectores de metales”, indica Jesús Gálvez. Se trata de un artilugio cuya adquisición es legal en España y sobre el que no hay ningún control administrativo. Solo se puede denunciar su utilización si se ha constatado su uso en una zona próxima a un yacimiento o con la intención de expoliar. La Guardia Civil ha detectado también la utilización de georradares en algún expolio.

 

Más desprotección sufren aún las pinturas rupestres, muchas de las cuales ubicadas en las sierras de Jaén, Granada y Almería fueron declaradas hace 15 años Patrimonio Mundial por la Unesco. “El principal daño viene de la mano del hombre porque no existe la suficiente concienciación para conservar un legado con más de 6.000 años de antigüedad”, explica Manuel Gabriel López Payer, doctor en Prehistoria de la Universidad Complutense y consejero del Instituto de Estudios Giennenses (IEG).

 

 

“Los destrozos son irreparables”

 

Francisco Arias de Haro es arqueólogo del conjunto de Cástulo

 

Francisco Arias de Haro lleva varios años siendo testigo de los múltiples expolios que se producen en los yacimientos arqueológicos. Como coordinador de las prospecciones que se llevan a cabo en la ciudad ibero-romana de Cástulo, en Linares (Jaén), Arias no esconde su impotencia por una tendencia que, lejos de reducirse, parece que cada vez cuenta con más amigos de lo ajeno. “Intentan hacerse pasar por simples aficionados, como si fueran a buscar setas, pero saben muy bien lo que buscan y conocen a la perfección los lugares que exploran”, indica este arqueólogo, que antes trabajó en yacimientos de Almería. Más allá del valor de las piezas que puedan sustraerse, los arqueólogos lamentan los daños, a veces irreparables, que sufren los bienes expoliados. “Lo más grave es cuando se destroza la secuencia estratigráfica de un yacimiento, es algo irreparable que se pierde para siempre”, expone Arias de Haro. A estos profesionales les sorprende cada vez más los sofisticados medios empleados por los expoliadores. “En ocasiones, con los detectores de metales han llegado a perforar tumbas con más de un metro de profundidad buscando monedas u otros objetos de valor”, agrega el arqueólogo de Cástulo.

 

¿Y cómo proteger los yacimientos? Arias de Haro no oculta cierto escepticismo al respecto: “Son miles de yacimientos esparcidos por toda la geografía, y la mayoría están en terrenos particulares donde el margen de maniobra es más limitado. Habría que vallar una provincia entera como Jaén para evitar a estas mafias”. Solo en Jaén hay registrados más de 500 yacimientos de arte ibero, la mayoría de ellos diseminados por terrenos de particulares.

 

Pese a que la preocupación es latente entre los arqueólogos e historiadores del Arte por la proliferación de ataques vandálicos a las zonas arqueológicas, Arias de Haro admite que algo se ha avanzado en los últimos años: “Cuando empecé en Cástulo había expolios casi todos los días, y al menos ahora se han frenado”. Mucho ha tenido que ver en ello la mayor vigilancia por parte de los agentes de las fuerzas de seguridad, muchos de los cuales han recibido cursos de formación sobre el patrimonio por parte de la Junta.

 

Los argumentos que esgrimen los que expolian yacimientos arqueológicos tampoco son creíbles para los arqueólogos. “Aseguran que son lugares que nunca se van a excavar para justificar sus acciones, pero se equivocan”, señala el profesional. Pone como ejemplo al yacimiento de Cástulo, cuyos orígenes se remontan al Neolítico y que fue durante la Edad del Bronce un destacado centro ligado a la actividad metalúrgica del cobre, el plomo y la plata.

 

“Hace muchos años nadie pensaba que Cástulo iba a ser lo que es hoy, uno de los principales reclamos arqueológicos y turísticos del norte de Andalucía”, sintetiza el arqueólogo jiennense. Cástulo espera para este año más de 40.000 visitas. A ello ha contribuido de forma decidida el descubrimiento del mosaico de Los amores, reconocido por la revista National Geographic como uno de los 10 descubrimientos más importantes de 2012.