Jovanotti: “Viví a pleno la explosión de los 90”
De interés general

Jovanotti: “Viví a pleno la explosión de los 90” De interés general

 

 

25/09/2013 Fuente revistaenie. Una súper estrella en Italia, el cantautor vuelve con dos recitales donde repasará veinticinco años de carrera. En diálogo con Ñ, reflexiona sobre el imaginario posmoderno que cimentó su creatividad.

 

Los años 90 tienen mala prensa. Sobre la última década del siglo XX, la mayoría de las veces siempre se dice lo mismo: Irak, el Fin de la Historia, el Consenso de Washington, el neoliberalismo despiadado y el tótem del mercado, que –aseguran– rigió desde gobiernos democráticos hasta la industria discográfica. “Yo hago una defensa en general, no existen cosechas buenas, no es como el vino, para el que existen años buenos y años malos”, dice –sin tapujos, sin pudor y sin nombrar a Nirvana, acaso la banda que más trascenderá de esos años– Lorenzo Costantino Cherubini para referirse a los años en los que se convirtió de una vez y para siempre en Jovanotti. Con ese nombre reventó ventas en Europa, Latinoamérica y la Argentina, adonde regresará la próxima semana.

 

“En los 90 hubo una explosión y yo la viví a pleno, hasta tal punto que me perdí. En un momento, mis álbumes se volvieron un gran mosaico, un gran laberinto en el que había de todo, desde música romántica a cantautores, pasando por música ligada a las palabras, política, dance , pop, funk y electrónica. En un momento, todos esos humores se desmoronaron. Y yo me encontré dentro, incluso como generación. Formo parte de una generación que en un momento descubrió que ya no tenía una definición respecto de la música que hacía. Y yo, escuchando la música que anda dando vueltas me parece que pertenezco un poco a toda esa música que siento. Cuando escucho a los dj’s que hacen dance , ese lenguaje me pertenece porque vengo de ahí, pero al mismo tiempo, cuando escucho música experimental o cuando escucho música acústica, hecha solamente con una guitarra, me siento ligado a eso”, explica como canta, a toda velocidad, del otro lado de la pantalla, vía Skype mientras toma mate en su casa de Cortona.

 

¿Y qué signfica ese sentido de pertenencia?

 

Esto quiere decir dos cosas: primero, que estoy envejeciendo y que dentro de mí hay un mundo musical que empieza a transformarse en un universo. Un sistema solar. Y todavía consigo ser catalogado como “música actual”. Eso para mí es muy importante. Una cosa que me importa mucho cuando hago un disco es que sea actual, que no suene como un disco de un artista del pasado, que pueda comunicarse con los jóvenes, que lo pasen en la radio y en los canales beat . Porque soy un artista pop y pop quiere decir popular. Quiere decir que debo comunicarme con la gente que tengo delante en ese momento.

 

Dice que está viejo, pero sólo tiene 46 años. Más de la mitad de esos años, un cuarto de siglo exactamente, los pasó haciendo música. Para festejarlo se dio el gusto de tocar por primera vez en el San Siro de Milán, ante 60 mil personas, como parte de una gira italiana por grandes estadios. Jovanotti es profeta en su tierra.

 

¿Te pusiste más reflexivo por haber cumplido 25 años de carrera musical?

 

Siempre me dicen que cambié mucho con los años, hasta hoy. En estos 25 años tomé conciencia de que el corazón de mi música, de mi expresión, se ha mantenido muy vivo, muy intacto y muy parecido a cuando comencé. Lo que caracteriza a mi música es el entusiasmo que hay dentro. Una sensación que también estaba al comienzo, cuando mi música era muy simple, cuando mi música era lo primordial, digamos, pero aquella energía persiste.

 

Hablando de cultura pop: los videoclips fueron otro carril por el que se cimentó tu carrera en estos 25 años.

 

Tienen una grandísima importancia. Mi formación personal se basó más en las imágenes que en la literatura o la música. Todo es hijo de una imagen, por eso cito tanto a (Quentin) Tarantino, que está entre los más grandes directores y artistas de la actualidad por su capacidad de unir en un mismo relato el western , las películas de acción y la farsa manteniendo una coherencia dentro del relato. Siempre te lleva adonde quiere. Y eso es algo posmoderno a lo que pertenezco. Me siento ligado a ese imaginario, porque yo crecí en esa esquizofrenia de imágenes entre Sergio Leone y Bruce Lee, entre Federico Fellini y La Guerra de las Galaxias , entre las series italianas y Miyasaki pasando por el cine sudamericano. Hay una película que conozco solamente yo. Cuando alguien viene a mi casa le hago ver El viaje , de (Fernando “Pino”) Solanas.

 

Desde hace tiempo Solanas hace política partidaria.

 

Lo sé. A mí de la película lo que menos me interesa es la parte política e ideológica. Siempre me gustó la visión del realismo, la emoción. La política me interesa, pero siempre es muy riesgoso cuando en una canción o en un filme el componente ideológico supera el componente artístico, porque una película, para mí, no debe enseñar nada, una canción no debe enseñar nada. Una canción debe comunicar energía, un sentimiento, una sensación, pero nunca debe ser un tratado. Pero la política sí me interesa, ciertamente. Me interesan todas las cosas. La política es un instrumento, un instrumento para que nuestra vida sea mejor, por lo tanto me interesa.

 

Pero participaste de numerosos recitales con contenido político.

 

Una de las experiencias musicales formativas más importantes de mi vida fue el primer Live Aid en 1985 en el que por primera vez una nueva generación fue parte de un recital que estaba al servicio de algo diferente, de otra cosa. En ese momento se trataba de dar a conocer el gran drama del hambre en Africa. Con esa experiencia de jóvenes en la televisión cambió para siempre la música de una generación y por lo tanto se volvió normal, casi, utilizar la influencia con el público para promover cuestiones políticas. Nunca me eché atrás cuando pude ser útil. Es uno de los privilegios de poder prestar un servicio a través de lo que hacemos. No es otra cosa que hacer música, y como la música tiene el poder de atraer a mucha gente, de convocar a mucha gente, de llamar la atención. Como cuando se enciende la radio en una habitación, se escucha la música y uno se pregunta quién está cantando. Y ese poder que tiene la música puede ser utilizado para muchas cosas para la publicidad de un automóvil, para promocionar una acción política o para publicitar una causa humanitaria. Lo importante es que siempre siga siendo música y que de alguna manera sea coherente con tu premisa de artista.

 

Participó de Cancella il débito , una serie de recitales del movimiento que promovía la cancelación de la deuda de los países emergentes; en el Live8; y Paz sin fronteras en La Habana. Pero su participación más recordada fue en 1995 al lado de Luciano Pavarotti ( Pavarotti & Friends ) para juntar recursos para los chicos bosnios afectados por la guerra. “La recuerdo como una experiencia humana muy potente: poder estar con el más grande de todos. Es nuestro Moby Dick, el más grande de todos, Pavarotti es una leyenda. Y el solo hecho de estar relacionado con él es enfrentar a una figura histórica que permanecerá para siempre. Esa es una sensación que experimentaba con mucha fuerza cuando hacíamos los ensayos, en los almuerzos, después nos hicimos amigos”, recuerda el segundo italiano –el primero es Valentino Rossi– con más seguidores en Twitter. “La red social me recuerda a cuando trabajaba como disc jockey en radio y la gente te llamaba y te pedía un disco. Me siento muy cómodo”, dice el usuario @lorenzojova.

 

Latinoamérica está en su itinerario, no sólo musical. Ha recorrido la Patagonia en bicicleta –corran a buscar su concierto en una bicicletería de Austen, Texas –. Y en bicicleta, pedaleando de Armenia a Irán estaba el músico cuando el celular sonó y del otro lado estaba el cineasta Gabriele Muccino para proponerle que hiciera la banda sonora de la secuela de El último beso . La película no funcionó tan bien como la primera, pero Jovanotti fabricó –con una canción de amor– uno de sus éxitos más grandes. Ya sea con recitales solidarios o por recorrer sin guardaespaldas el interior de países como Irán o la Argentina por letras o discos como Quinto mondo , Jovanotti se siente más cerca de la periferia que del centro o el ombligo del mundo. Pero a veces, al tender puentes, puede equivocarse.

 

Hiciste un disco –“Pasaporte”– y varias canciones en castellano: ¿Fue un paso en falso?

 

Un artista tiene el control de las cosas que hace en el momento en que está dentro de un estudio de grabación. Luego de lo cual llega un sello discográfico y te dice: “cantemos en español”. Y te decís “¿por qué no?” Y les decís: “Pero yo no hablo bien el español”. Y te dicen: “Ponemos a tu disposición adaptadores, traductores y colaboradores”. Y entonces aceptás hacer el trabajo. No creo que sea posible traducir canciones. No estoy enloquecido con mis canciones en español. De hecho, en mi concierto en Buenos Aires, en los conciertos que haré en Sudamérica, cantaré en italiano.

 

Pero ahora volviste a hacer una recopilación, que suele ser una propuesta ajena de un productor: ¿Por qué?

 

Un compilado sirve para dos cosas. Una, porque creo que dentro de dos años ya no habrá compilaciones porque terminará la idea del cd. En mi caso, fue una manera de concluir un ciclo de 25 años de música para dejarla atrás, justamente la recopilación se llamó Italia 1988-2012 porque la idea es dejar atrás el pasado e inventar una historia nueva. Por eso quise hacerla. También era importante hacer conocer a un público nuevo las canciones, sobre todo a los chicos italianos a los que les gusta mi música más nueva. O sea que la recopilación la hice de alguna manera para recuperar un pedazo de historia. Sabemos lo que pasa con las canciones, permanecen dos meses en los oídos y después se alejan. Y no se piensa quizá que un artista pudo hacer 13 álbumes en un período de 25 años.

 

Funk, reggae, punk, swing, rap y canciones de amor. ¿De dónde viene tu música?

 

Digamos que todo ese mundo que combina esos ritmos –en especial en los años 90– es hijo de un disco maravilloso que se llama: Sandinista!

 

. Si no existiera Sandinista!, de The Clash, todo ese mundo no existiría. Toda esa música en la que se fusionaron el rock, el reggae , el funk , la salsa, el tango, no existiría.

 

No lo dice, pero quizá tampoco existiría Lorenzo Jovanotti.