Las historias que (no) nos cuenta Ron Mueck
De interés general

Las historias que (no) nos cuenta Ron Mueck. De interés general

 

 

14/12/2013 Fuente revistaenie. Detalles y elucubraciones sobre la muestra que el artista australiano presenta en Proa, y que es una de las sensaciones del fin de año porteño.

 

La masiva asistencia a la muestra del artista australiano en Proa, en el barrio de La Boca, renueva la curiosidad por la obra y por el perfil de su creador. ¿Cuál es su método, qué materiales emplea, qué busca significar con sus esculturas de títulos obvio? Ya sabemos, Mueck no da entrevistas, y por eso arriesgamos interrogantes que también son hipótesis. Ha dicho Grazia Quaroni, la curadora, que la obra del artista no es narrativa y que el espectador construye una historia con su propia experiencia.  Por eso aportamos videos e imágenes con los impactantes detalles de algunas de sus figuras para descubrir o inventar una narrativa a estos personajes que el mismo peinó y coloreó en su paso fantasmal por Buenos Aires.

 

Pasamos de figuras enormes como "Pareja bajo una sombrilla" a otras más pequeñas, como "Joven pareja" y todas nos interpelan. Parece increíble que alguien que logra lo que Mueck con su trabajo, que se involucra a fondo en sus obras, no les imagine y relate unas vidas, unas historias y narrativas a sus personajes. Es cierto, ninguna tiene un marco conceptual ni histórico, pero eso las deja abiertas a la libre imaginación. A continuación, podrán ver algunos detalles de sus obras, y en el player superior de esta nota, un recorrido más general y también videos de la muestra en Proa. Un proceso creativo y obras de significado reservado, abiertas a la interpretación desde la libre experiencia.

 

MUJER CON LAS COMPRAS. (Woman with shopping)

 

Si nos resulta indescifrable la mirada perdida de esta mujer, nublada, sin enfocarse en ningún punto fijo, todo lo contrario ocurre con los ojos de su niño, que la buscan directamente a ella. Además, qué quiere decirnos Mueck titulando la obra con las compras que ella acarrea y no con el niño, quien finalmente se lleva gran parte de la atención. ¿En qué piensa esa madre?

 

PAREJA DEBAJO DE UNA SOMBRILLA. (Couple under an umbrella)

 

Si los personajes de esta obra se pusieran de pie, medirían cuatro metros. Sin embargo, puestos a su lado, el tamaño es relativo. Son gigantes y reales a la vez. Aquí, como en todas las obras, los pliegues de la piel, la pigmentación y los gestos se vuelven a veces sobrehumanos.

 

PAREJA JOVEN. (Young couple)

 

Sabemos que Mueck pidió privacidad para estos jóvenes, intimidad, una pared que los separe del resto de sus obras para que pudieran continuar con lo que se traen entre manos. Pero lo que vemos de frente es distinto a lo que aparece atrás. A las obras de Mueck hay que caminarlas, rodearlas, descubrirles las tensiones. Explorar sus relaciones, los vínculos, como lo hace él.

 

A LA DERIVA. (Drift)

 

Es la única instalación de la muestra. Una pared pintada de azul, que puede ser un mar, una pileta, un río, y un hombre reposando sobre una colchoneta inflable, que no parece andar a la deriva, sino más bien disfrutar de un buen momento. ¿Es un modelo posando? ¿Es una crítica contra la pose de andar a la deriva? ¿O andar a la deriva es pasarla así de bien? La evidencia del bronceador y una iluminación potente, tal vez agreguen preguntas.

 

 

JUVENTUD. (Youth)

 

Ve la sangre fluir y se sorprende ese joven de color frente al tajo en su abdomen. Le parece increíble que eso le haya ocurrido a él. Más que por la herida, la obra significa por el rostro y quizás por naturalización de las heridas que vienen incluso de otra historia.

 

 

MASCARA II. (Mask II)

 

El gigantesco rostro que abre la exposición, es un ícono de un hombre durmiendo. El autor y la curadora lo van a negar una y mil veces, pero parece ser un autorretrato de Mueck. Consciente o inconsientemente, la cabeza, que en realidad es sólo una máscara por qué no tiene reverso, podría ser el mismísimo Mueck. ¿Enmascarado?

 

 

HOMBRE EN UN BOTE. (Man in a boat)

 

Mueck, que podría haber levantado un bote del Riachuelo, trajo el suyo en avión. Y allí sentó a este señor desnudo, que seguramente se habrá rociado con un buen bronceador, para no sufrir los embates del veranito porteño. Lo decimos por su piel blanca, digna de un cuidado especial, y poco común en un naufragio, como podría ser este. En esta obra el artista escapa de las situaciones cotidianas, ni shopping, ni pareja. Un bote y un náufrago peinado a la gomina mirando al más allá.