Los cautivos de Argel 2. Segunda parte
Fuente artelope.uv. Autor: Lope de Vega
¿Qué rey tienen?
LEONARDO
Dios.
AJA
¿Qué ley?
LEONARDO
305
La de Dios.
AJA
¿Qué centro?
LEONARDO
Él mismo,
pero si van al abismo
tendrán diferente rey.
AJA
¿De quién son?
LEONARDO
De Dios es obra.
AJA
¿Qué lengua tienen?
LEONARDO
Igual,
310
aunque en el cuerpo mortal
por sus instrumentos obra.
AJA
¿Dónde está amor?
LEONARDO
En las almas, si es pasión
del alma.
AJA
Si iguales son,
315
si una patria se les da,
si un rey, un príncipe, un centro,
si amor en ellas está
y en el hábito de acá
no se viste el alma adentro,
320
¿cómo dices que no quieres
quererme por desigual,
pues en el alma inmortal
tan igual, Leonardo, eres?
¿Ves cómo tratas engaño?
325
¿Ves cómo eres mal nacido?
¿Ves cómo ya te he querido
y tú procuras mi daño?
¿Qué respondes?
LEONARDO
Bien pudiera
deshacer tus argumentos.
330
Mi peligro considera.
AJA
Luego, ¿tienes temor?
LEONARDO
Sí.
AJA
Señas de que no hay amor,
que no tuvieras temor
cuando tuviera amor en ti.
335
Ninguno que ama temió.
LEONARDO
No es eso lo que más lloro.
AJA
¿Pues qué?
LEONARDO
¿Ves que ese Dios que adoro
no quererte me mandó?
AJA
¿Por qué?
LEONARDO
Porque en esta ley
340
se prohíbe.
AJA
Eso es mentira,
que sé lo que manda, mira,
ese tu Dios y tu rey.
LEONARDO
¿Cómo, en este ciego abismo?
AJA
¿No te manda, y con rigor,
345
que a tu prójimo traidor
lo quieres como a ti mismo?
LEONARDO
¿No eres capaz de entender
el cómo eso se entiende?
Que antes nuestro Dios defiende
350
amar la ajena mujer.
AJA
Dime tú que no quisieras
la esclava por quien suspiras,
que tú...
LEONARDO
¿Cómo esas mentiras,
cómo esas vanas quimeras,
355
te hará ver con sus antojos
de la carga vista el amor?
AJA
Si tú, dios, y tú, señor
cristiano, infiernas tus ojos,
Dios con su ley soberana
360
y tu señor con temor.
Dime, ¿con tanto rigor
guardáis vuestra ley cristiana
que allá jamás ningún hombre
ofende a Dios?
LEONARDO
Mucho escusa
365
ofendelle.
AJA
¿Ni se usa
«¿Qué, rey?», ni hay allá tal nombre?
LEONARDO
Amor hay.
AJA
¿A quién se tiene?
LEONARDO
Tiénese a alguna doncella
para casarse con ella,
370
que con nuestra ley conviene.
AJA
¿Nunca algún hombre se halló
que haya querido a casada?
¿Jamás ofendéis en nada
al Dios que esta ley os dio?
LEONARDO
375
Alguno habrá habido allá.
AJA
¿Alguno no más, cristiano?
Miraldo bien.
LEONARDO
Esto es llano.
AJA
Al revés se suena acá,
que allá ventanas tenéis,
380
aquí no se usan ventanas,
allá tardes y mañanas,
aun las noches, si queréis,
las mujeres visitáis,
acá no se ve mujer.
LEONARDO
385
Esto todo viene a ser
para que en más nos tengáis,
que esa licencia de allá
es porque son tan leales,
tan castas, tan principales,
390
pero si se usara acá
y esa libertad os dieran,
no hubiera... Quiero callar,
dame licencia y lugar,
que otros esclavos me esperan,
395
que voy por leña.
AJA
No sé
qué más leña que tú mismo,
fuego de mi fuego mismo.
LEONARDO
Señora, yo volveré.
Suelta, que...
AJA
Dame la mano.
LEONARDO
400
¡Señora!
AJA
¡Dámela, perro!
LEONARDO
¿No ves, señora, que es yerro
querer?
AJA
¡Ay, dulce cristiano!
LEONARDO
No me puedo detener.
AJA
¡Perro, yo te haré matar!
405
Hechizos te pienso dar,
por fuerza me has de querer.
Ya sabes que hay quien te hará
que me quieras, y que dejes
tu ley.
LEONARDO
No hay por qué te quejes
410
de mi intención.
AJA
Tarde es ya,
por fuerza te haré querer.
LEONARDO
Oye.
AJA
No me digas nada,
que soy mujer despreciada,
y soy principal mujer.
(Váyase muy enojada.)
LEONARDO
415
¡Triste de mí! ¿No bastaba
mi esclavitud? ¿Qué consuelo
me queda, oh piadoso cielo?
Flechas son de una aljaba,
mis pecados las merecen.
(Sale FELIS, sacerdote cautivo, con un almaizar blanco y una cadena al pie.)
FELIS
420
Ya pensé no hallarte aquí.
¿Triste estás?
LEONARDO
Nunca me vi
más, tristes cosas se ofrecen
que se atreven al valor
al ser hombre, al ser cristiano.
425
¡Ay Felis, resisto en vano
desta mujer el amor!
No dudo de mi flaqueza,
mas de esa perseverancia,
aunque hay tan grande distancia
430
de su intento a mi firmeza.
Vi en ésa grande ocasión;
sacerdote eres, y amigo.
FELIS
Descansa el pesar conmigo,
en hombros de mi afición.
435
¿Trátate mal Solimán?
¿Vas acaso a la galera?
LEONARDO
¡Ojalá, Felis, yo fuera
de esa galera galán!
FELIS
¿Es algo de tu señora?
LEONARDO
440
En eso estuvo mi mal.
FELIS
Amor es furor mortal,
fuego que el honor dé boca,
ley que a naide guarda ley,
tirano del albedrío,
445
pues llega su señorío
a ser de las almas rey.
Debes de haberte rendido,
o quiéreste ya rendir;
algo que temes cumplir,
450
Leonardo, le has prometido.
Confiésate, que es gran medio
para enderezar tus pasos.
Llama a Dios, que en tales casos
es el más cierto remedio.
455
Dime la verdad.
LEONARDO
No fuera
ella ni el mundo bastante
a volver este diamante,
Felis, en blanda cera.
Vive la ley que profeso
460
que es fuerza que ha de vivir,
que en ella pienso morir
como Dios me guarde el seso.
Y dígolo desta suerte
porque Aja juró aquí
465
que, quitándome ansí,
será causa de mi muerte.
Ya sabes tú que en Argel
hay hechiceras que quitan
el seso y que a Circe imitan;
470
en transformaciones dél
han hecho muchos cristianos
renegar, llenos del fuego
deste amor lacivo y ciego,
viendo sus intentos vanos,
475
que al que no pueden vencer
con hechizos le transforman
en cera, y de cera forman
lo que dél quieren hacer.
¡Triste de mí, Felis mío!
480
Dame consejo, ¿qué haré?
FELIS
No hay cosa, y es cierta fee,
que fuerza el libre albedrío.
Al demonio invocarán,
mas si el cristiano resiste,
485
¿qué fuerza tiene él?
LEONARDO
¡Ay triste,
veneno darme podrán
como me quiten el seso!
FELIS
¿En qué?
LEONARDO
En la comida.
FELIS
Espera.
Tu señora persevera
490
y tú temes mal suceso.
Tráeme un vaso de agua aquí.
LEONARDO
¿Para qué?
FELIS
Ya lo sabrás.
LEONARDO
Voy.
FELIS
Dios ha de poder más,
hoy vuelve el cielo por ti,
495
hoy con dïurno trofeo,
que al cielo estas glorias dan,
dirá amor como Julián:
« Bonyistam Galileo.»
(Sale LEONARDO con un vidrio de agua.)
LEONARDO
Aquí está el agua.
FELIS
Ya sabes
500
que aunque al demonio le pesa
soy de la cruz de Montesa;
del cielo tengo las llaves
porque sacerdote soy
de Cristo.
LEONARDO
Basta esa cruz,
505
que fue llave de luz
en el peligro que estoy.
FELIS
Traigo al cuello, que he guardado,
Leonardo, toda mi vida
desta escuela esclarecida,
510
y del báculo sagrado
con que el Patriarca santo
pasó el Jordán caudaloso,
de la vara que el precioso
fruto nos dio por bien tanto,
515
del palo dulce que hizo
el agua amarga de Mara,
del holocausto y del ara
en que el Padre satisfizo
aquel cordero inocente,
520
de aquel asta celestial
que la sierpe de metal
levantó divinamente,
de la que fue aquellos días
la bendición de Efraín
525
del agua, bandera en fin,
que profetizó Isaías,
al fin de la cruz sagrada
una parte, aunque pequeña,
del valor que toda.
LEONARDO
Enseña.
FELIS
530
Detente, no digas más,
no nos sientan estos perros,
pero en virtud de que Cristo
colgado en ella fue visto
por nuestro bien de tres hierros,
535
en esta agua pura y clara
la pongo, y así serena
estos cristales, Jordán,
y ella, la divina, verás.
Bebe un trago, y da a beber
540
a esa esclava que persigue
Solimán, porque mitigue
el daño que os piensa hacer.
LEONARDO
Retírate, que sospecho
que viene el mismo.
FELIS
Ya voy
545
a donde acabando estoy
de aquel nuevo cuarto el techo,
que sirvo de dar madera,
yeso y ladrillo estos días.
Si tienes lugar, podrías
550
verme allí.
LEONARDO
Si hoy salgo fuera,
no dudes que vaya a verte
y a darte cuenta de mí.
(Vase FELIS.)
FELIS
Fía en Dios.
LEONARDO
Harelo ansí,
y por él vida es la muerte.
(Entre MARCELA, cautiva.)
MARCELA
555
Rato ha que espero un rato
en que descansar contigo.
¿Quién estaba aquí?
LEONARDO
Un amigo
con quien mis desdichas trato;
es Felis, que hacer profesa
560
por todo esclavo cristiano
del hábito de Montesa.
Contele que Aja quería
darme hechizos, y mandome
que un trago de agua tomase,
565
por ventura, cada día,
en que la reliquia santa
de la cruz puso.
MARCELA
También
me vendrá, Leonardo, bien
tomarla en desdicha tanta,
570
que Solimán ha jurado
hacer lo mismo conmigo.
LEONARDO
Pues contra el fiero enemigo
prueba este licor sagrado
y no temas su veneno,
575
porque si a mí me lo dan,
sin esclavo quedarán,
y yo de descanso lleno,
que me pienso fingir loco.
MARCELA
Pues lo que te viere hacer
580
no dudes de que ha de ser
mi remedio.
LEONARDO
Escucha un poco.
MARCELA
¡Ay triste, que es Solimán!
LEONARDO
Yo buscaré algún enredo.
(Sale SOLIMÁN.)
SOLIMÁN
¿Juntos, perros?
MARCELA
¡Muerta quedo!
LEONARDO
585
Ducientos palos me dan,
señor.
SOLIMÁN
¿De qué estás turbado?
LEONARDO
No me turbo, escucha.
SOLIMÁN
Di.
LEONARDO
Pasando yo por aquí
de Marcela descuidado,
590
la vi casi desmayada
de la nueva de saber
que es muerto su padre.
MARCELA
Ayer
vino un fraile, ¡ay desdichada!,
del Redentor compañero,
595
y hoy me lo dijo.
LEONARDO
Yo fui
y truje este vidrio aquí.
Toma, bebe.
MARCELA
Beber quiero.
(Bebe MARCELA.)
SOLIMÁN
¿No tengo mandado yo
que no entren papas a ver
600
mis esclavos?
MARCELA
Llegó ayer
y, afende, me lo contó.
Es mi padre, helo sentido.
SOLIMÁN
No te pongo culpa a ti.
¿Y tú por qué entras aquí?
LEONARDO
605
Sentí, señor, el rüido,
y porque no la perdiese
la quise dar este trago,
no presumiendo que en pago
tales enojos me diese,
610
pues confío en Dios que sea
esta bebida su vida,
porque está en esta bebida
el remedio que desea,
que es contrayerba famosa
615
para desmayos de fe;
donde el [un]icornio fue
un ramo de palma hermosa,
aquí una piedra bezar
tendrá tal virtud; no lo diga,
620
que le asegura la vida
que puedo a mil hombres dar;
aquí un divino madero
que el palo santo retrata
y una tierra sigilata
625
con la sangre de un cordero,
son contra todo veneno.
SOLIMÁN
¿Sabes tú de confecciones?
LEONARDO
¿No lo ves?
SOLIMÁN
De mil pasiones
tengo, esclavo, el pecho lleno;
630
muero de melancolía.
Hazme alguna confección
que me vuelva al corazón
la libertad que tenía.
LEONARDO
Yo le haré.
SOLIMÁN
Pues vete agora,
635
que entre tanto en estos ojos
podrá templar sus enojos
el alma que los adora.
LEONARDO
Yo me iré.
SOLIMÁN
Vete.
LEONARDO
¡Ay de mí!,
(Váyase.)
aunque es amor de los cielos,
640
como son moros mis celos,
no tendrán fe para mí.
SOLIMÁN
Esclava, que mejor puedo
llamar dueño deste esclavo,
en inmortal prisión quedo.
645
¿Cuándo darás libertad
a ese corazón cautivo
de esos ojos por quien vivo
en tanta cautividad?
¿Cuándo, Marcela, mi suerte
650
será tan favorecida
que, mejorando tu vida,
des vida a mi injusta muerte?
¿No somos, cristiana, aquí
como allá, que los cristianos?
655
No son pensamientos vanos
estas promesas en mí,
que, puesto que soy casado,
puedo hacerte mi mujer,
que si allá no puede ser,
660
no ha sido en mi ley vedado.
¿No hablas?
MARCELA
¿Qué puedo hablar,
fendo, a persuasiones tuyas,
si de mi ley con las tuyas
me manda el cielo callar?
665
¿Qué puedo, aunque fueras rey
de Argel, Tripol y Biserta,
decir sin ofensa cierta
de la lealtad de mi ley?
SOLIMÁN
Perra, si al cristiano loco
670
que agora se va de aquí
no le quisieras ansí,
no me tuvieras en poco,
que ni tu ley te obligara,
pues a muchas no ha obligado
675
que aquí en Argel le han dejado,
ni el mismo Dios te forzara.
Pero si te fuerza Dios,
es amor, y si algún rey,
el gusto, y si alguna ley,
680
la que os ha puesto a los dos.
Pues, perra, yo probaré
que la palabra me has dado
de renegar.
(LEONARDO entre.)
LEONARDO
Ya he pensado
la confección que te dé,
685
y he menester, Solimán,
ir por unas yerbas.
SOLIMÁN
Creo
que celos a tu deseo
esa confección te dan.
Perro, ¿a qué vuelves aquí?
LEONARDO
690
¿No me mandaste que hiciese
una bebida, y que fuese
para alegrarte?