El cine como lenguaje propio
De interés general

El cine como lenguaje propio

 

 

23/06/2014 Fuente lanacion. Sin Drama de Down, una ficción con elementos documentales sobre jóvenes actores con capacidades diferentes

 

odo empezó con una rifa. Sorteando unos premios donados y unos cuadros regalados, el taller de teatro y expresión para jóvenes con discapacidad Sin drama de Down consiguió el dinero necesario para alquilar una cámara y encarar el rodaje de su primera película. Hoy, casi cuatro años después de iniciado ese modesto sorteo, Sin Drama de Down. Un lenguaje propio se proyecta todos los jueves de junio en la sala Raúl González Tuñón, del Centro Cultural de la Cooperación.

 

El rodaje duró cuatro meses, el montaje un año y, luego, fueron otros tantos meses de sonido y posproducción. Como todo proyecto independiente, fue todo a pulmón, con colaboración y paciencia. Emocionada, Paula Delucchi, una de las realizadoras, cuenta que "en el camino se fueron sumando muchas personas, desde actores como Claribel Medina y Coco Sily, hasta técnicos a los que les parecía muy copado participar y generosamente lo hicieron".

 

Sin Drama de Down. Un lenguaje propio muestra la vida cotidiana de un grupo de jóvenes con Síndrome de Down, cuáles son sus retos al vivir solos y cómo se incorporan a la sociedad para lograr salvar su casa de un posible desalojo producto de una deuda impositiva. Para Delucchi "aunque es una historia de ficción, en su corazón guarda la utopía". Y cuenta que cada vez que salían a grabar exteriores muchos se involucraban espontáneamente. "Por eso, al hacer el montaje, sentía que tenían que convivir la ficción con escenas documentales. Se podría decir que es una ficción documentalizada como resultado de la sinergia de todas las partes que se sumaron sólo porque algo de lo que ocurría, en ese momento, los convocaba".

 

Sobre el método de rodaje, Delucchi cuenta que, al principio, iba con su plan de filmación, pero rápidamente comprendió que había que filmar de otra manera y la cámara pasó a ser un simple observador de lo que acontecía. "Todo debía supeditarse al juego actoral, que fue para mí lo mas interesante que hemos podido capturar. Las improvisaciones son el alma de la película y nos transportan a ese universo tan personal en el que ellos experimentan la vida", agrega.

 

Otro de los realizadores y pieza importante en la formación de este colectivo es Juan Laso. "Teníamos ganas de contar sobre lo comunitario, la lucha por conseguir los sueños, la autonomía -cuenta-. Entonces, escribí un guión que sirvió de cama elástica para nuestros actores. Nunca trabajamos haciéndolos memorizar un texto sino dando pautas para lograr la magia de la improvisación y la espontaneidad. Tanto en teatro como en cine buscamos formar actores creadores." Sobre su trabajo cotidiano en el taller, Laso busca que el teatro sirva como herramienta para su despliegue como personas. "Que los ayude a hablar, expresarse, reconocer su cuerpo y las inmensas posibilidades que tiene, estimular sus facilidades expresivas, su espontaneidad, su capacidad de juego". Y expone, ambicioso, sus expectativas: "Nos encantaría seguir indagando en el lenguaje del cine con algún director invitado. Creo que sería un gran salto que la película nos ayude a conseguir fondos para realizar otro trabajo y que los actores puedan ganar dinero para dedicarse tiempo completo y encontrar en la actuación un oficio con posibilidad laboral".