“La inmigración en España está escondida, porque es nuestra propia his
De interés general

“La inmigración en España está escondida, porque es nuestra propia historia en la piel ajena” De interés general

 

 

25/10/2013 Fuente revistaenie. El escritor y director de cine español Emilio Ruiz Barrachina está de visita en Buenos Aires y malba.cine programó un ciclo de sus películas inspiradas en momentos históricos. Entre ellas, “Morente”, sobre el flamenco puro y reinventado de Enrique Morente.

 

La filmografía de Emilio Ruiz Barrachina tiene un sustrato común: “Ese hilo vital y conductor, la esencia misma del ser humano, es su capacidad para crear y destruir, su libertad automutilada y la necesidad de acercarse al individuo”. El novelista y cineasta español, que estuvo nominado a los Premios Goya, por su película conmovedora sobre Morente, gran artista del mejor flamenco quien murió inesperadamente, está en Buenos Aires para presentar un ciclo de su obra fílmica que va de La España de la copla hasta la mencionada Morente.

 

Ruiz Barrachina es un escritor y director prolífico y diverso, cuya cultura y pasión por el arte, la música y los grandes temas del presente se cruzan entre una novela y otra, entre una película y otra. En A la sombra de los sueños, por ejemplo, inspiró a uno de sus personajes en La extracción de la piedra de la locura, esa obra deslumbrante del holandés conocido como El Bosco que data del siglo XV. La pintura inspiró un ensayo homónimo a la poeta argentina Alejandra Pizarnik.

 

El director español le cuenta a Revista Ñ: “Sé que cada momento histórico suscita inquietudes distintas. Hoy por hoy, estamos en una cultura en que lo macro prima sobre lo individual. Es un error grave que atenta directamente contra la cultura”.

 

 

-De la novela al cine usted maneja dos lenguajes que cuentan de manera diferente. ¿Cómo hace para adaptar sus propias obras de uno a otro?

 

-Es muy difícil hacer las propias adaptaciones. Siempre digo que es como cortarle el brazo a un hijo. Por eso suelo contar con guionistas que hacen la primera versión. Siempre es más subjetivo y resulta más fácil entrar a trabajar en un segundo escalón y con una visión externa.

 

 

-La historia, los personajes, las locaciones, ¿en qué piensa primero como director?

 

-Siempre lo primero es la historia. Lo demás juega a favor de ella, son elementos narrativos que deben ayudar a contarla. Sin historia no hay nada. Luego hay que elegir cuáles son los elementos más apropiados para hacerla original y diferente.

 

 

-¿Qué le dio Morente que no le dejaron sus anteriores trabajos fílmicos, teniendo también en cuenta que Morente ya había muerto cuando la película estaba en montaje?

 

-Morente fue un trabajo a su lado durante un año. Aprendí mucho sobre la vida, las ganas de superación y el arte. Enrique falleció justo una semana después de terminar el rodaje. Pocas horas antes de ingresar en la clínica de la que ya no salió, estábamos rodando la última escena de la película frente al Guernica de Picasso. Una vivencia como ésta siempre deja un poso de sensatez y aprendizaje. La película es una lección magistral dada por Morente sobre las ganas de vivir y la relativa importancia de determinadas cuestiones que damos por fundamentales y no lo son. Además es el flamenco puro y a la vez reinventado... Una fantasía.

 

 

-En “La venta del paraíso” está la inmigración. No está muy desarrollado por el cine español actual, pese a ser un tema de tanta presencia.

 

 

-La inmigración como tema social es algo medio escondido en la sociedad española. Tal vez porque es reconocerse, es ver nuestra propia historia en la piel ajena. A mí me pareció que ha sido un movimiento fundamental para entendernos y para comprender el estado actual de una realidad distorsionada por los medios y los intereses financieros.

 

 

-Transita usted el documental y la ficción como dos lenguajes en los que se siente cómodo, pero ¿cuál es el más cercano?

 

-Comencé en el mundo del documental, como corresponsal de la BBC durante diez años en Colombia, entre los años 87 y 97. Así que el documental es mi cuna. Pero poco a poco la ficción fue pidiendo paso y ya he rodado tres películas de este género. Me siento igual de cómodo en ambos casos, a los que solamente los separa cuestiones técnicas. La ficción se confecciona durante el guión y el rodaje, en tanto el documental se hace en la edición. Yo siempre hago la comparación literaria de asimilar la ficción a la novela y el documental al ensayo. Pienso que en el documental, hoy en día, hay más campo abierto para la experimentación, en tanto la ficción está muy sujeta a los cánones y exigencias comerciales. Es la tiranía de los mercados y su guerra contra el arte. No obstante, no hago más que ver en los grandes festivales películas que son más propias de la televisión que de la gran pantalla. Mucho cine social sin magia. El gran cine italiano, el neorrealismo, tenía mucha magia. Lo que se hace hoy en día, en general, no tiene valores cinematográficos, ese es el problema de la ficción, y eso por no hablar del cine americano que a base de marketing lo ha invadido todo. Hay que volver al Cine de verdad, con mayúscula... O al menos intentarlo.

 

 

-¿Cómo ve el cine español actual y qué opinión le merece el argentino?

 

-Todos los países tienen un cine de consumo interno y un cine de exportación. Tal vez por eso tenemos la sensación que cualquier cine extranjero es mejor que el nuestro. A fin de cuentas, lo que nos llega siempre es lo mejor de fuera y lo que vemos en el país es un todo poco uniforme. Todos los países tienen la misma sensación. En cada país se hace cada año media docena de buenas películas, otro puñado de regulares y otras tantas sin valía. El cine español pasa por una profunda crisis, tanto de guiones, de historias, como financiera. Es muy difícil hacer cine con toda una clase política en contra. Pero yo siempre digo que el principal problema del cine español es el propio cine español. Y es verdad que se nos exige subir el nivel de las películas, pero habría que exigirse también subir el nivel de los espectadores.

 

 

-Los jóvenes, según distintas encuestas, consumen más cines por Internet que en las salas. Y el tema de la piratería parece incontrolable. ¿Cuál es su reflexión?

 

-El tema de la piratería es como intentar ponerle puertas al campo. Es cierto que es una pena ver las películas en baja calidad cuando se pone tanto esmero en la técnica y el acabado. Pero tenemos una juventud que es poco exigente. Se nutren de las nuevas tecnologías para ver cine. Pero la historia, la base, sigue siendo la misma.

 

 

-Escritor primero, director después…¿Cuáles son sus autores preferidos y cómo trabaja literariamente sus novelas?

 

-Mis autores favoritos son mis maestros. García Márquez, Carlos Fuentes, Félix Grande, John Dos Passos, William Faulkner, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti... una buena mezcla. Tal vez por eso tachan mi cine de surrealista. Comienzo siempre a trabajar por una idea, busco la historia. Luego busco la mejor manera de contarla... ya sea el cine o la novela. Es como la escultura, primero concibes la pieza y después eliges el material sobre la que esculpirla.