Reabre hoy la Bolsa de Atenas y hay temor a una estampida de inversore
Comercio Exterior

Reabre hoy la Bolsa de Atenas y hay temor a una estampida de inversores extranjeros

 

 

03/08/2015 Fuente cronista. Los inversores helenos no operarían libremente. Pero el 59% de las acciones griegas está en manos de extranjeros, advierten los más pesimistas

 

¿Se puede vivir sin una bolsa de valores? Desde hace un mes que en Grecia el mercado de renta variable se encuentra cerrado, tras el corralito financiero instaurado a partir del 29 de junio por el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras. La decisión, que se complementó con la imposibilidad de que los ahorristas griegos pudieran disponer libremente de sus depósitos bancarios (sólo estaban autorizados a retirar hasta 60 euros por día), convirtió a la Bolsa de Atenas en un museo de cera donde nadie puede comprar ni vender acciones y en el que el tiempo se detuvo hasta nuevo aviso.

 

En realidad, este aviso ya llegó, bajo la forma de una autorización del Banco Central Europeo (BCE) para proceder a la reapertura del mercado ateniense. El máximo organismo monetario de la zona euro dio su conformidad el martes pasado, tras confirmar por parte del gobierno heleno que la normalización de las operaciones se haría de manera gradual, para evitar una estampida de inversores.

 

"El BCE aprobó el plan, que prevé restricciones para los inversores griegos", afirmó a Reuters un miembro del Ministerio de Finanzas nacional. Las restricciones a las que hacía alusión el funcionario tenían que ver con el temor de que se produjera una nueva fuga de depósitos domésticos. De acuerdo con Michalis Vassiliadis, economista del IOBE (Fundación de Investigaciones Económicas e Industriales), "el riesgo estaba en que estos inversores pudieran transferir hacia la Bolsa importantes fondos que hoy se encuentran retenidos en los bancos griegos, y de esta manera se generara una nueva fuga de capitales".

 

El corralito impuesto a los bancos y a la Bolsa a fines de junio fue el manotazo de ahogado al que recurrió el gobierno de Tsipras cuando se vio arrinconado y sin recursos para hacer frente al riesgo de retiro masivo de depósitos. El gobierno, que decidió dar un golpe de efecto y convocar a un referéndum (el cual finalmente ganó) para mejorar su posición negociadora frente a los acreedores externos (BCE, FMI y Eurozona), finalmente se tuvo que rendir ante la evidencia de que no había dinero suficiente en los bancos para sostener su operatoria. Y que el BCE no iba a liberar la línea de créditos de emergencia que mantenía a flote a la banca helena, por lo menos hasta que Grecia firmara un arreglo con los acreedores.

 

"A fines de junio nadie sabía todavía si íbamos a alcanzar un acuerdo y si Grecia iba a permanecer dentro de la zona euro. Si la bolsa hubiera seguido abierta, cada inversor podría haber vendido sus acciones de empresas griegas y, sobre todo, de bancos griegos, lo que los hubiera debilitado aún más", explicó Vassiliadis.

 

De ese momento a hoy ha pasado bastante agua por debajo de los puentes helenos, tanto como que el gobierno de Tsipras alcanzó finalmente dicho acuerdo con los acreedores el 13 de julio. Este arreglo contempla realizar un ajuste y subas de impuestos a cambio de un nuevo rescate de más de 80.000 millones de euros en los próximos tres años. Por otra parte, el corralito bancario fue levantado (de manera parcial) el pasado 20 de julio, lo que significó que las sucursales empezaran a abrir sus puertas y que los griegos pudieran retirar un poco más de dinero por semana, pero con sus depósitos inmovilizados.

 

Ahora, según los analistas, en este proceso de normalización de los mercados financieros le toca el turno a la Bolsa, otro tema que puede resultar bastante delicado.

 

Si bien el corralito financiero que viven los griegos remite inmediatamente a la historia reciente argentina, en el caso de la Bolsa la experiencia es distinta y, a su vez, novedosa. Porque en 2001, la Bolsa de Buenos Aires no tuvo que detener sus operaciones y los inversores siguieron comprando y vendiendo acciones. Por supuesto, las cotizaciones se derrumbaron por la incertidumbre de la crisis de la Convertibilidad, pero desde el punto de vista del corralito como confiscación de depósitos, la Bolsa porteña actuó en cierta forma como un refugio.

 

Es decir que lo que vaya a pasar cuando se reabra el mercado bursátil ateniense es una verdadera incógnita, de ahí que los analistas se muestren divididos. Con una capitalización de 41.000 millones de euros el día de su cierre (a título informativo, la de Buenos Aires vale tan sólo 4.000 millones de pesos), el índice general ATG había perdido un 16% con respecto a su pico de 2015, alcanzado en el mes de febrero.

 

Entre los optimistas, están quienes creen que el ajuste ya ha sido descontado por parte de los inversores, así que ven al precio de las acciones griegas por debajo de su valor real, es decir sinónimo de buenas oportunidades de compra. Para las empresas griegas, este sería el escenario ideal, muy necesitadas de financiamiento para reactivar la economía, ahora que los bancos quedaron fuera de pista por bastante tiempo (Werner Hoyer, presidente del Banco Europeo de Inversiones, predijo "de una a dos décadas" para que la economía helena se recupere).

 

En cambio, quienes anticipan mayores caídas luego de la reapertura, recuerdan que la Bolsa de Atenas es altamente especulativa desde que estalló la crisis doméstica en 2009. Lo que equivaldría a profundizar el círculo vicioso de la economía helena. Pero el escenario pesimista podría ser aún peor: el 59% de las acciones griegas está en manos de extranjeros (sin restricciones para operar cuando reabra el mercado), por lo que se teme que, tras la reapertura, éstos se retiren en masa de la Bolsa. La cuenta regresiva ya empezó.