Nadie se conoce 1. Primera entrega
de Lope de Vega

Nadie se conoce 1. Primera entrega

 

 

Fuente artelope. Autor Lope de Vega

 

ROBERTO, Rey de Hungría

LISARDO, Príncipe

CELIA, dama

DORISTA, dama

VELISA, dama

EL DUQUE ARNALDO

ALBANO, caballero

FELICIANO, caballero

FABIO, lacayo

LUCINDO, criado

FILENO, labrador

CLARINO, labrador

 

Jornada I

 

Salen ROBERTO, rey de Hungría, y ALBANO, caballero.

ALBANO

  Vuestra Majestad intente

dividirlos a los dos.

REY

Como el Príncipe no siente,

¿qué castigos tiene Dios

5

para un hijo inobediente?

ALBANO

  Amor es ciego sin guía,

y en la humana jerarquía

tiene tanta autoridad,

que aun dijo la Antigüedad,

10

que a los Dioses se atrevía.

  Pintole un sabio rompiendo

rayos en el aire.

REY

El daño

es que yo le reprehendo

para dar fuerza a su engaño

15

con lo mismo que me ofendo.

  Porque es pasión ofendida

de ver que nadie la impida,

se opone al más atrevido,

que crece amor resistido

20

como el agua detenida.

ALBANO

  Señor, dicen que en amor

hay dos fines desiguales

con que se templa su ardor.

REY

Con pensamientos iguales

25

tengo al remedio temor.

ALBANO

  Cuando es amor que desea,

en gozando la hermosura

suele parecerle fea,

que templa el bien que procura

30

ver que le goce y posea.

  De suerte que esta mudanza

nace del bien que se alcanza,

porque en los brazos le halló

menor que se le mostró

35

el deseo a la esperanza.

  El otro amor es del trato,

y mucho más peligroso,

porque es de un Miclas retrato

abundante y deseoso

40

nunca mudable ni ingrato.

  Y como en la ejecución

no se templa su pasión,

tiene por fin el agravio;

sólo este médico es sabio

45

que los demás no lo son.

REY

  Ya te entiendo.

ALBANO

Puede ser.

REY

Dices que el Príncipe quiere

por trato aquesta mujer,

donde el deseo no muere

50

ejecutado el placer.

  Y que no podrá olvidar

sino sólo por agravio.

Pero, ¿quién ha de agraviar

a un hombre gallardo, y sabio,

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que quiere, y sabe obligar?

  Demás de que yo he sabido,

que de los dos ha nacido

el vínculo deste amor,

los hijos es el mayor,

60

y es imposible el olvido.

  Celia es mujer principal,

¿qué agravio le puede hacer?

¿cómo será desleal

obligada una mujer,

65

y siendo tan desigual?

  Fue su padre Caballero

noble, según me han contado,

si bien de Hungría estranjero,

y en Francia el mejor soldado

70

que ciñó lustroso acero.

  Yo no la he visto en mi vida,

pero dicen que es mujer

virtuosa y recogida,

pues ¿cómo puede ofender,

75

ni ser de olvido ofendida?

ALBANO

  Señor, si bien las mujeres

saben resistir amando,

y de sus partes lo infieres,

porfiando y conquistando

80

puede haber algo en que esperes,

  que hasta un poeta llamó

lo que nadie conquistó,

y cuando Celia lo sea,

ni escuche, ni hable, ni vea,

85

con eso sólo haré yo

  que el Príncipe esté quejoso,

y aun celoso, que esto basta,

no es caso dificultoso

pintarle de la más casta

90

un agravio mentiroso.

  Que si él lo llega a creer

el mismo efeto ha de hacer

que la verdad.

REY

Es engaño,

porque en viendo el desengaño

95

se han de volver a querer.

  De manera que es error

darle fingidos recelos

desengañando el temor,

que amistades sobre celos

100

doblan, Albano, el amor.

ALBANO

  Cuando un hombre está quejoso

del agravio de su dama,

del olvido codicioso,

por venganza finge que ama,

105

y se entretiene celoso.

  Prevenir una mujer

que solicite querer

al Príncipe, y que esto sea

de suerte que Celia crea

110

que agravio le pudo hacer,

  pues ella la ofensa mira,

y el Príncipe lo sospecha,

aunque todo sea mentira,

tú verás lo que aprovecha

115

para moverlos a ira.

  Y por donde no lo piensas

tendrán por ciertas las culpas,

y imposibles las defensas

que antes que se den disculpas

120

se habrán hecho mil ofensas.

REY

  ¿Pues quien te parece a ti

que sirva a Celia?

ALBANO

Señor,

el duque Arnaldo está aquí,

hombre de pecho y valor,

125

esto en secreto le di,

  y da principio al engaño,

que yo por mi parte haré

que crean los dos su daño.

REY

Voyle hablar para que esté

130

prevenido en el engaño.

(Vase.)

ALBANO

  Deseos de subir a donde pueda

tener lugar que a todos me adelante,

me incitan a inquietar un noble amante,

aunque de serlo yo la culpa exceda.

135

A la Fortuna le pusieron rueda

no sólo por ser fácil y inconstante,

mas porque un hombre en ella se levante,

pues si no la provoca, se está queda.

Tan presto es liberal, como es avara,

140

ya los que estaban llenos, se ven faltos,

ya los que eran cobardes, atrevidos.

Ella en efeto es rueda, y nunca para,

y así por fuerza donde caen los altos

vienen a levantarse los caídos.

(Vase. Y salen el PRÍNCIPE y FELICIANO, caballero; CELIA, dama; DORISTA y VELISA, damas suyas.)

LISARDO

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  Quiero encarecer mi amor,

y parece que no acierto;

pero sé que estoy muy cierto

que no puede ser mayor.

CELIA

Si vos no tenéis temor,

150

más podéis encarecer

vuestro amor, porque vencer

al temor, mi bien, quien ama,

verdadero amor se llama,

y así es mayor en mujer.

155

  Teme la mujer que amando

corre peligro su honor,

teme, si hay competidor

perder lo que está gozando.

Si hay marido, está temblando,

160

si hay padre, el justo pesar

que en saberlo le ha de dar,

y quien teme como temo

a un rey, ¿qué mayor estremo,

qué mayor fuerza de amar?

LISARDO

165

  ¿Y quién por vos aventura

de su padre la obediencia,

del Reino la diligencia,

con que casarme procura,

que le debe a esa hermosura?

170

¿Es menor la obligación?

Pero diréis que estas son

obras en hombre obligado

al hombre, a quien Dios ha dado

más valor y perfección.

CELIA

175

  No puede haber amor que iguale al mío,

mi sentido excedió mi sentimiento,

cuanto sin vos es bien, cuanto es contento,

es para mí tormento y desvarío.

Tan nuevas almas en mi pecho crío,

180

que son pocas cien mil para un momento,

haceme sombra el mismo pensamiento,

y della, si os ofende, me desvío.

Amor no tiene en mi cosa imposible,

por mí sola se pudo pintar ciego;

185

el alma para vos no es invisible.

Con esta fuerza a lo imposible llego,

y os quiero tanto más de lo posible,

que si no soy amor, vengo a ser fuego.

LISARDO

  Nace del dulce pensamiento mío

190

siempre, señora, en vos mi sentimiento,

porque pensar tener otro contento

sino es pensando en vos, es desvarío.

Pienso en pensar qué pensamientos crío,

que no falten de vos sólo un momento,

195

y por no tener otro pensamiento,

de pensar en perderle me desvío.

Corrido está de verme el imposible,

la majestad rendida, el temor ciego,

y yo para otros gustos invisible.

200

Pues cuando a ver vuestra hermosura llego,

desprecio tanto amaros lo posible,

que con sólo mirar abraso al fuego.

FELICIANO

  Vos y yo poco sabremos

decirnos desto.

DORISTA

Es verdad,

205

que donde no hay voluntad

pocos serán los estremos.

FELICIANO

Yo os tengo alguna.

DORISTA

Dejemos

esto de tener alguna.

FELICIANO

Alguna es principio de una.

DORISTA

210

Amad con mucha, o callad,

porque alguna voluntad

está cerca de ninguna.

(Sale FABIO, criado del PRÍNCIPE.)

FABIO

  ¿El Príncipe mi señor?

FELICIANO

Aquí está.

LISARDO

Pues bien, ¿qué hay Fabio?

FABIO

215

Que todos tratan tu agravio

desde el mayor al menor.

  Tan público llega a ser,

que Riselo me ha contado,

que quiere tu padre airado

220

valerse de su poder.

  Celia en gran peligro está.

LISARDO

Siempre Fabio lo temí.

CELIA

Si hay peligro para mí,

el de perderte será.

LISARDO

225

  Antes perderé la vida.

CELIA

La Corte quiero dejar,

que el Rey me hace buscar;

o soy muerta, o soy perdida.

LISARDO

  Sabe el Rey que para Dios

230

eres Celia mi mujer.

CELIA

Sé yo que tiene poder

de apartarnos a los dos.

FELICIANO

  Si la Corte has de dejar,

aquí cerca hay una aldea.

LISARDO

235

Y no hay remedio que sea

más fácil, pues hay lugar

  de verte siempre que quiera.

FABIO

El bosque de Miraflor

tiene un castillo, señor,

240

puesto en su verde ribera,

  hay desde la aldea a él

un tiro de piedra menos,

donde mil olmos amenos

forman un verde dosel.

245

  Es casa llana y cerrada,

haz que Celia viva allí,

no en el traje que está aquí,

pues puede andar disfrazada.

  Y porque los labradores

250

son maliciosos, que en fin

nunca verás hombre ruin

con pensamientos mejores.

  Un criado que no sea

en la Corte conocido,

255

se finja ser su marido,

y satisfaga la aldea.

LISARDO

  Bien dice, y nadie mejor

que Feliciano.

FELICIANO

Si puedo

servirte, aquí estoy.

LISARDO

Yo quedo

260

satisfecho de tu amor.

  Celia será labradora,

tú su marido, y yo quien

vaya secreto, mi bien,

a ver el que el alma adora.

CELIA

265

  Todo está bien ordenado,

¿mas no ves que si me ausento

me ha de buscar?

FELICIANO

Pensamiento

bien temido, y bien fundado.

LISARDO

  ¿Pues qué remedio?

FELICIANO

Que aquí

270

Dorista se quede agora

en nombre de mi señora.

DORISTA

Y den los rayos en mí.

LISARDO

  No temas que el Rey te ofenda

y más que te he de guardar,

275

estimar y visitar

como a mi querida prenda.

  Quédate Dorista aquí,

que yo tengo quien te guarde.

DORISTA

No me tengas por cobarde,

280

que más valor vive en mí.

  Digo que me quedaré

siendo Celia a resistir

sus llamas hasta morir.

LISARDO

Pues haced que a punto esté

285

  una carroza.

FABIO

¿Carroza,

señor? Un carro ha de ser,

que la industria del poder

notables vitorias goza.

  Feliciano disfrazado

290

en las mulas ha de ir,

y en el lugar prevenir,

que este castillo ha tomado

  por algún arrendamiento

para ganado y labranza,

295

que dar esta confianza

es el mejor fundamento.

LISARDO

  Bien dice, esto queda así:

vístanse los que han de ser

labradores.

CELIA

Voy a ver

300

lo que vengo a ser por ti,

  aunque lo más tengo ya

de labradora, y de honrada,

que es estar del sol quemada

que de tus ojos me da.

LISARDO

305

  Antes yo tu sombra soy,

y te sigo desde agora,

y si soy tu sol, señora,

tú eres el cielo en que estoy.

CELIA

  Ya mi temor me importuna,

310

ni seas sol, ni yo tus cielos,

porque vendré a tener celos

de que des luz a la luna.

(Vanse todos y quedan VELISA y FABIO.)

FABIO

  ¿Vuesa merced no me dice

alguna cosa, pues ya

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a ser villana se va?

VELISA

Mucho a quien soy contradice,

  no sé si sabré fingir,

¿pero qué se puede hacer?

FABIO

Mujer, fingir, y nacer

320

a un tiempo suele salir.

  Esto por estremo hacen

sin maestros de danzar,

porque bailar, y engañar

lo saben desde que nacen.

325

  ¿Por qué piensas que lloramos

los hombres cuando nacimos?

Porque obligados salimos

a lo que después pagamos.

  Es deuda que nunca pasa

330

su beldad, y engaño inmenso,

cargar un perpetuo censo

por nueve meses de casa.

VELISA

  ¿Y nosotras no lloramos

porque sujetas nacimos?

FABIO

335

Fue maldición.

VELISA

Ya servimos.

FABIO

¿Y no medran?

VELISA

¿Qué medramos?

  El hombre manda, es señor

del gobierno, y del dinero.

FABIO

Del dinero, eso no quiero

340

que allá le tenéis mejor.

  Porque si cuanto tenemos

nos quitáis cuando os le damos,

¿qué sirve que le tengamos

pues tan presto le perdemos?

345

  Comienza el dinero en di,

porque di, y acaba en nero,

porque es crueldad dar dinero,

que el Nero lo dice ansí.

  Ahora bien mira qué quieres,

350

¿pues quedo a ser cortesano?

VELISA

Que te vayas a la mano

en hablar mal de mujeres,

  que los cortesanos son

gente libre en esta parte.

FABIO

355

Honrarelas por honrarte

de cualquiera condición.

  Las flacas y carnisecas

llamaré desde hoy jarifas,

gallardas las hipogrifas.

360

Las tentadas de muñecas

  trataré con dulces nombres,

diré que enfermas están,

pues por do quiera que van

van dando el pulso a los hombres.

365

  Las gordas diré que son

gente de asiento y de peso,

porque es la mujer sin seso

calabaza del varón.

  Las frías diré que anima

370

su frialdad, y que enamora

pues lo es más la cantimplora,

y hay tiempos en que se estima.

  Las cálidas, que son nobles,

pues que tienen calidad,

375

las que no tratan verdad,

que también hay tratos dobles

  en la milicia, que es cosa

de los hombres tan honrada;

que la adúltera casada

380

de su dueño está quejosa.

  Pues no hay mujer, ni se piensa

aunque en las malvas nacida

que bien comida y bebida

hiciese a su dueño ofensa.

385

  La doncella que no dio

buena razón a su madre,

que fue descuido del padre,

pues grande no la casó.

  No hay delito que no cubra

390

pues una doncella grande,

aunque el Rey no se lo mande

es forzoso que se encubra.

  La soltera tomajona

bien la sabré disculpar,

395

aunque aquesto del tomar

hasta el oro no perdona.

  La buscona a pie, o en coche

diré por hacerlas graves,

que crió Dios muchas aves

400

que se sustentan de noche.

  Con esto que les ofrezco

de la obligación te saco.

VELISA

¡Qué grandísimo bellaco!

FABIO

Por honrarte lo merezco.

(Vanse. Y sale el REY, el duque ARNALDO y ALBANO.)

REY

405

  Esto has de hacer por mí.

ARNALDO

Serás servido

puesto que con razón siento en efeto

ofender en su gusto a quien ha sido

mi Príncipe y señor.

REY

Será secreto.

ARNALDO

No hay amante que viva en tanto olvido,

410

que no sienta los celos, si es discreto,

porque los celos hacen compañía

siempre al amor, como la luz al día.

REY

  Cuando lo entienda, puedes dar disculpa,

con que sirves alguna de sus damas.

ARNALDO

415

Mejor obedecerte me disculpa,

aunque pierda mil vidas, y mil famas.

REY

¿Has visto a Celia?

ARNALDO

Fuera mayor culpa.

REY

¿Culpa el servicio de tus Reyes llamas,

viendo que si Lisardo no se casa

420

a dueño estraño nuestro Reino pasa?

ARNALDO

  Yo voy a obedecerte, venga Albano

que me enseñe la casa.

ALBANO

No la he visto

mas podreme informar.

ARNALDO

Pienso que en vano,

invicto Rey, esta mujer conquisto,

425

pues nunca se ha alabado Cortesano

de haberla visto, con que más resisto

a lo que intentas, si vencerla quieres

pues en la Corte hay linces de mujeres.

  ¿Cuál viuda recogida se ha escapado?

430

¿Qué doncella metida entre paredes?

¿Qué casada en lugar más retirado?

¿Y hasta las que defienden sacras redes?

REY

Parte de lo que digo confiado,

que a mí y al Reino remediarnos puedes.

ARNALDO

435

Sabe Dios lo que siento que le ofendo.

ALBANO

Ella es mujer, ¿qué tienes?

ARNALDO

Yo me entiendo.

(Vanse los dos. Y entra el PRÍNCIPE.)

LISARDO

  Dicen me, gran señor, que me has llamado.

REY

Dame voces el Reino que te case

y tú de mí y del Reino descuidado

440

dejas que uno se queje, y otro pase.

¡Ah cómo vives Príncipe engañado,

aunque te ciegue amor, aunque te abrase!

Qué necio estás, si no es que te lo impida

sentir que quieres acortar mi vida.

445

  No me admiro que un mozo tenga un gusto,

porque la edad es dueño de los ojos,

pero no ha de exceder de lo que es justo,

ni a un tirano crüel darse en despojos.

No compres tu placer con mi disgusto,

450

ni tu libre vivir con mis enojos;

no así se crían con injustas leyes

los príncipes que nacen para reyes.

  Yo te quiero casar, no quiero darte

pena en quitarte esa mujer que adoras;

455

¿qué pudieran quitarte y enojarte

manos que fueron de tu vida autoras?

Mas quiero con mi edad aconsejarte

que no con mi poder, pues no le ignoras:

mira que el que es ingrato al padre yerra,

460

pues no puede vivir sobre la tierra.

(Vase.)

LISARDO

  En estraña confusión

me deja verdad tan clara,

pues no la puedo negar

siendo a mi gusto contraria.

465

¿Qué haré, que no puede ser

dejar a Celia burlada?

Ni puede sufrir mi amor

que piense el alma olvidarla.

Obedecer a mi padre

470

es justo, pero ¿quién basta

contra amor, si amor es Dios,

y lo contrario me manda?

No es tarde para casarme

otros más tarde se casan.

(Entra FABIO.)

FABIO

475

A tus postreras razones

llega Fabio.

LISARDO

Aquí trataba

de que me casa mi padre.

FABIO

Linda materia.

LISARDO

Estremada,

más tarde se casan otros.

FABIO

480

Diralo porque ya pasan

con más brevedad las vidas,

y pienso que esta es la causa

de casarse las mujeres

tan niñas, que muchas andan

485

con las muñecas el día

que al desposorio las llaman.

Verdad es que he visto a muchas

con las muñecas descalzas

que en treinta y nueve se queda,

490

y algún caballo descartan.

LISARDO

Oh Fabio, si ya las vidas

como en el tiempo se usaran

de nuestros padres primeros.

FABIO

No son las nuestras tan largas,

495

¿en qué piensas que consiste?

LISARDO

¿En qué?

FABIO

Las saladas aguas

del diluvio de la tierra

la dejaron tan salada

que lo es cuanto produce,