Tópico literario 1. Amantes de Literatura. Primera
Biografía

Tópico literario 1. Amantes de Literatura. Primera entrega

 

 

De interés general

 

 

Fuente Wikipedia. Tópico literario es una frase breve que en la tradición retórica y literaria une contenidos semánticos fijos con expresiones formales recurrentes y se repite, con leves variaciones, a lo largo de la historia de la literatura. Su conjunto o corpus es una serie de constantes temáticas, tópicos o motivos comunes ya prefijados (debido a su uso reiterado) que utilizan, como recurso, los escritores y poetas, conscientes de estar usando fórmulas o clichés fijos y admitidos en esquemas formales o conceptuales. En el caso de la civilización occidental, provienen, en su mayoría, de la cultura clásica grecolatina o de la tradición bíblica. Muchos se han mantenido desde la antigüedad hasta la actualidad.

 

A diferencia de la gnómica, es decir, de los refranes, sentencias o proverbios morales de tradición oral y origen popular, que pueden adquirir forma literaria (poesía gnomónica, literatura sapiencial medieval en España) o incluso ser reutilizados en la literatura culta, los tópicos literarios tienen su origen en ese contexto o registro culto literario, aunque se popularicen posteriormente.

 

Para la perpetuación de los tópicos ha sido decisiva su reducción a las expresiones latinas que los contienen, por su concisión y rotundidad (lo que se conoce como "frases lapidarias" o dignas de ser cinceladas en piedra), pero son también muy eficaces las expresiones creadas en lenguas modernas.

 

Su generalizado conocimiento es garantía de que su audición o lectura, para un espectador o lector culto, le remiten al tratamiento que les habían dado en origen los autores que las "acuñaron" (es decir, las emitieron por primera vez, como se hace con las caras de una moneda metálica) y los que los imitaron posteriormente. Ese proceso de imitación, que puede consistir en la simple referencia como homenaje, la paráfrasis que varía la forma para ajustarla a un contexto diferente, o incluso la contradicción o la inversión total del sentido; forma parte del proceso de creación artística y literaria, del mismo modo que la mímesis o imitación de la naturaleza, o el estudio y emulación de los modelos tenidos por clásicos o cánones.

 

La utilización inadecuada de un tópico literario puede incurrir en el vicio denominado lugar común, y en la carencia de originalidad; pero también la búsqueda inadecuada de esa originalidad tiene el peligro de caer en un tópico manido o descubrimiento del Mediterráneo, pues:

 

Todo lo que no es tradición, es plagio.

 

Temas universales

 

Aunque cualquier clasificación sería reduccionista, los tópicos literarios pueden agruparse temáticamente en los temas universales, plasmación de las experiencias vitales humanas de validez universal:

 

Vida, Muerte, Amor.

 

Poema La Boca, aunque también aparece en Tres heridas, ambos de Miguel Hernández.

 

 

La representación pictórica, muy realista, de una pipa semejante a la de esta fotografía, configura el tema de Ceci n'est pas une pipe, de René Magritte, pero que queda totalmente incompleto sin el añadido de la frase rotulada con caligrafía infantil que le da título.

 

La fotografía de una silla, junto a la silla real y a la escritura de la definición de la palabra silla tomada de un diccionario componen la instalación artística Una y tres sillas, de Joseph Kosuth (1965, MOMA), una de los primeros ejemplos de arte conceptual. El artista afirmaba que las obras de arte son proposiciones analíticas. Es decir, si son vistas dentro de su contexto -como arte- no proporcionan ningún tipo de información sobre ningún hecho. Una obra de arte es una tautología por ser una presentación de las intenciones del artista, es decir, el artista nos está diciendo que aquella obra concreta de arte es arte, lo cual significa que es una definición del arte. Por eso, que es arte es ya una verdad a priori.

 

 

Cena de Emaús. Caravaggio, 1601 (National Gallery). La obra está llena de recursos visuales impactantes: luces y sombras violentas, escorzos exagerados y equilibrios precarios, que hacen que las figuras se salgan del cuadro. El propio tema del cuadro habla de la inadecuación de los sentidos para hallar la verdad: los discípulos de Emaús, apenados por la muerte de Cristo que han presenciado, no se percatan de que están ante el mismo Cristo resucitado hasta que reconocen su gesto al partir el pan (pan que ha dejado de ser pan para convertirse en el cuerpo de Cristo de la eucaristía). El mismo Caravaggio, que volvió a pintar el tema en 1606, se había enfrentado a un tema semejante con La incredulidad de Santo Tomás (1601, Potsdam). El tema de los sentidos es uno de los más tratados en la pintura barroca.

 

Vida. Tópicos filosóficos, sociales o políticos

 

Mentira o verdad; sabiduría o ignorancia

 

Optar entre el conocimiento que trae sufrimiento o la ignorancia que conlleve felicidad es uno de los temas más tratados en la literatura. Ya la Biblia indicaba que A mayor sabiduría, mayor dolor. Las distopías contemporáneas a los totalitarismos del siglo XX proporcionaron ejemplos extremos de cómo una sociedad perfecta ha de ser necesariamente manipulada para mantener la mentira como verdad (1984, de George Orwell, 1948), o para convertir los propios cuerpos y las mentes en máquinas dóciles (Un mundo feliz, de Aldous Huxley, 1932). Por otro lado, el barroco del siglo XVII retorció hasta los mayores extremos las contradicciones propias del engaño, el secreto, los malentendidos, dobles sentidos, equívocos y el engañar con la verdad.

 

Los tópicos literarios han expresado este amplio asunto de formas muy variadas, a veces opuestas entre sí:

 

Primum vivere, de forma completa Primum vivere deinde philosophari (primero vivir, luego filosofar). Atribuido a Hobbes, aunque ya se utiliza una expresión similar (opuesta) en El Quijote: Metafísico estáis. Es que no como (Diálogo entre Babieca y Rocinante ). La necesidad de buscar la satisfacción de las necesidades inmediatas o el interés material, postergando o despreciando lo trascendente, se expresa también en el pancismo o figura de Sancho Panza, cuyo materialismo en oposición al idealismo de Don Quijote ha sido no sólo repetido como tópico, sino analizado, por ejemplo, por Miguel de Unamuno (Vida de Don Quijote y Sancho), quien a su vez desarrolló un tópico estrechamente relacionado pero opuesto: el ¡Que inventen ellos!. La gran profundidad del texto de Cervantes, sobre todo en la segunda parte, ha permitido señalar que la relación de sus dos protagonistas con sus estereotipos es muy dinámica, produciéndose progresivamente una quijotización de Sancho y una pancización o sanchonización de Don Quijote, explicitadas al fin en el diálogo que mantienen ambos en el lecho de muerte de éste.

 

Panem et circenses (pan y circo): originalmente de Juvenal, que fue aplicado a la España del siglo XVIII por León de Arroyal como Pan y Toros, luego utilizado por Unamuno. En el siglo XX se parafraseó en Pan y Fútbol. De alguna manera es similar al tópico de Carlos Marx: la religión es el opio del pueblo.

 

Fallitur visus, o las apariencias engañan, tópico central para el barroco español, con origen muchas expresiones similares de la literatura clásica : Plinio el Viejo, Séneca (Fallaces sunt rerum species) o Virgilio en su referencia al caballo de Troya (Equo ne credite, Teucri -"No confiéis en el caballo, troyanos", muy a menudo citado por la parte siguiente, desconfiad de los griegos aun cuando traigan regalos o, más literalmente, temo a los dánaos incluso ofreciendo presentes-). La descripción de las visiones de los místicos españoles, además de recurrir a figuras como el oxímoron para describir lo inefable de la percepción de la divinidad (cauterio suave... tiernamente hieres, etc.), prevenían de cómo la imaginación y los sentidos son un campo de batalla para el alma, incapaz muchas veces de discernir entre Dios y el demonio como el origen de sus visiones; o propicia a caer en el vicio de gula espiritual por conseguir el placer que le da el tenerlas.

 

Nada es verdad ni es mentira. La estrofa completa, de Ramón de Campoamor: En este mundo traidor / nada es verdad ni es mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira, está inspirada en El defensor de su agravio de Agustín Moreto. El origen de expresiones similares (nada es verdad o todo es verdad) es tan antiguo como las reflexiones filosóficas. Protágoras, citado por Sócrates (a su vez citado por Platón) propone que todas las opiniones y sensaciones son igualmente verdaderas aunque no igualmente útiles o provechosas.

 

Gibbon hace un uso extensivo de la frase para aplicarla a la religión, aunque se restringe a un caso histórico: Las diversas modalidades de culto que prevalecieron en el mundo romano fueron para el pueblo igualmente verdaderas; para el filósofo, igualmente falsas; y para el magistrado, igualmente útiles. Muy a menudo se utiliza con el sentido de todas las religiones son verdaderas, bien aplicando tal postura a los verdaderos creyentes (desde el ecumenismo o desde el panteísmo) o bien denigrándola como propia de herejes, ateos y librepensadores (desde un punto de vista rigorista o fundamentalista -fuera de la Iglesia no hay salvación-), especialmente el contexto de los debate sobre la tolerancia religiosa y el indiferentismo, que se inicia en el siglo XVI (politiques) y se profundiza en la Ilustración (juzgar las opiniones, castigar las intenciones).

 

Theatrum mundi (teatro del mundo), la vida como teatro; presente en el retablo de Maese Pedro o teatro de las maravillas de El Quijote de Miguel de Cervantes y en varias obras de Calderón de la Barca (especialmente en el auto sacramental El gran teatro del mundo), llega hasta Jacinto Benavente (Los intereses creados: He aquí el tinglado de la antigua farsa). En cambio, el Retablo de las maravillas del mismo Cervantes reproduce el tópico del traje nuevo del emperador o el rey está desnudo, tema medieval, probablemente de origen oriental, reproducido en el ejemplo XXXII del Conde Lucanor del infante Don Juan Manuel y que reutilizó Hans Christian Andersen, y más explícitamente siguiendo el modelo cervantino, Manuel Altolaguirre, Lauro Olmo y Rafael Dieste. Un tópico similar es Quomodo fabula, sic vita, de Séneca.

 

La vida es sueño (la vida es algo ilusorio, una confusión entre la consciencia y la incosciencia), es el título de la obra esencial de Calderón de la Barca.

 

To be or not to be (ser o no ser, en inglés), verso de Shakespeare puesto en boca de Hamlet, con el que se refleja la duda ante una decisión trascendental, y también el juego de imposturas en que se encuentran los personajes de la obra.

 

Ceci n'est pas une pipe (esto no es una pipa, en francés), es un tópico originado en el ámbito de la pintura, con un cuadro de la serie La Trahison des images, de René Magritte (1928–1929).

 

Michel Focault tituló así una de sus libros (1973). Ha pasado a convertirse en un referente utilizado para expresar la diferencia entre lo vivo y lo pintado, expresión que utiliza, por ejemplo Quevedo. La capacidad de la pintura para imitar (mímesis) o falsear la naturaleza; por un lado, y de engañar al ojo (trampantojo en castellano, trompe-l'oeil, en francés), por otro; está en su propia esencia como arte. Su reflejo literario ha sido un tópico constante desde los griegos con los mitos o anécdotas atribuidas a las artes figurativas (al pintor Apeles o a los escultores Fidias y Mirón -así como al mítico Dédalo-), y que se repitieron en la tratadística sobre el arte en Roma (Plinio, Quintiliano) y en el Renacimiento y el Barroco; como la historia de la sombra que reproduce Murillo en uno de sus cuadros (Tuvo de la sombra origen la que admiras hermosura en la célebre pintura, 1660). La identificación de la representación con la realidad, o la realidad y el arte, es un tema estético que ha originado otros tópicos, como el Parla, cane ("¡Habla, perro!") originado por el Moisés, de Miguel Ángel, 1513-1515. Se dice que, obsesionado con su realismo, el propio autor golpeó la escultura gritando esa frase.

 

Autoridad y razón

 

 

What's in a name? That which we call a rose, / by any other name would smell as sweet ("¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa, / con cualquier otro nombre tendría el mismo dulce aroma" -Shakespeare, Romeo y Julieta-). La rosa da sustento a muchos otros tópicos literarios: se marchita como símbolo de la fugacidad del tiempo y lo efímero de la vida humana; y provoca la prisa de la doncella para recogerla mientras pueda (Collige, virgo, rosas). Por otro lado, le advierte de que hay que tener cuidado: no hay rosa sin espinas.

 

 

Hombre caminando por un sendero. El tópico Homo viator hace referencia a la condición humana, en permanente tránsito; y también a la búsqueda conocimiento entendida como una expedición inacabable por espacios desconocidos o contintentes inexplorados. El concepto de camino ha dado título a diversas propuestas de autoconocimiento (Tao Te King de Lao-Tsé, Camino de Josemaría Escrivá de Balaguer, En el camino de Jack Kerouac). El concepto de la vida como viaje también puede entenderse escatológicamente, como una breve estancia en el mundo entre dos eternidades, y sujeta a las incomodidades propias de un viaje. En palabras de la santa viajera, Teresa de Jesús: una mala noche en una mala posada. La elección del camino fácil o del camino difícil también es una metáfora tópica del esfuerzo y de su recompensa final. También de las falsas percepciones y de la inutilidad de las buenas intenciones que no se acompañan de buenas obras, ya que de aquéllas está empedrado el camino del infierno. Cada una de las piedras del camino, además de rodantes y viajeras ellas mismas (rolling stones), son otras tantas oportunidades para tropezar, y el hombre, obstinado, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, algo vergonzoso según Zenobio (quien también decía que remamos todos en el mismo barco).

 

Magister dixit (el maestro ha dicho), utilizado especialmente en el entorno filosófico y científico, forma parte tanto del lenguaje común como del literario.

 

Expresiones similares se utilizaron en la Grecia antigua (autos epha Ατς φα -él mismo lo dice-) por los pitagóricos para referirse al maestro de su escuela filosófica, Pitágoras. Cicerón, en De natura deorum utiliza la latinización de esa expresión griega ipse dixit, indicando que tal práctica acarreaba un prejuicio, al hacer predominar la autoridad sobre la razón. Hubo muchas expresiones propias de la filosofía y la ciencia greco-romana, relativas al ejercicio de la actividad científica y del pensamiento racional que se utilizaron como tópicos, y en sentidos muy diversos:

 

Nosce te ipsum (conócete a ti mismo, en griego γνωθι σεαυτόν -gnóthi seautón-), del oráculo de Delfos.

 

Quod erat demonstrandum (que era lo que se quería demostrar, en griego περ δει δεξαι -hoper edei deixai-, con las siglas QED en latín y ΟΕΔ en griego), propio del razonamiento matemático, usado por Euclides y Arquímedes.

 

Ars longa, vita brevis (largo es el arte, breve la vida -es decir, mucho tiempo se tarda en adquirir el arte o ciencia de la medicina, para lo breve que es la vida-), de Hipócrates.

Sólo sé que no sé nada (ν οδα τι οδν οδα -hen oída hoti oudén oída-, latinizado como scio me nihil scire o scio me nescire), atribuido a Sócrates, aparece citado de diferentes maneras en los Diálogos de Platón.

 

Nada existe, o nada es, de Gorgias. De forma completa: nada existe; si algo existe, no puede ser conocido; si algo existe y puede ser conocido, no puede ser comunicado. Esta filosofía nihilista es una contradicción a la esencialista de Parménides, expresada con su también tópico El ser es (de forma completa: el ser es y el no-ser no es, pudiéndose emplear los sustantivos ser o ente, y los verbos ser o existir).

 

La existencia o inexistencia del movimiento, tema paralelo en que se incluye el pensamiento de Heráclito (panta rei -πάντα ρει, todo fluye-, utilizado como tópico de la fugacidad de la vida), recibió una famosa aportación del cínico Diógenes, que pretendió refutar a Zenón de Elea con el movimiento se demuestra andando.

 

El nominalismo medieval se había centrado en la inexistencia de los universales, es decir, de los nombres de las cosas fuera de las cosas mismas, negando la existencia del kosmos noetos (κοσμος νοητος) o mundo de las ideas planteado por Platón en su alegoría de la caverna, y cuya existencia defendían los idealistas. Con origen en este debate filosófico, las expresiones nombre de la rosa y olor de la rosa pasaron a ser tópicos literarios, utilizados entre otros por Shakespeare en Romeo y Julieta (A rose by any other name would smell as sweet -una rosa con otro nombre olería igual de dulce [literalmente], o tendría el mismo aroma, o daría igual fragancia, o tendría tan grato olor [traducciones más poéticas]-), por Juan Ramón Jiménez (¡Allá va el olor / de la rosa! / ¡Cójela en tu sinrazón!) por Gertrude Stein (Rose is a rose is a rose is a rose -Rosa es una rosa es una rosa es una rosa-) y por Umberto Eco (dando título a su novela histórica El nombre de la rosa).

 

Los problemas filosófico-teológicos de la existencia de Dios y de la problemática relación entre razón y fe fueron desarrollados especialmente por el cristianismo y el islam medieval. Mucho más adelante, en el siglo XIX se acuñaron dos tópicos que desarrollaban de forma antitética éstos: Dios ha muerto, de Hegel y Nietzsche, y Si Dios no existe, todo está permitido, de Dostoyevski (Los hermanos Karamázov, 1880).

 

Expresiones concisas, de gran atractivo literario tanto en la literatura filosófica como en la de ficción, volvieron a aparecer sobre este tema cuando fue retomado por los existencialistas del siglo XX Jean Paul Sartre (L'être et le néant -El ser y la nada-, La Nausée, -La náusea-), Simone de Beauvoir y Albert Camus; siendo su más radical formulación la pregunta de Heidegger: Warum ist überhaupt Seiendes und nicht wielmehr nichts? (¿por qué hay algo en vez de no haber nada?).

 

Platón es mi amigo, pero más amiga es la verdad, atribuido a Aristóteles. Una forma similar tiene la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero (de Antonio Machado Juan de Mairena).

 

Con la cristianización, desde la patrística la autoridad suprema pasaron a ser las Sagradas Escrituras, incuestionables por su propia naturaleza, y el Maestro por antonomasia, el propio Jesucristo (Christus unus omnium magister); así como la Iglesia misma era la Mater et magistra (madre y maestra, nombre que en 1961 utilizó Juan XXIII para una encíclica).

 

De un modo opuesto, también es una aportación del cristianismo la atribución de la posesión de la verdad al pueblo en determinadas circunstancias Vox populi, vox Dei, frase de origen altomedieval, cuyas primeras referencias son precisamente su utilización como tópico y su propia refutación por Alcuino de York o Guillermo de Malmesbury. La primacía del Concilio o del Papa en la definición de la verdad dogmática también fue algo discutido desde la Baja Edad Media (conciliarismo) y que no tuvo fijación doctrinal en el catolicismo hasta el Concilio Vaticano I (1870, dogma de la infalibilidad del Papa).

 

El papel de la verdad para el cristianismo es central: Ego sum via et veritas et vita (Yo soy el camino, la verdad y la vida, en palabras de Jesucristo, Juan 14:6) y Veritas liberabit vos (La verdad os hará libres, Juan 8:32).

 

Paráfrasis de esta última, centradas en el tema de la libertad, son Stadtluft macht frei (el aire de la ciudad hace libre -aplicado a la condición de las ciudades medievales frente a la servidumbre rural-) y Arbeit macht frei (el trabajo hace libre -en la puerta de entrada al campo de concentración de Auschwitz-).

 

Pero la conciliación del cristianismo con la filosofía clásica, especialmente con el platonismo, implicaba el reconocimiento de autoridades ajenas al cristianismo, cuyo prestigio se fue haciendo incluso mayor en la Edad Media, especialmente por la práctica de copiar en los scriptorium monacales un número no excesivamente amplio de textos antiguos.

 

A partir del redescubrimiento de parte de su producción mediante traducciones árabes, la autoridad por excelencia pasó a ser Aristóteles, de quien se consideraba que había llegado a todo el saber humano posible, sólo superado por la revelación divina. Las escuelas monacales y la universidad medieval asentaron el principio de autoridad o argumento de autoridad, en el que se basa la escolástica. Las opiniones escritas no se respetaban por su verdad intrínseca, sino por el prestigio de quien las había escrito. Como si fuera un dogma de fe, no se discutía lo dicho por grandes autores, inaccesibles a la crítica (por ejemplo, Hipócrates o Galeno en medicina), aunque se comprobara experimentalmente que contenía errores.

 

El ejercicio de la crítica se fue desarrollando con más libertad a partir del Renacimiento y la Reforma, cuando la imprenta aumenta la producción de libros y generaliza la lectura (incluso cambia la manera misma de leer, que pasa de ser mayoritariamente en voz alta y con auditorio a ser un ejercicio privado, mental), con lo que también se incrementan las contradicciones y las opiniones divergentes. En el mismo pensamiento de Martín Lutero, la lectura y la interpretación de la Biblia debía ser ejercida directamente, para acceder a su salvación (justificación por la fe, Sola fides y Sola scriptura), por cada fiel, quien ejercía por sí mismo las funciones sacerdotales (sacerdocio universal), lo que originó una multiplicidad de confesiones religiosas y una intensificación extraordinaria del uso común de citas y pasajes bíblicos para el apoyo de las opiniones.

 

No obstante, los límites de la crítica se mantienen en cuanto se roza el ámbito de lo sagrado, puesto que tanto la blasfemia como el ejercicio del librepensamiento estaban vedados en ambos ámbitos (protestante -evangélico o reformado- y católico -contrarreformista-), y el odium theologicum dentro y fuera de cada bando se cebaba no sólo con la discrepancia, sino incluso con la tibieza o la duda. Para prevenir cualquier posibilidad de contaminación por un argumento pernicioso o pregunta incómoda, se proponía por el Catecismo de la Doctrina Christiana del padre Astete (jesuita, m. 1601) esta respuesta estereotipada, que incluso podía dar el vulgo ignorante: Doctores tiene la Iglesia que os sabrán responder (aludiendo a los Doctores de la Iglesia, los pensadores católicos reconocidos oficialmente como cumbres del pensamiento teológico).

 

Con la iglesia hemos dado, citado habitualmente como con la iglesia hemos topado, es una frase que Don Quijote dirige a Sancho, y que ha sido interpretada históricamente como muestra de la imposibilidad de oponerse a esta institución.

 

El debate de los antiguos y los modernos y la imagen de los enanos a hombros de gigantes están entre los tópicos literario-científicos que expresan el comienzo de la superación del Magister dixit, lo que llevó a la crisis de la conciencia europea y la revolución científica de finales del siglo XVII; que oscilaba entre el racionalismo de la duda metódica de Leibniz o René Descartes (Cogito, ergo sum -pienso, luego existo-) y el empirismo de Locke, Berkeley o David Hume (Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias).

 

Aun así, el XVIII, siglo de las luces y de la Ilustración, presenció fuertes y eficaces resistencias al avance de la libertad de pensamiento, como los que enfrentó la Enciclopedia; y que explican la osadía de la proposición popularizada por Immanuel Kant en su artículo ¿Qué es la Ilustración?: Sapere aude (atrévete a saber), originalmente de Horacio.

 

Naturaleza humana

 

 

Homo homini lupus. El hombre es un lobo para el hombre.

 

 

Alegoría del tiempo, o de la edad, de Tiziano.

 

 

Las tres edades de la mujer, de Gustav Klimt.

 

Homo sum, humani nihil a me alienum puto (hombre soy, nada de lo humano me es ajeno), de Publio Terencio Africano. Unamuno lo cita y lo parafrasea en el inicio de su Del sentimiento trágico de la vida.

 

Homo viator (hombre caminante): Se interpreta la vida como un viaje, un largo camino en el que el hombre, peregrino, va cambiando y se va purificando, convirtiéndose en una persona más sabia y madura, a medida que experimenta las adversidades de la vida. Se ha usado profusamente desde la literatura medieval (San Martín de León, Gonzalo de Berceo, Dante, etc.) hasta la contemporánea (Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar; Paul Bowles, etc.) Su utilización en filosofía y teología ha sido destacada (Plotino, Proclo, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino, y ya en el siglo XX Gabriel Marcel o Gustavo Bueno).

 

Homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre): originalmente de Plauto, se suele asociar al concepto de naturaleza del hombre para Hobbes

 

Bondad natural, expresado habitualmente con la frase el hombre es bueno por naturaleza, a veces acompañada de la sociedad malea y pervierte. Es atribuido a Rousseau (en El Emilio). Esta formulación es la más repetidamente citada, aunque no parece que sea literalmente la que empleó su autor: vea [Emilio] cómo deprava y pervierte la sociedad a los hombres; o Sentemos como incontestable máxima que siempre son rectos los movimientos primeros de la Naturaleza: no hay perversidad original en el pecho humano; no se halla en él un solo vicio que no se pueda decir cómo y por dónde se introdujo. El tema filosófico, que debaten Hobbes, Locke y más autores de la época (siglos XVII y XVIII) se suele titular como el problema del estado de naturaleza. Está asociado al mito del buen salvaje (y, a través de éste, con la Edad de oro primitiva).

 

El fin justifica los medios: se atribuye a las ideas de Maquiavelo, aunque no aparece en sus escritos.

 

Amicitias inmortales, de forma completa: Amicitias inmortales, mortales inimicitias debere esse, de Tito Livio (Ab Urbe Condita). Las amistades deben ser eternas, y las enemistades pasajeras. Fue parafraseado por Erasmo (Adagia 4.5.26): Amicitias inmortales esse oportet (es preciso que las amistades sean inmortales). También tiene sentido cuando se invierte: Inimicitias inmortales, amicitias mortales sunt, que da el refrán castellano, expresado en forma de ruego a Dios: "cuídame de mis amigos, que de mis enemigos me cuido yo"; o también invertido, pero en sentido contrario: "ten cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos".

 

Edades del hombre, o Edad de Oro (Aurea aetas), Edad de Plata, etc.; tratado por Hesíodo, Ovidio, Cervantes y muchos otros. Se aplica a la idea de sucesión de periodos en la historia, especialmente para entenderla como degeneración o decadencia, y puede enlazarse con los tópicos que suponen añoranza (paraíso perdido, todo tiempo pasado fue mejor, ubi sunt, etc.)

Cuando el tópico se aplica a las edades biológicas de cada ser humano, es un tema muy tratado también en el arte y suelen reducirse a tres: infancia, juventud (entendida como plenitud) y vejez; y se suele comparar con el paso de las horas del día, como en el famoso acertijo de la Esfinge que adivinó Edipo (¿qué animal anda a cuatro patas por la mañana, a dos al mediodía y a tres por la tarde?). Las tres edades pueden también expresarse en términos de juventud (restringida a la fase más temprana, anterior a la plenitud), madurez (identificada con la plenitud) y vejez (es ésa, por ejemplo, una frecuente interpretación de las figuras de los tres Reyes Magos). Si se opta por señalar cuatro edades, se suelen compararar con las cuatro estaciones del año: infancia como primavera (germinación y crecimiento), juventud como verano (temperamento ardiente), madurez como otoño (recolección de los frutos, resultado del trabajo previsor) y vejez como invierno (temperamento frío o apagado, inactividad y dependencia de lo conservado de épocas anteriores).

 

Juventud, divino tesoro de Rubén Darío (Canción de otoño en primavera), en el que se ha señalado coincidencia poética con Góngora.

 

Nel mezzo del cammin di nostra vita, primer verso de la Divina Comedia de Dante (de forma completa Nel mezzo del cammin di nostra vita, mi ritrovai per una selva oscura -en medio del camino de nuestra vida, me perdí por una selva oscura-), indica el momento de indecisión vital que se denomina crisis de la mediana edad. También se utiliza con el mismo objeto la imagen o metáfora de la selva oscura. Es objeto de todo tipo de interpretaciones y se ha conectado con referencias bíblicas (Isaías 38,10 in dimidio dierum meorum vadam ad portas inferi -En el medio de mis días iré á las puertas del sepulcro-).

 

La edad de la inocencia, la edad de la pasión y la edad de la reflexión suelen utilizarse para describir un itinerario vital:

 

Pues después que se extinguen las pasiones, yo he visto sorprendentes conversiones (Ramón de Campoamor); el tópico también se utiliza por Antonio Machado en Don Guido, y se relaciona con ejemplos históricos, como el de Miguel de Mañara (con el que el propio Machado se compara -negativamente- en su Retrato).

 

Como itineario ideológico implica considerar la juventud (la edad de la pasión y el ardor juvenil -los días de vino y rosas-) como revolucionaria y la madurez (la edad de la razón -cerebral y fría, en ambos casos siguiendo una analogía de origen hipocrático sobre la función térmica de ambos órganos-) como conservadora: El que no es revolucionario a los veinte años, no tiene corazón, y el que lo sigue siendo a los sesenta, no tiene cabeza (frase atribuida, con ligeras variantes, a diversos autores del siglo XIX); o, utilizando la metáfora quiral del vocabulario político: el corazón a la izquierda y la cartera a la derecha (expresión muy común en Francia desde finales del siglo XVIII).

 

Como itinerario generacional va de la identificación acrítica con los padres (papá lo sabe todo) a la rebeldía (mi padre no sabe nada) y a la reconciliación, quizá tardía (cuánto sabía mi padre), que tiene ejemplos bíblicos (Parábola del hijo pródigo). La "muerte del padre", y en concreto el "asesinato del padre" como tópico literario, es la expresión de un arquetipo con múltiples lecturas literarias, culturales y psicológicas (complejo de Edipo -la versión femenina es el complejo de Electra).

 

La identificación de las generaciones a pesar de su aparente ruptura, especialmente en contextos revolucionarios, es también la esencia del citadísimo tópico de Giuseppe Tomasi di Lampedusa en Il gattopardo: Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi (si queremos que todo permanezca como está, es necesario que todo cambie -habitualmente simplificado en expresiones tales como es necesario que todo cambie para que todo siga igual).

 

La vida sencilla

 

 

Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma. Pintura de historia de Juan Antonio Ribera.

 

Aurea mediocritas ("dorada mediocridad", en el sentido de término medio o moderación-). Las cosas más insignificantes pueden ser disfrutadas y valoradas. Deben evitarse los excesos y la soberbia (hybris griega). Como muchos héroes de trágico destino, Ícaro fue presa de su ambición por querer volar demasiado alto, desoyendo los consejos de su padre Dédalo de que se mantuviera entre los dos extremos: ni tan alto que el sol derritiera la cera que unía sus plumas, ni tan bajo que el agua del mar las empapara. El elogio de la forma de vida sencilla está presente en muchos otros tópicos:

 

Beatus ille ("feliz aquel" -que se aparta del mundo para encontrar la soledad-), de Horacio,54 usado en la poesía española por Fray Luis de León (Oda a la vida retirada:55 Qué descansada vida / la del que huye del mundanal ruido / y sigue la escondida / senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido). Representa el ideal del retiro espiritual y la pureza frente a la corrupción de la ciudad (Menosprecio de corte y alabanza de aldea de Antonio de Guevara, 1539).

 

Locus amoenus ("lugar ameno"): Se presenta la idealización de un lugar paradisíaco, ideal, donde el hombre entra en armonía con cada uno de los elementos de la naturaleza (en la misma composición de Fray Luis de León: Del monte en la ladera,/ plantado por mi mano tengo un huerto/ que, con la primavera,/ de bella flor cubierto...). Para los griegos (Idilios de Teócrito) y los romanos (Bucólicas de Virgilio), era la Arcadia feliz, o en otros contextos las Islas Afortunadas (Macaronesia); para los árabes, la Arabia Felix (Yemen); en la tradición bíblica, el Edén o paraíso; en el reino de León de la Edad Media española, Babia (estar en Babia).

 

Odi profanum vulgus ("odio al vulgo ignorante"): en un sentido opuesto, este tópico, original de Horacio, muestra el desprecio elitista a quien no aprecia la belleza de la poesía. Es equivalente a "no está hecha la miel para la boca del asno". Las sátiras contra el rústico fueron un género muy desarrollado en la literatura medieval, cuya visión de los rústicos oscilaba entre el desprecio y el temor: A furia rusticorum libera nos, Domine (de la furia de los rústicos líbranos, Señor -adición sobre las letanías, cuya repetición del libera nos, Domine permite también otras variaciones, igual que otras, como el Ora pro nobis-).

 

O tempora, o mores! (¡Oh tiempos, oh costumbres!), original de Cicerón en sus Catilinarias, se aplica como tópico para reflejar el hartazgo de las costumbres degeneradas del presente (enlaza con la añoranza de la Edad de Oro).

 

Contemptu mundi ("desprecio del mundo"): un paso más en el sentido pesimista, enlaza con los tópicos relacionados con la muerte.

 

Omnia mea mecum porto ("llevo conmigo todo lo mío"), atribuido a Bías de Priene por Cicerón, a Estilpón por Séneca y a Simónides por Fedro. Ésta última versión (que incluye la historia de un naufragio) es la aludida por Antonio Machado en el verso: me encontraréis a bordo ligero de equipaje.

 

Las armas y las letras

 

 

Orfeo tocando su lira rodeado de animales. Mosaico romano de Palermo.

 

Si vis pacem, para bellum (si quieres la paz, prepara la guerra), de origen incierto, que se puede remontar hasta Vegecio. Las definiciones de la guerra son muy numerosas en todas las culturas, siendo muy citadas las del chino Sun Tzu (El arte de la guerra) y las del prusiano Carl von Clausewitz La guerra es la continuación de la política por otros medios (Der Kriege -La guerra-). Las consideraciones opuestas también son tópicos recurrentes

 

Las armas y las letras, comparación entre los oficios literarios y el oficio de las armas como dignos de un caballero, cosa impensable en la Edad Media y asumible desde el Renacimiento. Su plasmación vital es el soldado-poeta Garcilaso de la Vega (si Garcilaso volviera, yo sería su escudero, que buen caballero era, escribió Rafael Alberti). Cervantes (otro soldado-poeta) en El Quijote plantea constantemente la relación entre ambos términos, y de forma explícita en el capítulo XXXVIII ("Que trata del curioso discurso que hizo Don Quijote de las armas y las letras").

 

 La división entre letras y ciencias es un tema muy posterior. Son muy habituales las referencias a poetas, historiadores o filósofos de la Antigüedad que entraron en batalla con algún tipo de aán literario, o llevando un libro, o escribiéndolo. De La Araucana se dice que está escrita sobre los tambores. Las referencias al tema son constantes en la serie de novelas Capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte.

 

La pluma es más poderosa que la espada, similar, formulación de Edward Bulwer-Lytton (de forma completa: Bajo el imperio de los grandes hombres, la pluma es más poderosa que la espada). De anterior y más general uso son todo tipo de referencias al poder de la pluma, de origen bíblico, presentes también en una composición de Antonio de Guevara (1529), que se considera la vía por la que llegó la idea a la literatura inglesa.

 

Otros instrumentos de expresión, los musicales, aparecen, por ejemplo, en la lira de Garcilaso de la Vega que da nombre a esa estrofa: Si de mi baja lira / tanto pudiese el son que en un momento / aplacase la ira ... (que a su vez es reflejo del tema clásico de Orfeo apaciguando los elementos con su música, que da el refrán castellano la música amansa a las fieras).

 

Como contraposición, Mira Nero, de Tarpeya a Roma cómo se ardía (versos de un romance de gran difusión, y citado varias veces por Cervantes) y otras referencias al incendio de Roma en tiempo de Nerón (que lo contemplaba para inspirarse y tocar su lira -imagen que se reproduce, por ejemplo en Quo Vadis? de Sienkiewicz, quien lo contrapone al árbitro de la elegancia, Petronio, Arbiter elegantorum-), manifiestan la crueldad que puede alcanzarse incluso a través de la estética.

 

La posibilidad de que la maldad, la fealdad, el dolor o la mentira pudieran expresarse a través de la belleza, fue uno de los asuntos considerados por los estudiosos del arte a finales del siglo XVIII (Lessing) pues la opinión académica era que sólo la verdad es belleza, mientras que para el romanticismo sólo la belleza es verdad. Parecida consideración se expresó en El asesinato considerado como una de las bellas artes (1827), de Thomas de Quincey. La identidad entre bondad, belleza y verdad es de raíz platónica, y consustancial a la mentalidad e incluso a la lengua griega clásica. La expresión καλς κγαθός (Kalos kagathos, belleza y bondad), representaba el ideal humano, en una expresión usada por Heródoto pero anterior, y de la que deriva la platónica Sophos kagathos (sabiduría y bondad).

 

De las espadas forjarán arados, expresión bíblica con la que se expresa el paso de la guerra a la paz, pero que se ha parafraseado múltiples veces en sentido inverso. En la Biblia hay un amplio uso de expresiones ligadas a la espada, de sentido muy diverso e incluso opuesto (por ejemplo: Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada ), cuya difusión en en el pensamiento religioso, primero judaico y luego cristiano, las convirtió en tópicas; y que sirvieron incluso para sostener interpretaciones teológico-políticas como el episodio de las dos espadas (el poder espiritual y el terrenal), o el pasaje en que Jesús proclama no he venido a traer la paz, sino la espada, ambos de los evangelios.

 

Ex oriente lux, ex occidente dux (la luz viene de oriente, el poder de occidente).

 

Frases históricas

 

 

Cicerón se dirige al Senado romano en presencia de Catilina, en sus famosas Catilinarias.

 

 

Batalla de Nájera, una de las que enfrentaron a Pedro el I Cruel con Enrique II de Trastámara, y que permitieron a Bertrand Du Guesclin pronunciar su famoso: ni quito ni pongo rey. La historia de España proporcionó muchos tópicos literarios, desde los que se originaron en el ciclo del Cid Campeador (Dios qué buen vasallo si hubiese buen señor, ganar batallas después de muerto, etc.) y en el romancero, hasta los originados en la Conquista de América o en épocas posteriores (véase Nacionalismo español#Lemas acerca de la identidad nacional durante el siglo XIX.

 

Las frases pronunciadas por o atribuidas a personajes históricos, y que destacaron a causa de su rotundidad o adecuación a la descripción de un momento histórico o de una coyuntura vital, aunque no se hayan generado en el ámbito literario, se han terminado convirtiendo en tópicos muy utilizados en cualquier ámbito, al repetirse en textos historiográficos, de ficción o de todo tipo. En muchas ocasiones, de hecho se habían generado en el ámbito literario de ficción (obras teatrales, novelas o poesías), o incluso son apócrifas.

 

Delenda est Carthago (Cartago debe ser destruida), atribuida a Catón el Viejo. José Ortega y Gasset la parafraseó en un influyente artículo publicado en El Sol el 15 de noviembre de 1930 (El error Berenguer) que finalizaba con un Delenda est monarchia (la monarquía debe ser destruida).

 

Roma no paga traidores, que sería la respuesta a los asesinos de Viriato. La frase, tal como se recoge por Eutropio fue: numquam Romanis placuisse imperatores a suis militibus interfici.

Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? (¿hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?), de las Catilinarias de Cicerón.

 

Alea iacta est (la suerte está echada), que habría pronunciado Julio César en el paso del Rubicón (expresión que se usa como tópico equivalente).

 

Tu quoque (de forma completa Tu quoque, Brute, fili mi, tú también, Bruto, hijo mío -a veces citada en forma interrogativa y a veces en forma afirmativa-), que serían la últimas palabras de Julio César, dichas en el momento en que Marco Junio Bruto le apuñalaba, al igual que otros senadores. Se utiliza para referirse el desengaño y la decepción ante la traición de la confianza y a quienes demuestran ingratitud. En la obra de Shakespeare Julio César se utiliza Et tu, Brute (¿incluso tú, Bruto?). En Las vidas de los doce césares de Suetonio, se refieren en griego: και συ, τεκνον (¿también tú, hijo?).

 

La púrpura es un buen sudario (o glorioso sudario, o bello sudario), que sería la frase con la que la emperatriz Teodora habría reprochado su cobardía a Justiniano. Tal como las recoge Procopio, las palabras de Teodora no eran originales, sino que estaba citando una antigua sentencia.

 

Por Castilla hablaré yo, atribuida a Alfonso XI, que en realidad pronunció una frase más compleja, para solucionar un problema protocolario: Los de Toledo farán todo lo que yo les mandare, e yo ansí lo digo por ellos, por ende hable Burgos. La frase tuvo que ser repetida por Pedro I de Castilla; y de forma simplificada por Juan II de Castilla: Yo hablo por Toledo y hable luego Burgos.

 

Ni quito ni pongo rey, sólo ayudo a mi señor, de Bertrand Du Guesclin al ayudar físicamente a Enrique II de Castilla en su pelea mortal contra su hermanastro Pedro I de Castilla durante el sitio de Montiel (23 de marzo de 1369).

 

When Adam delved and Eve span, where was then the gentleman? (cuando Adán araba y Eva hilaba, ¿dónde estaba entonces el caballero?), utilizado durante la revuelta de Wat Tyler (Inglaterra, siglo XIV)

 

A horse, a horse, my kingdom for a horse (un caballo, un caballo, mi reino por un caballo), de Ricardo III, que aunque expresada de esa forma es original del propio Shakespeare (obra homónima, 1597 -Acto V, escena IV-), se basa en la antigua sentencia que advierte que por un clavo se pierde una herradura, por una herradura un caballo, por un caballo un caballero, por un caballero una batalla y por una batalla se pierde un reino, que aparece, con variaciones, en el Vocabulario de Gonzalo Correas (1627), en Lope de Vega (El primer Fajardo, 1610-1612) y en un cuento anónimo del siglo XV.

 

Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre, que sería el reproche de Aixa, la madre de Boabdil el Chico, último rey de Granada, ante las lágrimas que este vertía a la vista de la ciudad desde el puerto del Suspiro del Moro, cuando salía por última vez de ella.

 

Siempre la lengua fue compañera del Imperio, de Antonio de Nebrija, con motivo de su Grammatica (1492, año del fin de la Reconquista y del descubrimiento de América). La frase sigue: y de tal manera lo siguió: que junta mente començaron. crecieron y florecieron, y después junta fue la caída de entrambos

 

Testament d'Adam (testamento de Adán), atribuido a Francisco I de Francia, que protestaba en 1515 por el reparto del mundo entre castellanos y portugueses con la aprobación del Papa (Tratado de Tordesillas, 1494). La frase completa es: je voudrais bien voir la clause du testament d'Adam qui m'exclut du partage du monde (bien querría ver la cláusula del testamento de Adán que me excluye del reparto del mundo).

 

Mandé mis barcos a luchar contra los hombres, no contra los elementos, que habría pronunciado Felipe II de España ante la derrota de la Armada Invencible (1588).

Otras variaciones del tópico de las naves, también en la historia de España, son Quemar las naves, hecho atribuido a Hernán Cortés en la conquista de México; y Honra sin barcos, expresión atribuida al almirante Casto Méndez Núñez.

 

Paris vaut bien une messe (París bien vale una misa), que habría pronunciado Enrique IV de Francia al convertirse al catolicismo. Posiblemente la frase es apócrifa. Otra frase que se le atribuye, al entrar en la capital en 1594, es: Paris ma bonne ville (París, mi buena ciudad).

 

La poule au pot (la gallina en el puchero), atribuida a Enrique IV de Francia, como expresión de su preocupación por el bienestar material de sus súbditos. La frase completa es: Je veux qu'il n'y ait aucun paysan de mon royaume qui ne mette chaque dimanche la poule au pot (quiero que no haya ningún campesino de mi reino que no ponga cada domingo una gallina en el puchero).

L'Etat c'est moi (el Estado soy yo), atribuido a Luis XIV como expresión de su concepto de identificación de la persona del rey con la institución de la monarquía, y de ésta con el Estado (absolutismo, monarquía absoluta o Estado absoluto).

 

Aprés moi, le deluge (después de mí, el diluvio), atribuido a Luis XV o a su amante, Madame de Pompadour.

 

Mis súbditos son como los niños, que lloran cuando se los lava, atribuido a Carlos III, en el contexto de las resistencias populares a las reformas ilustradas (motín de Esquilache, 1766). También se recoge la misma frase, pero referida a los madrileños.

 

Tout pour le peuple, rien par le peuple ("todo para el pueblo, nada por el pueblo"; suele citarse en castellano como todo para el pueblo, pero sin el pueblo); lema del despotismo ilustrado, no es segura la atribución a alguno de los reyes del siglo XVIII. La frase fue parafraseada por los jacobinos durante la Revolución francesa: tout pour le peuple et par le peuple (todo para el pueblo y por el pueblo); y posteriormente por Abraham Lincoln para definir el sistema democrático: government of the people, by the people, and for the people (gobierno del pueblo para el pueblo y por el pueblo), de la Oración de Gettysburg, 1863. Existe una frase litúrgica latina para indicar la celebración de una misa sin presencia de fieles: Sine populo ("sin pueblo").

 

Give me liberty or give me death (dadme la libertad o dadme la muerte), de un discurso de Patrick Henry ante la convención de Virginia en el contexto del comienzo de la guerra de independencia de los Estados Unidos (23 de Marzo de 1775). El tópico fue muy parafraseado (libertad o muerte, patria o muerte, socialismo o muerte) e incluso ridiculizado ("patria o lesiones leves").

 

S'ils n'ont pas de pain, qu'ils mangent de la brioche (si no tienen pan, que coman bollos), atribuido a María Antonieta, quien la habría pronunciado en algún momento entre el comienzo de la Revolución francesa y su muerte (1789-1793). A pesar de lo común que es el uso de esta frase, incluso en la historiografía, en realidad no aparece en ninguna fuente contemporánea, ni siquiera como propaganda revolucionaria para desprestigiar a la monarquía absoluta; y tal uso se hizo retrospectivamente, a partir de mediados del siglo XIX. La frase sí aparece en un contexto anterior a su reinado: es citada en las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau, quien la atribuye a una gran princesa sin identificar, durante un incidente que habría tenido lugar en Grenoble hacia 1740. En la cultura china existe una frase similar atribuida al emperador Hui de la dinastía Jin (265-420), quien, al ser informado de que sus súbditos no tenían arroz para comer, preguntó ¿y por qué no comen carne?.

 

Ich will lieber eine Ungerechtigkeit begehen als Unordnung ertragen (prefiero cometer una injusticia antes que soportar el desorden), de Goethe, que justificó con ese argumento su intervención en favor de un saqueador e incendiario francés al que pretendían linchar tras el sitio de Maguncia (1793); muy a menudo simplificado en "prefiero la injusticia al desorden".

 

De l'argent, de l'argent et de l'argent (dinero, dinero y dinero), las tres cosas que pedía Napoleón para ganar la guerra (pour faire la guerre il faut trois choses: de l'argent, de l'argent et de l'argent). La triple repetición de esa palabra es un recurso que puede encontrarse en textos anteriores, como en El Avaro de Molière: Toujours l'argent! Il semble q'ils n'ayent autre chose à dire: de l'argent, de l'argent, de l'argent. Toujours parler d'argent (¡Siempre el dinero! Parece que no tienen otra cosa que decir: dinero, dinero, dinero. Siempre hablar de dinero).

 

Guns or butter (cañones o mantequilla), que en 1917 indicaba la alternativa que se presentaba a Estados Unidos entre intervenir o no en la primera Guerra Mundial (polémica en la que intervinieron el presidente Wilson, el secretario de estado William Jennings Bryan y el senador Ellison D. Smith). Posteriormente fue reutilizado por el dirigente nazi Hermann Goering (1936).

 

Свобода для чего? (libertad ¿para qué?), respuesta de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin al cuestionamiento de Fernando de los Ríos por la falta de libertad en el régimen soviético (1921).

 

Prosperity is just around the corner (la prosperidad está a la vuelta de la esquina), atribuido al presidente Herbert Hoover, al comienzo de la Gran Depresión de los años treinta. También se le asocia un eslogan usado en 1928: A chicken in every pot and two cars in every garage (un pollo en cada cazuela y dos coches en cada garaje); que tiene su origen en un antiguo tópico sobre la prosperidad (la poule au pot -véase más arriba-), atribuido a Enrique IV de Francia. Las frases de Hoover, tal como se encuentran redactadas en fuentes escritas, fueron diferentes; pero la popularización de esas versiones en su época (con propósito ridiculizador) las ha acuñado como históricas. La primera de ellas es una frase tan sencilla que muy posiblemente haya sido utilizada con anterioridad en muchas otras ocasiones, como por ejemplo, en un texto de Humphry Davy (1778-1829).

 

Venceréis, pero no convenceréis, la respuesta de Miguel de Unamuno al general Millán Astray, que había gritado ¡Viva la muerte y abajo la inteligencia! en un acto en la Universidad de Salamanca el 12 octubre de 1936 (fiesta de la Hispanidad), al comienzo de la Guerra Civil Española.

 

Paz, piedad y perdón, de un discurso Manuel Azaña en el segundo aniversario del comienzo de la Guerra Civil Española (18 de julio de 1938).

 

Blood, sweat and tears (sangre, sudor y lágrimas), popularizado por Winston Churchill en 1940, aunque expresiones similares fueron usadas anteriormente por Giuseppe Garibaldi y Theodore Roosevelt. La frase original incluye "esfuerzo" (toil), que no suele repetirse cuando se usa el tópico.

 

Сколько дивизий у Ватикана? (¿cuántas divisiones tiene el Papa?), cómputo geoestratégico que se atribuye a Stalin. La atribución parece partir de Winston Churchill (que lo habría citado en inglés: how many divisions has the Pope). También suele usarse como tópico la expresión Las divisiones del Vaticano.

 

纸老虎 (tigres de papel), de Mao Zedong, en una entrevista de 1956. La frase entera es "todos los reaccionarios son tigres de papel", y es una paráfrasis de una frase tradicional china.97

不管白猫黑猫,捉住老鼠就是好猫 (gato blanco o gato negro, no importa, mientras cace ratones), utilizado para identificar la postura pragmática de Deng Xiaoping, que Mao Zedong criticaba durante la revolución cultural (especialmente desde un artículo publicado el 3 de diciembre de 1967). Después de la muerte de Mao, reforzada la posición de Deng, la misma frase se aplicaba para justificar la evolución de China hacia el principio denominado "un país, dos sistemas". Una película de Emir Kusturica se titula Gato negro, gato blanco.