Contra valor no hay desdicha 7. Séptima y última entrega
Fuente artelope. Autor Lope de Vega
2165
¿quién no ha de tener temor?
¿Qué rey murió sin cometa?
¿A qué fatal destrucción
no precedieron presagios?
¿Qué infante en el pecho habló
2170
que no sucediesen guerras?
CIRO
Pues, padre, en la guerra estoy.
(BATO.)
BATO
Dame tus Reales pies,
Capitán, cuyo blasón
ya le temen los dos polos.
CIRO
2175
¡Oh, Bato, mi embajador!
¿Diste la carta al tirano
de mi vida?
BATO
Y respondió,
con injuria de los dioses,
que dará satisfacción
2180
presto a tu loca arrogancia.
Pero ¡mira cómo Dios,
cuando los hombres castiga
por algún notable error,
les ciega el entendimiento!
2185
Pues la memoria perdió
del hijo muerto de Arpago,
y vienen juntos los dos,
fiándole la más parte
del ejército, que yo
2190
vi formar en escuadrones,
que pudiera dar temor
a los feroces gigantes
de la torre de Nembrot.
FILIS
¡Oh, fuerte Ciro! No esperes
2195
este primero furor.
Retira tu gente adonde
puedas con la dilación
hace mayor tu defensa
y su peligro menor.
CIRO
2200
Por mirar a un caballero
que de un caballo feroz
se apea, no te respondo.
De paz las señales son.
FILIS
¡Ay, Ciro! Mi hermano es éste.
2205
Escóndete.
(Retírase FILIS.)
(ARPAGO.)
CIRO
¿Qué ocasión
te la ha dado, noble Arpago,
para hacerme este favor?
ARPAGO
El Rey tu abuelo, Ciro valeroso,
no sólo airado de que no eres muerto,
2210
mas de entender que intentas animoso
de dalle la batalla a campo abierto;
con saber que del tuyo numeroso
el dilatado monte está cubierto,
por ser bisoña gente, determina
2215
ver a qué parte Júpiter se inclina.
Y ardiendo en ira de que tú dijeses
que una parte del reino le darías
en que viviese luego que rey fueses
pues el justo respeto le perdías,
2220
como de espigas las doradas mieses
de Julio miran los postreros días,
cubrió los campos de la gente propia,
conducida a la gente de Etiopía.
Treinta mil hombre tuvo en breve plazo,
2225
de a caballo los diez, de a pie los veinte,
de alfanje al lado y arco persa al brazo,
o el fresno al ristre del arnés luciente.
Las varias plumas en diverso lazo
compiten a la fénix del Oriente;
2230
de suerte que, confusas las colores,
parecen campos de diversas flores.
Como primero que a la blanca aurora
enrubie el sol las cándidas guedejas,
de sus vivientes átomos colora
2235
los blandos aires escuadrón de abejas,
así a la voz del atambor sonora
y a la trompa marcial marchan parejas
las armadas hileras, y el sol mira
en cada morrïón un sol mentira.
2240
De fogosos alígeros bridones,
que la máquina elevan corpulenta,
encintan lazos, crines y cordones;
que al más bruto animal la gala alienta:
y tan iguales van los escuadrones,
2245
que donde aquél levanta el pie, le siente
el que le sigue con destreza tanta,
que no cubre más tierra que la planta.
En medio, las banderas son el alma
deste cuerpo que digo, donde el viento,
2250
cuando respeta las divisas, calma,
y luego las convierte en su elemento.
El Rey detrás, como al verde palma
resiste al tiempo, de su ley exento;
que la venganza, si en los años crece,
2255
la más caduca edad rejuvenece.
Por no cansarte, digo que pudiera
el Rey de Media conquistar a Troya,
si con Agamenón a recia fuera
por la venganza de la hurtada joya.
2260
No es inconstancia la que el alma altera;
que la mitad del corazón apoya
nuestra amistad, sino saber que es cierto
que no te has de librar de preso o muerto.
Esto será, si esperas enemigo
2265
tan poderoso con tan flaca gente;
que yo sólo podré morir contigo
cuando tu pecho intrépido lo intente.
Será la fe de verdadero amigo
polo en que estribe amor eternamente,
2270
si en competencia del que sufre Atlante,
donde fuere cristal, seré diamante.
Y porque en un estrago tan notable,
dicen que no ha de haber viva persona,
quiero llevar mi hermana donde entable
2275
justa defensa a lo que el Rey blasona;
porque es la guerra parca inexorable,
que a ninguno respeta ni perdona;
que si la pongo con defensa fuerte,
luego contigo abrazaré la muerte.
(Vase.)
BATO
2280
Huye, señor; ¿qué esperas?
CIRO
No he sentido,
Bato, que venga el Rey tan poderoso;
siento la ausencia con temor de olvido
de aquel amor que conquisté dichoso.
ALBANO
¡Agora, Ciro, amor!
RISELO
¿Tienes sentido?
SILVIO
2285
Mira, señor, que es el huir forzoso.
CIRO
Dejadme solo aquí, porque recelo
que de vuestro temor se ofende el cielo.
(Vanse todos menos CIRO.)
CIRO
Cuando la nave en el mar
con fiera tormenta surca
2290
los ondas, que con el viento
arenas y estrellas juntan,
¡Qué de varios pensamientos
en la bitácora turban
al piloto, que contempla
2295
tocada de imán la aguja!
¡Qué cuidadosa que sirve,
y por todas partes cruza,
más turbada que obediente,
la mal prevenida chusma!
2300
Cuál dice «amaina», cuál «vira»,
para que de presto acudan
a la troza, al chafaldete,
a la triza y a la amura,
entre los cables y amarras
2305
no hay cosa que no confunda
el temor, y no, aprovechan
filácigas ni ataduras.
Con remolinos pretende
el mar que la nave suba,
2310
a la que argentan estrellas,
por escalas de agua turbia;
hasta que, tranquilo el mar,
quiere el cielo que descubra
aquel brillador diamante
2315
que paz en la gavia anuncia;
y aquel celestial topacio
tiende la melena rubia,
formando círculos de oro
entre las nubes purpúreas.
2320
Así corre mi esperanza
con desesperada furia,
tormenta de pensamientos
en el mar de mis fortunas.
Sentémonos, pues, cuidados,
2325
porque no deis en la dura
tierra con el grave peso,
aunque hay valor que le sufra.
Hable el alma, que preside
a las potencias, e infunda
2330
su luz al entendimiento,
que oprimen sombras oscuras.
Apenas sueños despiertos
la imaginación confusa
fabrica por divertirme,
2335
cuando el temor me deslumbra.
(Suenan toques de cajas en el aire.)
¡Cajas de guerra! ¿Qué es esto,
que por la región segunda
tocan del aire, y los ecos
a los dos polos resultan?
2340
Las negras nubes se apartan
dando lugar que discurran
tropas de armados persianos,
que vanas sombras figuran.
Ya con lanzas, ya con rayos,
2345
ya con espadas desnudas,
unos con otros pelean.
Ya se esparcen..., ya se ocultan.
Allí suenan instrumentos,
en cuyos ecos pronuncian
2350
victoria los claros aires.
¡Qué confusiones, qué dudas!
(LA VOZ de una sombra.)
LA VOZ
Ciro, no esperes al Rey,
huye, que es mejor que huyas
que no que la vida pierdas.
CIRO
2355
Mucho mi valor injurias.
¿Quién eres?
LA VOZ
Tu padre soy.
CIRO
Con tu bajeza deslustras
la majestad de mi madre,
pues mi empresa dificultas.
2360
¡Mal haya el tirano abuelo,
que por temer, pues me escuchas,
le dio a tan bajo caballo
yegua de tanta hermosura!
que si me diera un Aquiles,
2365
¡viven las deidades sumas,
que aun ellas mismas no estaban
de mis hazañas seguras!
Si tuviera al sol por padre,
como por madre la luna,
2370
su fénix me viera el cielo
sin abrasarme la pluma.
¡Mal haya el tirano abuelo,
mal haya una vez y muchas
que un sátiro y una ninfa
2375
puso a una misma coyunda!
Naciera yo todo sol,
sin faltarme parte alguna,
con que, sin mojar los rayos,
bebiera del mar la espuma.
2380
Vete, sombra, a tu descanso,
vive la fúnebre tumba
de hombre vil, pues no mereces
como rey doradas urnas.
LA VOZ
Grandes desdichas te aguardan.
CIRO
2385
Mientras que la vida dura,
contra valor no hay desdicha.
Déjame, sombra importuna.
(Pasa un cometa por el teatro.)
¡Qué fiero cometa pasa!
todo parece que acusa
2390
mi temerario valor,
y es lo que más me disculpa,
parece que allí me nombra,
entre sangrientas angustias,
el hijo de Arpago muerto.
2395
¿Qué cosa, cielos, más justa
que vengar un inocente?
Pues, valor, o muere o triunfa.
Dios penetra pensamientos,
Dios los corazones juzga,
2400
y a quien las vidas quitare,
Dios le quitará la suya.
(FILIS, en corto, con espada, botas y espuelas, y soldados.)
FILIS
Ciro, de mi hermano huyendo
porque no me hallase, fui
alejándo de ti
2405
y acercándome volviendo.
Él se fue ya, presumiendo
que me volví de temor
a la corte, y no era error
si yo la vida estimara:
2410
pero no hay cosa tan cara
que no la desprecie amor.
CIRO
Filis, de tanta firmeza
no sé yo qué gracias darte.
Yo soy en la guerra Marte,
2415
tú Venus en la belleza.
Coronaré tu cabeza
si la victoria me dan
los cielos.
FILIS
Pienso que están
contrarios a tu fortuna,
2420
si puede temer alguna
tan ilustre capitán.
El Rey viene poderoso,
cajas y trompetas suenan;
todos el valor condenan
2425
con que esperas animoso.
El retirarte es forzoso
hasta prevenir mejor
quien esfuerce tu valor.
CIRO
Filis, agravio me hicieras
2430
si tal consejo me dieras
menos que con tanto amor.
Las cajas se acercan ya:
yo voy a ordenar mi gente.
FILIS
Oye.
CIRO
Déjame.
FILIS
Detente:
2435
tu vida en peligro está.
CIRO
El cielo la guardará.
FILIS
Muévate, Ciro, mi amor.
CIRO
No puedo más.
FILIS
¡Qué rigor!
CIRO
Filis, morir o vencer;
2440
porque es imposible haber
desdicha contra el valor.
FILIS
¡Oh amor! ¿Cómo temes tanto
siendo todo corazón?
CIRO
Suspende, que no es razón,
2445
Filis, amorosa, el llanto.
FILIS
No puedo decirte cuánto
tengo en los ojos impresos
tus atrevidos excesos.
CIRO
Quejaréme ¡oh luces bellas!
2450
que quieran vuestras estrellas
pronosticar mis sucesos.
FILIS
Si fueras, señor, tan mío
como yo tu esclava soy,
ya sé que dejaras hoy
2455
ese loco desvarío.
CIRO
Con justa razón confío.
FILIS
Sin ella, muerte me das.
CIRO
¿Puedo ya volver atrás
en hechos malos o buenos?
2460
Déjame intentar lo menos,
que el cielo hará lo demás.
Soldados, hoy quiero ver.
(Saca la espada.)
Lo que me habéis prometido.
No os espanto que haya sido
2465
del Rey mayor el poder.
Yo he de morir o vencer:
llevad siempre en la memoria
la fama, el triunfo, la gloria
de la alta empresa que sigo;
2470
que un poderoso enemigo
hace mayor la victoria.
(Tocan y dase la batalla, huyendo los soldados de CIRO de los del REY, y éntranse.)
(FILIS y BATO.)
(Dentro.)
CIRO
¡Así dejáis vuestro rey
y vuestro amigo, traidores!
¿Así cumplís la palabra?
2475
¿Falta amor, la fe se rompe?
¡Cobardes, huyendo vais!
FILIS
¡Ay, Júpiter, que del monte,
cubierto de flechas, baja
Ciro entre peñas y robles!
BATO
2480
Su gente cobarde huye,
y él la sigue dando voces.
Cayó en tierra. ¿Si está herido?
(Sale CIRO con algunas flechas clavadas en la rodela.)
CIRO
Persas, ¿dónde vais sin orden?
Mataré...
FILIS
Detén la espada.
2485
Filis soy, ¿no me conoces?
CIRO
¡Oh Filis! Mi gente infame,
las espaldas vueltas, corre;
que nunca fueron las obras
a las palabras conformes.
FILIS
2490
¿Estás herido?
CIRO
No siento
heridas, sino traiciones.
Capitanes, yo soy Ciro;
cese la infame desorden:
soldados, yo soy el rey,
2495
vivo estoy: ¿qué os descompone?
Las mujeres os infaman
con afrentosas razones;
¿quién hay que oiga sus afrentas
y a la batalla no torne?
(ARPAGO y soldados.)
ARPAGO
2500
Ánimo, valiente Ciro,
que ya Arpago, te socorre;
mi gente paso a la tuya:
los escuadrones recoge;
que, aunque publica victoria
2505
el Rey, si al paso te pones
del monte, harás por lo menos
que no los rinda y despoje.
CIRO
¡Oh Arpago amigo, cumpliste
la palabra como noble!
2510
Aunque parezco vencido,
no lo estoy mientras informe
el alma esta vida. Tengo
justa esperanza en los dioses.
Dellos soy hijo; estas flechas
2515
te dirán que no soy hombre.
Diamantes tengo por alma
en pecho y manos de bronce,
ninguna dellas me ha herido,
Marte detuvo sus golpes;
2520
no pasan mortales flechas
a divinos corazones.
Mi gente vuelve; que, en fin,
no hay cosa que los provoque
como ver que las mujeres
2525
los afrenten y deshonren.
¡Ea, soldados, al arma!
¡Ah, cómo vuelven feroces!
ARPAGO
León capitán de liebres,
hará las liebres leones.
(Entranse. Tocan y vuélvese a dar la batalla, saliendo y entrando como suelen.)
(CIRO, el REY, ARPAGO, FILIS, con el rostro cubierto, MITRÍDATES, BATO y soldados.)
REY
2530
Midió mi soberbia el suelo.
La espada, Ciro, detén,
que no puede estarte bien
matar a tu mismo abuelo.
En vano se opone al cielo
2535
poder mortal; no me des
la muerte, pues ya no es
venganza, sino bajeza,
pues siendo yo tu cabeza,
me estás mirando a tus pies.
CIRO
2540
Levántate.
REY
Para estar
de rodillas.
CIRO
Eso no;
que ningún hombre venció
si no supo perdonar.
REY
Aun no me dejan hablar
2545
las lágrimas para darte
las gracias.
CIRO
Fuera olvidarte
de que antes me has obligado
rendido, porque me has dado
ocasión de perdonarte;
2550
porque es tan alta la gloria
de perdonarte vencido,
que hasta este punto no ha sido
verdadera la victoria.
Que puesto que la memoria
2555
de tus crueldades pedía
la pena que merecía,
¿cómo quitarte podré
aquella vida que fue
el principio de la mía?
2560
Casaste con hombre vil
mi madre porque lo fuera
el que della procediera,
que fue prevención sutil;
mas yo en su pecho gentil,
2565
como el alma lo sabía,
viendo que hombre vil nacía,
dejé la del padre aparte,
y sólo saqué la parte
que de mi madre tenía.
2570
Que aunque es en la formación
el padre primera forma,
Dios, que las almas informa,
trocó la primera acción
en su vientre. Tu intención
2575
tanto al cielo se declara,
que desde entonces me ampara;
porque, a no nacer a ley
de todo príncipe o rey,
allá dentro me quedara.
2580
De suerte que haberme dado
padre humilde entonces, es
más agravio que después
mi muerte solicitado.
En fin, lo que no me has dado,
2585
que es vida, abuelo, te doy;
vive, pues que vivo estoy;
no dejes de ser por mí,
pues finalmente por ti
soy todo aquello que soy.
2590
Para que pases la vida
una ciudad te daré
de mi reino, donde esté
tu persona bien servida,
y la mía defendida
2595
de algún loco desvarío;
que ya de ti no me fío,
porque estás a toda ley
más enseñado a ser Rey
que no a ser abuelo mío.
2600
¿Qué nombre a tus hechos das?
¿Qué historia, qué fama esperas,
pues hallé piedad en fieras,
y en tus entrañas jamás?
Pero con esto no más,
2605
por no ofender la esperanza
que te da mi confianza;
que, aunque el cuerpo no lo sienta,
el que de palabra afrenta,
toma del alma venganza.
REY
2610
Yo daré con humildad
a tu imperio la obediencia
que verá el mundo.
CIRO
Ya, Arpago,
llegó ocasión a tus quejas,
pues no he vengado a tu hijo.
ARPAGO
2615
Antes agravio me hicieras
en no darme parte a mí
de la piedad y grandeza
con que has perdonado al Rey;
y te suplico que seas
2620
tan piadoso, que me des
de aquesta piedad la media
para que perdone al Rey.
CIRO
¡Palabras de tu nobleza!
¿Dónde está Filis?
BATO
Aquí,
2625
con esta banda cubierta.
FILIS
Yo soy tu esclava.
CIRO
Soldados,
la hermana de Arpago es reina.
FILIS
Pagaste mi amor.
ARPAGO
Y el mío.
CIRO
Y aquí dio fin el poeta,
2630
que aun vive para serviros,
a su historia verdadera
fiado en vuestro valor,
por que llamarse pudiera
Contra valor no hay desdicha,
2635
y el primero Rey de Persia.