La Argentina a vuelo de pájaro
De interés general

La Argentina a vuelo de pájaro

 

 

23/03/2014 Fuente clarín. El país ofrece gran diversidad de escenarios para practicar avistaje de aves, una actividad que suma adeptos.

 

El avistaje de aves o birdwatching es una práctica que gana adeptos en todo el mundo, y nuestro país no es la excepción. Se trata de una actividad ecoturística que permite a sus seguidores combinar su pasión por observar pájaros con la posibilidad de conocer nuevos destinos. Del Noroeste a la Patagonia, en Argentina hay muchos lugares –incluso en la misma ciudad de Buenos Aires– que ofrecen un entorno ideal para esta práctica.

 

Empezando por el noreste, junto a las Cataratas del Iguazú (Misiones), los nidos bajo las cascadas alojan a tucanes, vencejos, periquitos, picaflores, motmots, mosquetas, monjitas, loros, trogones y tinamúes, entre otros.

 

En la provincia de Corrientes, los Esteros del Iberá ofrecen un espacio inmejorable para la observación de aves y fauna silvestre entre la que hay que mencionar caimanes, ciervos, venados, carpinchos y monos que se dejan ver muy cerca de los visitantes.

 

No por casualidad, en Colonia Carlos Pellegrini, puerta de entrada a los Esteros desde el sudeste, se realiza la cuarta edición de la Feria de Aves y Vida Silvestre del 16 al 18 de mayo.

 

“El objetivo es difundir trabajos, investigaciones, experiencias y vivencias que cooperen en la valoración y protección de la vida natural en un ámbito de intercambio enriquecedor. También hay espacio para artesanías, comidas regionales, música y bailes típicos de la zona”, explican los organizadores. Y añaden que “la dinámica comprende salidas de campo, talleres, charlas con especialistas, concurso fotográfico, exposiciones y excursiones”.

 

También en Corrientes, la inmensidad del Parque Nacional Mburucuyá permite observar cientos de especies sin necesidad de sacar los binoculares.

 

Tanto las Sierras de los Comechingones (Córdoba y San Luis) como los bosques de araucarias y hayas junto a la Cordillera de los Andes, la diversidad es convocante, incluyendo la tentadora propuesta de avistar cóndores.

 

En la ciudad de Buenos Aires, cientos de especies de aves esperan a ser observadas a pasos del centro. Las 350 hectáreas de la Reserva Ecológica Costanera Sur –declarada “Sitio Ramsar”– es punto de observación de 250 especies de aves.

 

“Observar aves es sencillo. Sólo hacen falta prismáticos, una guía de campo y una libreta; apenas paciencia y muchas ganas de conocer. Gente, lugares, historias, plantas y, sobre todo, aves”, define Tito Narosky, presidente honorario de Aves Argentinas, una asociación que desde 1916 reúne a los amantes de las aves, experimentados o principiantes, y agrega que entre las “tareas” de los observadores está la identificación de las aves por su nombre y su canto, conocer hábitos y comportamientos, apreciar más detalles de los entornos naturales y alejarse del estrés para concentrarse en la búsqueda de una nueva especie, de un nuevo sonido.