El perro del hortelano 1. Primera entrega
de Lope de Vega

El perro del hortelano 1. Primera entrega

 

 

Autor: Lope de Vega

 

Fuente bibliotecasvirtuales.

 

ACTO PRIMERO

 

Salen TEODORO y TRISTÁN; vienen huyendo

 

TEODORO: Huye, Tristán, por aquí.

 

TRISTÁN: Notable desdicha ha sido

 

TEODORO:¿Si nos habrá conocido?

 

TRISTÁN: No sé; presumo que sí.

 

Vanse. Sale DIANA

 

DIANA:¡Ah gentilhombre!,esperad.

¡Teneos, oíd! ¿qué digo?

¿Esto se ha de usar conmigo?

Volved, mirad, escuchad.

¡Hola!¿No hay aquí un crïado?

¡Hola!¿No hay un hombre aquí?

Pues no es sombra lo que vi,

ni sueño que me ha burlado.

¡Hola!¿Todos duermen ya?

 

Sale FABIO

 

FABIO:¿Llama vuestra señoría?

 

DIANA: Para la cólera mía

gusto esa flema me da.

Corred, necio, enhoramala,

pues merecéis este nombre,

y mirad quién es un hombre

que salió de aquesta sala.

 

FABIO:¿De esta sala?

 

DIANA: Caminad,

y responded con los pies.

 

FABIO: Voy tras él.

 

DIANA: Sabed quién es.

 

FABIO:¿Hay tal traición, tal maldad?

 

Vase. Sale OTAVIO.

 

OTAVIO: Aunque su voz escuchaba,

a tal hora no creía

que era vuestra señoría

quien tan aprisa llamaba.

 

DIANA:¡Muy lindo Santelmo hacéis!

¡Bien temprano os acostáis!

¡Con la flema que llegáis!

¡Qué despacio que os movéis!

Andan hombres en mi casa

a tal hora, y aún los siento

casi en mi propio aposento;

que no sé yo dónde pasa

tan grande insolencia, Otavio.

Y vos, muy a lo escudero,

cuando yo me desespero,

¿ansí remediáis mi agravio?

 

OTAVIO: Aunque su voz escuchaba,

a tal hora no creía

que era vuestra señoría

quien tan aprisa llamaba.

 

DIANA: Volveos; que no soy yo;

acostaos; que os hará mal.

 

OTAVIO: Señora...

 

Sale FABIO

 

FABIO: No he visto tal.

Como un gavilán partió.

 

DIANA:¿Viste las señas?

 

FABIO:¿Qué señas?

 

DIANA:¿Una capa no llevaba

con oro?

 

FABIO: Cuando bajaba

la escalera...

 

DIANA:¡Hermosas dueñas

sois los hombres de mi casa!

 

FABIO: A la lámpara tiró

el sombrero y la mató.

Con esto los patios pasa,

y en lo escuro del portal

saca la espada y camina.

 

DIANA: Vos sois muy lindo gallina.

 

FABIO:¿Qué querías?

 

DIANA:¡Pesia tal!

Cerrar con él y matalle.

 

OTAVIO: Si era hombre de valor,¿fuera bien echar tu honor desde el portal a la calle?

 

DIANA:¡De valor aquí!¿Por qué?

 

OTAVIO: ¿Nadie en Nápoles te quiere,

que mientras casarse espere,

por dónde puede te ve?

¿No hay mil señores que están,

para casarse contigo,

ciegos de amor? Pues bien digo,

si tú le viste galán,

y Fabio tirar bajando

a la lámpara el sombrero.

 

DIANA: Sin duda fue caballero

que, amando y solicitando,

vencerá con interés

mis crïados; qué crïados

tengo, Otavio, tan honrados.

Pero yo sabré quién es.

Plumas llevaba el sombrero,

y en la escalera ha de estar.

 

A Fabio

 

Ve por él.

 

FABIO:¿Si le he de hallar?

 

DIANA: Pues claro está, majadero;

que no había de bajarse

por él cuando huyendo fue.

 

FABIO: Luz, señora, llevaré.

 

Vase

 

DIANA: Si ello viene a averiguarse,

no me ha de quedar culpado

en casa.

 

OTAVIO: Muy bien harás;

pues cuando segura estás,

te han puesto en este cuidado.

Pero aunque es bachillería,

y más estando enojada,

hablarte en lo que te enfada,

ésta tu injusta porfía

de no te querer casar

causa tantos desatinos,

solicitando caminos

que te obligasen a amar.

 

DIANA:¿Sabéis vos alguna cosa?

 

OTAVIO: Yo, señora, no sé más

de que en opinión estás

de incansable cuanto hermosa.

El condado de Belflor

pone a muchos en cuidado.

 

Sale FABIO

 

FABIO: Con el sombrero he topado;

mas no puede ser peor.

 

DIANA: Muestra.¿Qué es esto?

 

FABIO: No sé.

Éste aquel galán tiró.

 

DIANA:¿Éste?

 

OTAVIO: No le he visto yo

más sucio.

 

FABIO: Pues éste fue.

 

DIANA:¿Éste hallaste?

 

FABIO: Pues ¿yo había

de engañarte?

 

OTAVIO: ¡Buenas son

las plumas!

 

FABIO: Él es ladrón.

 

OTAVIO: Sin duda a robar venía.

 

DIANA: Haréisme perder el seso.

 

FABIO: Este sombrero tiró.

 

DIANA: Pues las plumas que vi yo,

y tantas,que aun era exceso,

¿en esto se resolvieron?

 

FABIO: Como en la lámpara dio,

sin duda se las quemó,

y como estopas ardieron.

Ícaro, ¿al sol no subía,

y abrasándose las plumas,

cayó en las blancas espumas

del mar? Pues esto sería.

El sol la lámpara fue,

Ícaro el sombrero; y luego

las plumas deshizo el fuego,

y en la escalera le halé.

 

DIANA: No estoy para burlas, Fabio.

Hay aquí mucho que hacer.

 

OTAVIO: Tiempo habrá para saber

la verdad.

 

DIANA:¿Qué tiempo, Otavio?

 

OTAVIO: Duerme agora; que mañana

lo puedes averiguar.

 

DIANA: No me tengo de acostar,

no, por vida de Dïana,

hasta saber lo que ha sido.

Llama esas mujeres todas.

 

Vase FABIO

 

OTAVIO: Muy bien la noche acomodas.

 

DIANA: Del sueño, Otavio, me olvido

con el cuidado de ver

un hombre dentro en mi casa.

 

OTAVIO: Saber después lo que pasa

fuera discreción, y hacer

secreta averiguación.

 

DIANA: Sois, Otavio, muy discreto;

que dormir sobre un secreto

es notable discreción.

 

Salen FABIO, MARCELA, DOROTEA, ANARDA

 

FABIO: Las que importan he traído;

que las demás no sabrán

lo que deseas, y están

rindiendo al sueño el sentido.

Las de tu cámara solas

estaban por acostar.

 

ANARDA: (De noche se altera el mar, Aparte

y se enfurecen las olas.)

 

FABIO:¿Quieres quedar sola?

 

DIANA: Sí.

Salíos los dos allá.

 

[FABIO habla ] aparte a OTAVIO

 

FABIO:(¡Bravo examen!

 

OTAVIO: Loca está.

 

FABIO: Y sospechosa de mí.

 

Vanse OTAVIO y FABIO

 

DIANA: Llégate aquí, Dorotea.

 

DOROTEA:¿Qué manda vuseñoría?

 

DIANA: Que me dijeses querría

quién esta calle pasea.

 

DOROTEA: Señora, el marqués Ricardo,

y algunas veces el conde Paris.

 

DIANA: La verdad responde

de lo que decirte aguardo,

si quieres tener remedio.

 

DOROTEA: ¿Qué te puedo yo negar?

 

DIANA: ¿Con quién los has visto hablar?

 

DOROTEA: Si me pusieses en medio

de mil llamas, no podré

decir que, fuera de ti,

hablar con nadie los vi

que en aquesta casa esté.

 

DIANA:¿No te han dado algún papel?

¿Ningún paje ha entrado aquí?

 

DOROTEA: Jamás.

 

DIANA: Apártate allí.

 

[MARCELA habla ] aparte a ANARDA

 

MARCELA:¡Brava inquisición!

 

ANARDA: Crüel.

 

DIANA: Oye, Anarda.

 

ANARDA:¿Qué me mandas?

 

DIANA:¿Qué hombre es éste que salió...?

 

ANARDA:¿Hombre?

 

DIANA:...de esta sala; y yo

sé los pasos en que andas.

¿Quién le trajo a que me viese?

¿Con quién habla de vosotras?

 

ANARDA: No creas tú que en nosotras

tal atrevimiento hubiese.

¡Hombre, para verte a ti,

había de osar traer

crïada tuya,  ni hacer

esa traición contra ti!

No, señora, no lo entiendes.

 

DIANA: Espera, apártate más;

porque a sospechar me das,

si engañarme no pretendes,

que por alguna crïada

este hombre ha entrado aquí.