Un momento de gloria
Comercio Exterior

Un momento de gloria. De interés general

 

 

09/08/2013 Fuente lanacion. "La Argentina está pasando por un momento de gloria: los premios obtenidos por Isol y María Teresa Andruetto son dos de los más importantes del mundo, son globales y además, muy seguidos en el tiempo." El juicio pertenece nada menos que a Carlos Silveyra, que este año ganó el Pregonero de Honor en la 23» Feria del Libro de los chicos, un premio que celebra toda una trayectoria dedicada a la difusión de la lectura de la literatura infantil y juvenil argentina.

 

La experiencia de Silveyra es fundamental para hacer un balance sobre el tema de la nota de tapa de hoy en adncultura : "Hay dos aspectos importantes en el crecimiento de la literatura infantil y juvenil en la actualidad. Por un lado, en el estrictamente comercial, hasta en Europa, que está pasando por un momento de crisis económica tan prolongado, el único rubro editorial que sigue creciendo bien es éste, mientras que el dedicado a la literatura para adultos sufre muchísimo, incluso por el embate de las nuevas tecnologías. Por el otro lado, es indudable que, de los años setenta para acá, hay cada vez más calidad en todos los niveles, tanto de la edición como del público lector (papás, docentes, chicos y adolescentes)".

 

El premio obtenido por Isol, dice Silveyra, "le pone un moñito a todo el proceso en la Argentina". Un proceso que venía, sin embargo, de lejos. "Con María Elena Walsh, la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (Alija) había logrado que el jurado del Hans Christian Andersen concediera una mención honorífica, por única vez, en 1994. En 2012, cuando postulamos a María Teresa -yo era presidente de Alija en ese momento-, lo hicimos porque consideramos que su obra era más universal, dado que refleja mucho la historia de los inmigrantes. Y evidentemente llamó la atención, por su originalidad y por una escritura muy elaborada, muy trabajada, que la hace una artista integral."

 

La reciente Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires ha sido, una vez más, un buen termómetro para medir la salud del fenómeno. Este año hubo 107 expositores, 150 espectáculos, 100 firmas de escritores, 430 talleres, 92 narraciones, 1000 escuelas y cerca de 300.000 visitantes. Además, todo el Pabellón C del predio ferial de Pueyrredón y Figueroa Alcorta estuvo dedicado a los adolescentes, con talleres de  hip hop  , cultura  gamer  , videojuegos, música,  cosplay  , encuadernación, poesía y escritura, y un concurso de cortos de terror en el que participaron más de setenta chicos que filmaron sus historias.

 

"La Feria está pasando por un buen momento. Están los escritores consagrados, con una producción sólida, pero también está surgiendo un grupo de menos de 40 años, que aporta obras originales. Y están los ilustradores que, como Isol, se vuelcan también a la escritura y lo están haciendo muy bien, con esa capacidad de hacer explícita en la ilustración la metáfora literaria. El gran ejemplo extranjero ha sido Anthony Browne. Y esto también es nuevo, deja atrás las famosas parejas de escritor-ilustrador, como fueron en el pasado Lewis Carroll-John Tenniel, y, más acá, Roald Dahl-Quentin Blake, por nombrar a los más conocidos."

 

Para Carlos Silveyra, que ha completado todo el circuito literario (además de escritor, editor, director de colecciones, miembro y presidente de Alija, ahora es consultor externo en asesoramiento de editoriales y también capacitador de docentes), su premio Pregonero de Honor fue una sorpresa (en 1998, había recibido el Pregonero al Docente), pero lo aceptó en nombre de algunos que ya no están y que también lo hubieran merecido: María Elena Walsh, Beatriz Ferro, Elsa Bornemann. "La literatura infantil y juvenil argentina constituye hoy un  corpus  importante, que va creciendo todo el tiempo", dice. Por eso también apuesta a otro fenómeno: la novela gráfica, como un destino para ciertas obras literarias que son clásicos, pero que hoy ya es difícil que se lean y menos entre el público muy joven.

 

Nuevos escenarios

 

Otra muestra de la importancia de la literatura infantil y juvenil argentina es su presencia, por primera vez, en el II Festival Buenos Aires Negra 2013 (BAN!), que hasta mañana se desarrolla en el Centro Cultural San Martín. Uno de sus organizadores, el escritor y docente Eduardo Agustín González (autor, entre otros títulos, de  Grafitti Ninja  ,  Cementerio clandestino  y  Sangre negra  ), propuso, y lo logró, que se incluyera la novela juvenil policial entre los temas de las mesas redondas del encuentro. En una de ellas, "Violencia urbana y policial juvenil", María Fernanda Maquieira, escritora y editora a cargo del área de libros para niños y jóvenes de Alfaguara, hizo un análisis de las características por las cuales este género puede interesar también a jóvenes lectores: "El texto policial es ideal para satisfacer la transgresión adolescente, porque se cuestiona el poder ejercido por los adultos, pero también están presentes el juego, el aprecio por los detalles". Para Maquieira, es importante la noción de identidad y la idea de la muerte, porque en el policial la muerte siempre es fundamental, y los chicos pueden enfrentarse a ella, nombrarla, conocerla de cerca quizá por primera vez.