Del logo Fate al Magiclik, un mapa completo del diseño argentino
De interés general

Del logo Fate al Magiclik, un mapa completo del diseño argentino

 

 

08/11/2013 Fuente revistaenie. Durante el último Festival Internacional de Diseño (FID) de Buenos Aires se presentó el primer catálogo de diseño argentino, de impronta federal y con investigación histórica a cargo de Wustavo Quiroga. Rescata las infografías de Alejandro Malofiej sobre la Guerra de Malvinas y la cultura de vanguardia de la automotriz IKA, entre otros hitos de la disciplina.

 

El multifacético Wustavo Quiroga, diseñador, gestor cultural y curador, se propuso desde hace ya una década la tarea de relevar y dar a conocer un mapa del diseño argentino lo más completo posible, abarcando toda la geografía del país, siete décadas de historia y distintas ramas del amplio universo del diseño: gráfica, producto y textil. Nacido y formado en Mendoza, aunque actualmente reside en Buenos Aires, desde sus tiempos como estudiante en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo sintió la inquietud de cuestionar nociones como la “centralidad” y los “márgenes” del diseño nacional. Su investigación, siempre en progreso, sumó dos hitos días atrás: la muestra “Diseño argentino, a lo largo del tiempo, a lo ancho del mapa”, que se exhibió recientemente en el Festival Internacional de Diseño (FID) de Buenos Aires, y la creación del primer catálogo categorizado de diseño argentino, online desde el Centro Metropolitano de Diseño (CMD).   

 

 -¿Cuándo y cómo nació su proyecto de investigación?

-Empecé en Mendoza con la Fundación del Interior, un proyecto que comenzó en 2006 gestionado fuera del ámbito académico, con el cual nos propusimos crear una colección de diseño mendocino, pero además entender el contexto fundacional y los diversos destinos de nuestros diseñadores. Desde 2009 investigo desde Buenos Aires lo que dio por resultado que este año fundáramos el proyecto Colección y Archivo Proyectual Argentino (CAPA), que tiene sede en Capital Federal, con un equipo encargado de profundizar en las diferentes regiones del país.

 

-¿Qué hallazgos le parecieron especialmente notables en esta búsqueda?

-Personalmente, me interesa el caso del Instituto de Diseño Industrial (IDI), que funcionó en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Arquitectura de la Universidad del Litoral (actual Universidad Nacional de Rosario), dirigido desde 1962 por Jorge Vila Ortíz y desde 1987 por Enzo Grivarello, hasta el declive social que provocó su cierre en 2003. Tenían una fuerte conexión con industrias locales como Tauro, que fabricaba cargadores de batería o soldadoras, y Bianchi, de balanzas. Es una especie de proyecto ülmiano (por la célebre escuela de diseño de Ülm, en Alemania) con investigaciones de mucho rigor, como un laboratorio de ergonomía, entre otras cosas. También el movimiento de Nueva Arquitectura en San Juan, que surgió ante la necesidad de reconstruir las ciudades afectadas por el terremoto de 1944. Esta movida, además de reemplazar los conceptos constructivos de la arquitectura colonial por arquitectura racionalista, tuvo una gran repercusión en el diseño porque muchas piezas se ubican en la frontera entre la labor del arquitecto y la del diseñador. Como personaje, un caso muy interesante es el de Santiago René Barbuy, un cordobés radicado en Mendoza que luego pasó por Chile hasta llegar a Perú. Fue inventor, diseñador autodidacta y pedagogo y entre cientos de cosas creó instrumentales técnicos para dibujo como las denominadas “reglas paralelas”, en los tiempos en que los planos se hacían a mano y con tinta.

 

-¿Incluye en su inventario también acciones desde el ámbito privado, como podría ser el Instituto Di Tella?

-Sí, uno de los casos más importantes es el de Industrias Kayser Argentina (IKA), en Córdoba, que se puede comparar precisamente con lo que fue Siam Di Tella en Buenos Aires, por el valor agregado de diseño en su producción y su vinculación con la cultura. Esta empresa, además de tener una gran capacidad productiva en el rubro automotriz, tuvo como extensión un Instituto de Cultura y Deporte que organizó dos bienales de arte, editó su propia revista llamada gacetIKA y realizó otras actividades muy de vanguardia en esa provincia.

 

-¿Qué criterio siguió para elegir muestras de diseño actual?

-Me interesó especialmente destacar en el catálogo algunos diseños del campo de la salud, por eso se incluyeron incubadoras y cunas para bebés prematuros, hechos por diseñadores como Hugo Legaria y Hugo Kogan (el legendario creador del Magiclik). Son productos de una gran complejidad y en una temática que tiene poca visibilidad porque en nuestro país no existe un gran desarrollo en este rubro.

 

-En el campo de la gráfica, en el que Argentina sí tiene una gran tradición, ¿tuvo hallazgos interesantes?

-Hay algunos artífices que en general pasaron desapercibidos para la comunidad de diseñadores, como el porteño Alejandro Malofiej, uno de los padres de la infografía moderna a partir de una serie de gráficos explicativos y cartografías realizadas en los 80, como los que hizo durante la Guerra de Malvinas. También pasó algo interesante mientras montábamos la muestra en el Centro Metropolitano de Diseño. A pocos días de la inauguración del Festival, Ronald Shakespear, un “emblema” del diseño de identidad visual, vio los créditos de la marca de neumáticos Fate y nos alertó que el diseño no era del arquitecto Carlos Alberto Méndez Mosquera, como creíamos, sino de Rubén Fontana. Este giro inesperado nos permitió repasar la historia de una gran marca que hasta ahora sólo se daba a conocer a través de la agencia Cícero Publicidad. Resultó que el isotipo (la forma) era un diseño de Lala, la esposa de Méndez Mosquera, y el logotipo (la palabra) era un trabajo del prestigioso Rubén Fontana, quien por entonces trabajaba para esta agencia. Y pudimos fecharlo con exactitud: es de 1964. Son pequeños episodios que muestran cómo esta historia se va construyendo como un gran trabajo colectivo.