EL CONDE DE MONTECRISTO
de Alexandre Dumas

EL CONDE DE MONTECRISTO. DE INTERÉS GENERAL

 

 

Fuente Wikipedia. El conde de Montecristo (Le comte de Monte-Cristo) es una novela de aventuras clásica de Alexandre Dumas padre y Auguste Maquet. Éste último no figuró en los títulos de la obra ya que Alexandre Dumas pagó una elevada suma de dinero para que así fuera. Maquet era un colaborador muy activo en las novelas de Dumas, llegando a escribir obras enteras, reescribiéndolas Dumas después. Se suele considerar como el mejor trabajo de Dumas, y a menudo se incluye en las listas de las mejores novelas de todos los tiempos. El libro se terminó de escribir en 1844, y fue publicado en una serie de 18 partes durante los dos años siguientes.

 

La historia tiene lugar en Francia, Italia y varias islas del Mediterráneo durante los hechos históricos de 1814–1838 (Los Cien Días del gobierno de Napoleón I, el reinado de Luis XVIII de Francia, de Carlos X de Francia y el reinado de Luis Felipe I de Francia). Trata sobre todo los temas de la justicia, la venganza, la piedad y el perdón y está contada en el estilo de una historia de aventuras.

 

Dumas obtuvo la idea principal de una historia real que encontró en las memorias de un hombre llamado Jacques Peuchet. Peuchet contaba la historia de un zapatero llamado François Picaud que vivía en París en 1807. Picaud se comprometió con una mujer rica, pero cuatro amigos celosos le acusaron falsamente de ser un espía de Inglaterra. Fue encarcelado durante catorce años. Durante su encarcelamiento, un compañero de prisión moribundo le legó un tesoro escondido en Milán. Cuando Picaud fue liberado en 1814, tomó posesión del tesoro, volvió bajo otro nombre a París y dedicó diez años a trazar su exitosa venganza contra sus antiguos amigos.

 

Resumen de la trama

 

La novela empieza con Edmond Dantés volviendo a Marsella, donde se encuentra con su familia y sus amigos. Dantés está a punto de recibir una promoción a capitán, y también a punto de casarse con una bella española, Mercedes.

 

Sin embargo, el inocente Dantés no se da cuenta de cómo su fortuna afecta a los que él considera sus amigos. Danglars, el jefe de cargamento que envidia la promoción de Edmond, y Fernando, el primo de Mercédes que ama a ésta, pretenden acusar a Edmond como agente bonapartista; entonces crean una carta anónima, acusando a Edmond de bonapartista y es arrestado el día de la boda y llevado ante Villefort, sustituto del procurador del rey. Aunque Villefort se convence enseguida de la inocencia de Edmond y está a punto de dejarlo en libertad, descubre que el destinatario de la carta no es otro que su propio padre, Noirtier, un importante bonapartista.

 

[] Salida

 

Durante el encarcelamiento, Dantés comienza a desesperarse. Empieza rezando a Dios por su liberación, pero sigue sufriendo año tras año, y al tiempo intenta suicidarse dejando de comer. Al fallar en su intento de suicidio, ataca a un guardia cuando va a dejarle comida, igualmente falla y lo consideran un loco y lo trasladan a un calabozo para prisioneros altamente peligrosos. De nuevo intenta llegar a la inanición pero cuando esta a punto de morir, recupera la voluntad para vivir al escuchar el sonido que producía otro prisionero al cavar para conseguir escapar. Poco después se encuentra con el otro prisionero, el abate Faria, que en su intento de escapar, cavó en dirección equivocada y llegó a la celda de Edmond, con quien forma una muy buena amistad, llegándolo a considerar como su hijo. Faria se convierte en su instructor en varios temas, desde la historia, las matemáticas, el lenguaje, filosofía, idiomas, y química, mientras ya juntos, cavan hacia otro lado de la celda, intentado escapar del castillo. Como resultado de sus conversaciones con Faria, Dantés empieza a juntar las piezas de la historia que lo condenó a su penuria actual. Faria le hace ver que la carta acusadora fue escrita con una mano izquierda y por un obvio rencor hacia él. Edmond y Faria trabajan durante largas horas en el túnel para escapar, pero el viejo y frágil Faria no sobrevive para verlo terminado. Queda paralítico a causa de un segundo derrame cerebral (el primero le dio cuando aún se encontraba en libertad), y muere en el tercer derrame. Viéndose moribundo, Faria le confía a Dantés el escondite de un gran tesoro en la isla de Montecristo que ascendía a lo que hoy serían aproximadamente 14000 millones de dólares, él, sorprendido, al principio desconfía del abate por ser ese el tema el que le ganó su apodo de "el abate loco" por los guardias. Al morir Faria, los guardias envuelven su cuerpo en una pesada manta, a Dantés se le ocurre ocupar el lugar del cadáver de Faria, llevando el verdadero cadáver a la otra celda. Los carceleros, en lugar de enterrar el cuerpo como él suponía, lo atan una pesada bala y lo lanzan al mar por un barranco cercano.

 

[] Recompensas

 

Dantès escapa del sudario evitando las rocas y nada hasta una isla desierta donde pasa una noche tormentosa. Al día siguiente ve en el mar un barco naufragado, nada hacia los restos y ve otro barco que lo recoge, y Edmond se hace pasar por un náufrago a causa de la tormenta. Hace amistad con ellos, se rasura, cambia el nombre y se dedica durante un tiempo a ser contrabandista. Varias de las transacciones que hacían los contrabandistas era en la Isla de Montecristo, por ser ésta, una isla desierta, y sin ninguna atracción aparente; Edmond dedica varias horas y varios viajes, a reconocer los alrededores de la isla, aún dudando de lo que su viejo amigo le dijera.

 

Un día, en la Isla de Montecristo, habiendo sospechado donde está el tesoro, va a cazar una cabra para comer y finge caerse de las rocas, sus compañeros lo ayudan a moverse, pero él alega que está realmente lesionado, y que no se puede mover. Con la excusa de que podría retrasar la inminente expedición de los contrabandistas, les pide que se marchen y que vuelvan a por él dos días después, una vez terminado su trabajo. Una vez que Edmond pierde el barco de vista, se pone en pie y encuentra el tesoro.

 

Tiempo después, habiendo ocupado parte de la fortuna en hacerse un nombre, en investigaciones, y amasar más dinero, regresa a la ciudad de Marsella para retomar contacto con sus seres queridos, pero sólo halla desesperación. Tomando distintas personalidades, desde un abate italiano a un banquero inglés, Edmond Dantès puede confirmar sus sospechas a través de Caderousse, (un antiguo vecino que fue cómplice de Danglars y Fernando), al que visita disfrazado de abate, fingiendo cumplir el último deseo de Edmond. De su antiguo vecino descubre que todos los que le traicionaron han triunfado en la vida; Fernando se ha convertido en un conde y par de Francia, Danglars en un barón y en el banquero más rico de París, y Villefort en la personificación de la justicia parisina como Procureur du Roi (Procurador del Rey, es decir el Fiscal del Reino o Fiscal General del Estado). Aún más, Fernando se ha casado con Mercédès y tienen un hijo, Alberto.

 

Mientras tanto, los amigos de Edmond han sufrido en manos del destino. Al principio de la novela, Julien Morrel es el rico y amigable propietario de un negocio naval en alza. Pero durante el encarcelamiento de Edmond, Morrel sufrió una trágica serie de desventuras, entre ellas el hundimiento de su barco Faraón, y en el momento en el que Edmond regresa a Marsella no tienen nada más que a sus dos hijos, Julie y Maximilian, y unos cuantos criados leales. La compañía está al borde de la bancarrota, y Morrel piensa en suicidarse. Al descubrir esto, Dantès restituye anónimamente la fortuna de Morrel y un nuevo Faraón justo a tiempo, bajo el seudónimo de «Simbad el Marino».

 

[] Venganza

 

Diez años después de su viaje a Marsella, Dantes empieza su búsqueda de venganza disfrazándose con el nombre de "Conde de Montecristo".

 

Manipula a Danglars para que le dé un «crédito ilimitado» de seis millones de francos, y manipula la bolsa para destruir la fortuna de Danglars, cobrando los seis millones sólo cuando Danglars está al borde de la bancarrota y forzándole a huir a Italia.

 

Montecristo tiene una esclava griega, Haydée, cuya familia y hogar en Janina fueron destruidos por Fernando, que traiciona a Alí el padre de Haydée entregándolo a sus enemigos y causándole la muerte y la de su madre, cuando acababa de venderlas a un comprador de esclavos. Montecristo compra a Haydée tiempo después, cuando ella tenía 13 años, 9 años después de aquel hecho que aún recordaba la joven mujer. Montecristo manipula a Danglars para que investigue el suceso, que es publicado en un periódico.

 

La familia de Villefort está dividida. Valentine, la hija que tuvo con su primera esposa Renée, va a heredar toda la fortuna de la familia, pero su segunda esposa, Héloïse, pretende reclamar la fortuna para su hijo Édouard. Montecristo conoce las intenciones de Héloïse y, de forma aparentemente inocente, le proporciona una toxina capaz de curar a una persona con una gota, y de matarla con una sobredosis. Héloïse mata a Barrois, un sirviente de la casa, tratando de asesinar al señor Noirtier; a los Saint-Méran, suegros de Villefort, e intenta asesinar también a Valentine.

 

[] Redención

 

Sin embargo, las cosas son más complicadas de lo que Dantès anticipó. Sus esfuerzos para destruir a sus enemigos y proteger a los pocos que le defendieron se entremezclan horriblemente. Maximilien Morrel se enamora de Valentine de Villefort, y Dantès los ayuda a fugarse juntos fingiendo la muerte de la joven. Al verse descubierta por su esposo, Héloïse envenena al pequeño Édouard y se suicida ella también. Todo esto hace que Dantès se cuestione su papel como agente de la venganza de Dios.

 

Viendo que su ira se iba extendiendo lentamente más allá de lo que él pretendía, Dantès cancela el resto de su plan y toma medidas para equilibrar las cosas. Aunque la venganza sobre sus enemigos no está completa del todo, deja en libertad a Danglars, no sin antes secuestrarlo en Roma gracias a su amigo Luigi Vampa, el bandido más temido de Italia, y haciéndole pasar hambre y cobrándole casi todo el resto de su fortuna por restos de comida, y finalmente le revela su verdadera identidad en la cima de su agonía. Dantes le revela su identidad a su amada Mercedes y ésta decide abandonar a Fernando. Fernando, abandonado por su esposa y su hijo Alberto, quien ahora lo repudia, y con su honor hecho trizas públicamente, y enterado de que Dantés está vivo, y no pudiendo cargar con su traición se suicida de un disparo en la cabeza en su despacho, mientras Mercedes se va de la casa. Edmond también indemniza a los que quedaron envueltos en el caos resultante, aplicándose así también sus propios criterios de justicia. En el proceso, se conforma con su propia humanidad y es capaz de encontrar cierto perdón para sus enemigos y para sí mismo. Al final escapa, posiblemente hacia Grecia.

 

[] Relación con la realidad

 

Jean-Paul Bendit, Conde de Montecristo (1751-1785) fue un noble francés que, en 1789, defendió los principios de la Revolución. Colaboró notablemente en la redacción de la Constitución de 1791, y fue detenido en 1792 acusado de traición. Al no encontrarse pruebas, fue puesto en libertad y asesinado posteriormente con ácido sulfúrico bajo el pretexto de una limpieza bucal, un método frecuente en la época, de lo que se deduce que él no intentó escapar de la muerte.

 

[] Personajes de El conde de Montecristo

 

Hay muchos personajes en este libro, y la importancia de muchos de ellos no es inmediatamente obvia.

 

[] Edmond Dantès y aliados

Edmond Dantès. Protagonista de la historia, traicionado por sus amigos, quienes aumentan su prestigio o consiguen poder a su costa. Cuando escapa del calabozo del Castillo de If, y dueño de una gran fortuna, se venga de ellos adoptando disfraces y personalidades como El Maltés, El Conde de Montecristo, Simbad el Marino, El comisionistra principal de la casa de Thompson y French, Abate Giaccomo Busoni, El señor Zaccone y Lord Wilmore.

Abate Faria. Sacerdote y erudito italiano. Traba amistad con Edmond mientras ambos son prisioneros en el Castillo de If, le enseña todos sus conocimientos y le revela el secreto de la isla de Montecristo, diciéndole que lo busque y lo consiga y será todo de él, se lo recuerda por última vez en sus últimos minutos de vida.

Luigi Vampa. Un infame bandido italiano que opera en Roma y los alrededores. Secuestra a Albert de Morcerf y lo libera cuando el Conde de Montecristo lo visita en su guarida.

Haydèe. Princesa de Janina e hija del sultán Alí Pachá. Cuando éste fue traicionado y muerto por Fernand Mondego, Haydée fue vendida como esclava a los trece años y adquirida por Dantès.

Bertuccio. Mayordomo del conde de Montecristo. También tiene una historia muy interesante entremezclada con los intereses de Edmond, el cría a Benedetto junto a su cuñada.

Alí. Un esclavo mudo (le cortaron la lengua como condena) comprado por Montecristo en Oriente sobornando al sultán que lo iba a mandar al verdugo como parte de su condena. Se muestra incondicionalmente fiel y servicial al conde.

Bautista. Criado contratado por el conde en París y que se convierte en su tercer hombre de confianza.

 

[] Familia Morcef

Fernand Mondego, conde de Morcef. Primo de Mercédès, enamorado de ella desde hacía mucho tiempo. Traiciona a Edmond junto a Danglars conspirando contra él para poder casarse con su amor no correspondido, Mercedes.

Mercédès Herrera, condesa de Morcef. Prometida de Edmond Dantès al comienzo de la historia. Tras la desaparición de su amado, y creyéndolo muerto, se casa con Fernand y tiene un hijo.

Albert de Morcef, vizconde de Morcef. Hijo de Mercédès y Edmond Dantès. Mejor amigo de Franz d´Epinay, hace amistad con Montecristo en Roma.

 

[] Familia Danglars

Baron Danglars — Inicialmente el contador del mismo barco que Dantès. Ansía ser rico y poderoso, y ve a Dantès como un obstáculo para sus ambiciones. Durante la estancia de este en prisión, la suerte estuvo de su lado, se convierte en barón mediante su matrimonio con la baronesa viuda Herminie de Nargonne y el banquero más rico de París.

Herminie Danglars — Viuda del barón de Nargonne, casada en segundas nupcias con Danglars. En vida de su primer esposo, tuvo un romance con Villefort del que nació un hijo, Benedetto.

Eugénie Danglars — Hija del matrimonio y prometida de Albert de Morcerf; posteriormente se cancela el compromiso en favor de Andrea Cavalcanti.

 

[] Familia Villefort

Gérard de Villefort. Siendo procurador real en provincias dictó un mandamiento para encarcelar a Edmond con el único fin de proteger a su padre y su carrera.

Héloïse de Villefort. Segunda esposa del procurador del rey, quien luego por su egoísmo envenena a toda la familia Villefort para que su hijo Édouard herede toda la fortuna familiar.

Noirtier. Un antiguo bonapartista vigoroso que ahora está paralítico por una apoplejía. Le cuidan su hijo Villefort, su nieta Valentine y el leal sirviente de la familia, Barrois.

Valentine de Villefort. Hija de Villefort y su primera esposa, Renée de Saint-Méran. Ama a Morrel hijo, pero está prometida al joven Franz d'Épinay.

Edouard de Villefort. Hijo de Villefort y de su segunda esposa Héloïse. Es un niño muy travieso.

 

Titular de los personajes

 

[] Otros personajes

Gaspard Caderousse. Sastre y hostelero deshonesto del lugar donde viven Dantés y su padre. Está presente, aunque ebrio, cuando Danglars redacta la carta que acusa a Edmond de agente bonapartista.

Maximilien Morrel. Hijo del patrón de Edmond; tras la fuga de Edmond, Maximilien se convierte en un buen amigo para el conde de Montecristo y éste lo ayuda a realizar su deseo de casarse con la hija de Villefort.

Franz d'Épinay. Barón y amigo de Albert de Morcerf, prometido con Valentine de Villefort. Conoce al conde en la gruta de Montecristo antes de dirigirse hacia Roma a encontrarse con su amigo. Su padre, el general realista Quesnel, falleció en un duelo contra Noirtier de Villefort. Al saberlo Franz, rompe su compromiso con Valentine.

Lucien Debray. Secretario del Ministro del Interior y amigo de Albert. Es el amante de Herminie Danglars, a quien sólo utiliza para robar dinero al banquero.

Beauchamp. Asistente de editor jefe de un importante periódico de París y otro amigo del vizconde de Morcerf.

Barón Raoul de Château-Renaud. Amigo de Albert. Maximilien Morrel le salva la vida en África.

Julie Herbault. Hija de Pierre Morrel y hermana de Maximilien Morrel, es ayudada por el conde bajo la identidad de Simbad el Marino para salvar a su padre de la bancarrota. Está casada con Emmanuel Herbault.

Emmanuel Herbault. Esposo de Julie y cuñado de Morrel hijo, es el segundo testigo del conde cuando este va a batirse a duelo con Albert.

Benedetto. Asesino y ladrón, hijo ilegítimo de Villefort y Herminie Danglars, nacido cuando ésta aún era esposa del barón de Nargonne. Benedetto fue criado por Bertuccio y su cuñada, Assunta. Vuelve a París bajo la identidad de Andrea Cavalcanti.

Mayor Bartolomeo Cavalcanti. Hombre al que el conde integra en la sociedad parisiense para que haga el papel del padre de Andrea Cavalcanti (Benedetto).

Pierre Morrel. Armador de barcos de buen corazón que trata a Dantés con amabilidad y quien intercedió por él cuando fue capturado.

 

[] Influencias

 

Dumas tuvo varias influencias directas de otros textos y tradiciones al escribir la novela. Gran parte de la complicada trama, las estratagemas y las alusiones a una noción romántica de Oriente procede de Las mil y una noches. La referencia más directa es la existencia en gran parte del libro del personaje con el alias de Simbad el Marino, aludiendo a alguien que ha viajado a muchos lugares exóticos. Alexandre también conoció a Fray José Custódio de Faria, el abate Faria, un monje indo-portugués que fue uno de los pioneros del estudio científico de la hipnosis. Es representado por el personaje del monje 'loco' encarcelado en el Château.

 

Otra posible influencia es la noción del pseudo-veneno como elemento conductor de la historia de los dos amantes. Es un tema recurrente en la literatura, especialmente en Romeo y Julieta. Los dos jóvenes amantes son comparados explícitamente con Píramo y Tisbe en cierto momento.

 

Una influencia proviene de un viaje de caza que planeó Dumas con el sobrino de Napoleón en la isla de Montecristo. Tras saber que tendría que estar en cuarentena durante un tiempo, Dumas cambió de opinión y volvió a casa. Dumas decidió usar Montecristo en el título de una novela, pero no tenía argumento para ella. Mientras pensaba en el argumento, recordó la ficha policial del arresto e injusto encarcelamiento de un zapatero al que le habían tendido una trampa sus amigos. El zapatero se hizo amigo de un predicador en la cárcel y, por una serie de sucesos afortunados se convirtió en el heredero de la enorme riqueza del predicador. Una vez libre, utilizó su riqueza para exigir venganza sobre los que habían conspirado para encarcelarle. También fue una influencia para las falsas acusaciones de Dantès la historia real de Eugène François Vidocq — el primer detective del mundo.

 

La influencia posterior de El conde sobre la cultura popular es inconmensurable. Descendientes de su linaje son James Bond, El Zorro y La pimpinela escarlata. Las novelas y películas de James Bond giran alrededor de un personaje que, como el conde, es infinitamente conocedor de todo lo que tiene calidad (lo mismo es cierto para los villanos de Bond), y que utiliza su conocimiento para vencer a sus enemigos. El Zorro, como el conde, es un aristócrata disfrazado, vengador de las injusticias. La diferencia es que el Zorro está enmascarado y lucha contra enemigos públicos, no personales (aunque la distinción es a menudo dudosa).

 

En 1998 se presentó en sociedad una superproducción francesa de cuatro capítulos para la televisión. En 2002, Kevin Reynolds dirigió una adaptación bastante libre para Hollywood. En 2004 de la mano del estudio Gonzo, fue estrenada en Japón una serie de anime de 24 episodios, de nombre Gankutsuou, firmemente inspirada en la novela de Dumas, ambientada en un mundo futurista con influencias de la Europa decimonónica, y con una animación y colorido bastante inusual para la época. Durante el 2006 se emitió por el canal argentino Telefe una telenovela adaptada de la misma obra del autor francés pero con cambios en los nombres de los protagonistas y ambientada en la época presente, la cual se ha producido en varios países. Desde 2011 se emite Revenge, una serie de televisión estadounidense inspirada en la obra de Dumas aunque con notables diferencias.

 

De todas las adaptaciones al cine o la televisión, posiblemente sea la serie manga Gankutsuou la más fiel a la esencia trágica de la novela original.

 

[] Herencia literaria

 

El gran éxito de esta obra literaria, produjo la creación de varias novelas que aseguraban ser continuaciones a la magnifica obra de Dumas, todas ellas realizadas por distintos escritores. Así también, varias obras posteriores tomaron como referencia características de los personajes y situaciones.

ContinuacionesEdmundo Dantes (Edmond Dantes, 1849) de George W. Noble

La Mano del Muerto (A Mão Do Finado, 1854) de Alfredo Possolo Hogan

Las Hijas de Montecristo (Les filles de Monte-Cristo, 1876) de Charles Testut

El Hijo de Montecristo (Le fils de Monte-Cristo, 1881) de Jules Lermina

Montecristo y su Esposa (Monte Cristo and his Wife, 1884) de Jacob Ralph Abarbanell

El Tesoro de Montecristo (Le trésor de Monte-Cristo, 1885) de Jules Lermina

Edmundo Dantes (Edmond Dantes, 1885) de Edmund Flagg

La Hija de Montecristo (Monte-Cristo’s Daughter, 1886) de Edmund Flagg

 

Las dos novelas de José Rizal —Noli me tangere y El filibusterismo— están fuertemente inspiradas por esta novela. Los personajes principales de ambos libros fueron modelados a partir de Edmond Dantès.

 

[] Temas

 

El libro tiene una trama rica y compleja con multitud de personajes. Aunque es ficción popular, eso no significa que carezca de un significado más allá de la historia. Gran parte de las cuestiones temáticas de la novela se centran en la lealtad, la venganza y el servicio a Dios. Dantès se obsesiona completamente con buscar la justicia. Para los que le ayudaron se convierte en un espíritu guardián. Para los que le perjudicaron, se convierte en el ángel vengador de Dios. Todos los que le traicionaron son enfrentados a la justicia de una manera que refleja la traición original. Sin embargo, la primera vez que sale perjudicado un espectador inocente en el transcurso de su venganza, se da cuenta de que sólo Dios es capaz de dispensar justicia, y cesa en sus intentos de castigo.

 

Algunos han argumentado que las grandes habilidades de Dantès le convierten en un personaje flojo, ya que la semidivina perfección de su determinación elimina todo desarrollo del personaje.

 

 

Como curiosidad es destacable el abundante empleo y buen manejo del incipiente Derecho mercantil capitalista de la época a lo largo de la compleja trama financiera que envuelve la venganza sobre el banquero Danglars.

 

 

EL CONDE DE MONTECRISTO (1998)

 

Le Comte de Monte Cristo es una miniserie francesa de 1998, dirigida por Josée Dayan y distribuida en 4 episodios de 100 minutos cada uno. Está protagonizada por Gérard Depardieu, Ornella Muti, Jean Rochefort y Pierre Arditi.

 

Basada en la novela de Alexandre Dumas (padre) El conde de Montecristo (Le comte de Monte Cristo), aunque con cambios en la trama y en el final de la historia y supresión de ciertos personajes, esta miniserie está considerada una de las mejores adaptaciones de la obra de Dumas. Cuenta la historia de Edmond Dantès, joven marinero ingenuo y honesto, que un día ve truncados sus planes de casarse con su prometida, la catalana Mercedes Igualada, y de llevar con ella la vida pacífica que siempre soñó, por la traición de sus amigos Fernand Mondego y Eugène Danglars. Edmond es condenado injustamente a presidio en el Castillo de If, en Marsella, donde permanece 18 años encarcelado. Allí conoce al abate Faria, un monje que le revelará el sitio donde se oculta un tesoro y le ayudará a escapar. Convertido en un hombre rico y poderoso, se propone, bajo el nombre de Conde de Montecristo, vengarse de aquellos que le han acusado o que se han beneficiado de su desaparición para ascender en la sociedad.

 

Resumen

 

[] Capítulo 1

 

Corre el año 1833 en Marsella. En el Castillo de If los prisioneros reclaman mejor comida, menos el número 34, Edmond Dantès, que ya ha perdido la esperanza y sólo piensa en morir. Sus mejores amigos le traicionaron y le hicieron encarcelar injustamente 18 años atrás, el día de sus esponsales con su amada Mercedes. Mediante una carta anónima, Fernand Mondego y Eugène Danglars informaron al fiscal del rey, el señor Villefort, de que en su último viaje a bordo del Faraón, el barco en el que viajaba como marinero, Dantès había desembarcado en la isla de Elba, donde estaba exiliado Napoleón después de su derrota en Waterloo, y recogió una carta de parte del antiguo emperador. Dantès no lo negó ante el fiscal, puesto que había obedecido las órdenes del capitán de su barco cuando estaba muriendo de fiebres y que, a su vez, le había ordenado que la entregara personalmente a su destinatario en París. El fiscal le pidió a Dantès la carta que debía entregar y, después de leerla, lo mandó encarcelar. En la carta, Napoleón ordenaba a Noirtier, el destinatario, que se deshiciera de su peor rival en París, para poder volver a Francia y retomar el poder.

 

Mientras Dantès se tortura en la cárcel con el recuerdo de su juventud perdida, un monje llamado Faria consigue llegar a su celda por un túnel y le devuelve la esperanza. Le cuenta de la existencia de un antiguo tesoro escondido en una isla, la isla de Monte Cristo. Cuando Faria muere, Dantès consigue hacerse pasar por él para que se deshagan de él pensando que es el cuerpo del monje muerto. Los guardias del Castillo de If lo lanzan al mar desde un acantilado, ya que no tienen más espacio para enterrar a los muertos. Por eso Dantès, que es buen nadador debido a sus años de largas travesías en barco, consigue salvarse nadando hasta la playa. Entre tanto, en el castillo se han enterado de su desaparición y salen los soldados en su busca.

 

Una vez en la ciudad, Dantès se dirige a su casa, donde, por una vecina, descubre que su padre ha muerto de pena porque creyó que había muerto. También pregunta a los vecinos de la ciudad por Mercedes y por Fernand, y se entera de que ninguno de los dos vive allí desde hace 18 años. Cuando se encuentra en el puerto examinando los barcos y mercancías y buscando algo de comer, el capitán de un barco que se dedica al contrabando le ofrece embarcarse en su navío porque no tiene suficientes marineros. Dantès lo acepta.

 

En el barco conoce a Bertuccio, que trabaja de cocinero a bordo y que, según el capitán, cocinó durante años para aristócratas italianos. A su paso por el archipiélago de la Toscana, Dantès pide que lo desembarquen en la isla de Montecristo y lo vuelvan a buscar al cabo de unos días. El capitán lo acepta porque sabe que no podrá escapar de la isla, pues sabe que se ha escapado de If y quiere obtener un rescate por él. Bertuccio quiere salvar al marino y se escapa del barco para advertirle.

 

Mientras tanto, Dantès encuentra en Montecristo el tesoro del que le habló el abate Faria: un cofre lleno de dinero, de joyas, de alhajas y piedras preciosas. Al llegar Bertuccio a rescatarle de la isla en un pequeño velero, desconfía de sus intenciones, pero el cocinero le insiste en que quiere ayudarle y le pide que lo tome a su servicio como criado. Dantès lo acepta de mala gana y se dirigen a la costa italiana.

 

Una vez en Italia en Italia, Dantès, vestido como un aristócrata y haciéndose llamar Conde de Montecristo, compra con parte del tesoro el 51 por ciento del capital del banco italiano Thompson & French, en el que, como propietario, ordena que suspendan el vencimiento de los créditos de la naviera Morrel, la compañía para la que trabajó como marinero hasta que lo encarcelaran, hasta que el Faraón, el único buque que queda a la familia Morrel, vuelva de las Indias Orientales con la mercancía que garantizará la supervivencia de la naviera.

 

De vuelta a Marsella, y esta vez disfrazado de cura y haciéndose llamar Padre Busoni, compra el piso donde vivía con su padre y se instala allí con Bertuccio. Busoni visita en las cercanías de Marsella la posada de Caderousse, un tabernero que servía a Dantès, Danglars y Mondego cuando eran jóvenes en su tasca situada en el puerto de Marsella. Haciéndose pasar por el confesor de Dantès, Busoni asegura a Caderousse que el marinero ha muerto y que antes de morir le pidió que entregara una piedra preciosa de 50.000 francos en herencia a sus tres amigos de juventud. Como Caderousse es un bribón fascinado por el dinero fácil, le confiesa al cura que no es justo dividir la piedra en tres partes, puesto que Danglars i Mondego son los responsables del arresto de Dantès. Es así como Dantès confirma sus sospechas de que sus amigos le traicionaron. El posadero le cuenta que ambos salieron beneficiados después de su desaparición, pues Fernand Mondego estuvo sirviendo en Grecia como soldado al servicio del sultán Ali Pashá, que lo ascendió a general y lo recompensó con una gran fortuna, y de regreso a Francia, se casó con Mercedes y se fue a vivir a París, nombrado conde de Morcerf y par de Francia. A su vez, Danglars, también se fue a la capital, donde amasó una fortuna, fundó un banco y fue nombrado barón. Sin revelar su verdadera identidad, Busoni entrega la piedra a Caderousse y se va.

 

Sediento de venganza y enfurecido con Dios por no haber hecho justicia, Dantès entra en una hermita para anunciar:

 

 

Moi, je ne prends pas les gens en traître, ni les hommes ni les Dieux.

Alors, je suis venu prévenir. Si tu n'as pas cru bon d'exercir ta justice divine

je me charge de la manifester. À ma façon,

qui sera impitoyable, que sera, aussi, éclatante.

 

Yo no tomo a la gente a traición, ni a los hombres ni a los dioses.

 Así que he venido avisarte. Si tu no has tenido a bien ejercer tu justicia divina

 yo me encargaré de manifestarla. A mi manera,

 que será despiadada, que será, también, estremecedora.

 

 

 Tomada la decisión de hacer justicia, Dantès viaja con Bertuccio a Oriente, donde pretende refinarse y aprender todo lo relacionado con la venganza.

 

Al cabo de un año, Dantès regresa a Marsella, con un séquito de criados a su servicio, en el momento en el que debe volver a puerto el Faraón con todas las mercancías traídas de las Indias Orientales. Disfrazado esta vez de Lord Wilmore, un supuesto representante de la banca Thompson & French, visita a Morrel, su antiguo patrón y dueño de la naviera, y a su hijo Maximilien. El Faraón ha naufragado y su tripulación ha llegado a puerto a bordo de otro barco, que les ha rescatado en la mar. Lord Wilmore concede una nueva prórroga de tres meses en el vencimiento de los créditos de la naviera, pero Morrel y Maximilien están desesperados. Hundido su último barco, la compañía Morrel está destinada a la bancarrota.

 

Pero Dantès está muy agradecido a Morrel porque sabe que se ocupó de su padre cuando le encarcelaron, así que no tiene intención de dejar que la naviera quiebre. Por eso se desplaza de nuevo a Italia, donde manda construir un barco idéntico al Faraón para antes de tres meses. Allí conoce a Albert de Morcerf, un joven aristócrata que ha viajado a Italia para conocer sus costumbres, y que resulta ser el hijo de Fernand y Mercedes de Morcerf. Este muchacho ha oído hablar de la presencia en la ciudad del Conde de Montecristo, del que cree que ha alquilado un buen lugar para contemplar la ejecución de un bandido llamado Roca Priori, perteneciente a la banda del malhechor Luigi Vampa. Por eso le solicita a Montecristo que lo acoja en su balcón para ver la ejecución. Indignado, Montecristo niega tener un lugar en lo que él considera una atrocidad.

 

Esa noche Bertuccio informa a Montecristo de que la banda de Luigi Vampa ha secuestrado a Albert de Morcerf para pedir un rescate. Aunque al principio Montecristo se niega a ayudar al hijo de quienes le traicionaron, Bertuccio lo convence para que lo haga. En vez de pagar su rescate, Montecristo negocia con Luigi Vampa: él se compromete a conseguir la liberación del condenado a muerte Roca Priori y Vampa deberá liberar sano y salvo al vizconde de Morcerf. Para conseguirlo, Montecristo soborna al juez que ha dictado la sentencia de muerte de Roca Priori. El día de la ejecución, Roca Priori es indultado y Albert de Morcerf es liberado, con lo que el vizconde queda eternamente agradecido al Conde de Montecristo.

 

Tres meses después, en Marsella, Morrel y Maximilien están desesperados por el vencimiento de su deuda y la llegada inminente de Lord Wilmore para reclamarla. Cuando Morrel está a punto de quitarse la vida para limpiar su nombre y no perjudicar el porvenir de su hijo, la anciana vecina del padre de Dantès entrega una bolsa con monedas a Maximilien, diciéndole que es de parte del padre Busoni. El muchacho llega a tiempo de impedir la tragedia y entrega el dinero a su padre. Justo en ese momento llega Lord Wilmore, a quien dan la buena noticia de que están en condiciones de pagar la deuda. Pero Lord Wilmore no sólo se muestra feliz por ellos. Les anuncia que acaba de ver llegar el Faraón a puerto cargado de mercancías provinentes de las indias. Los Morrel no pueden creerlo, ya que el Faraón se había hundido tres meses atrás, pero Wilmore insiste en que se ha producido un milagro y se va. Padre e hijo contemplan por el balcón cómo lo que dice Wilmore es cierto. Con la emoción, el señor Morrel cae desplomado al suelo, sin vida.

 

Ajeno a la muerte de Morrel, Lord Wilmore recibe una carta de Albert de Morcerf invitándole a su casa en París como agradecimiento por salvarle la vida.

 

[] Capítulo 2

 

Montecristo llega a París con su séquito de criados. Bertuccio, que ha trabajado a las órdenes de un conde, le enseña cómo comportarse en sociedad. El día acordado, Montecristo acude a su cita con Albert de Morcerf, que le presenta a sus amigos, el periodista Beauchamp y el comerciante Maximilien Morrel, al que finge no conocer. Después de ganarse la simpatía de todos, Montecristo acompaña al vizconde de Morcerf a conocer a sus padres, quienes le están muy agradecidos por haber salvado a su hijo. Fernand de Morcerf no reconoce a Dantès en Montecristo, pero Mercedes, al verlo, parece estar a punto de sufrir un desmayo.

 

Después de la visita a los Morcerf, Montecristo acompaña a Fernand a oír la requisitoria del fiscal Villefort, quien también se encuentra en París desde hace veinte años. Da la casualidad de que la hija de Villefort, Valentine, está enamorada de Maximilien Morrel, aunque su padre ha convenido su matrimonio con el general Franz d'Épinay. De regreso a su nueva casa en las afueras de la ciudad, Montecristo pide a Bertuccio que le encuentre a una mujer que le haga compañía, y a quien pueda mostrar como su pareja en sociedad.

 

El siguiente paso de Montecristo es reunirse con el segundo de sus amigos que le traicionó: el barón Eugène Danglars. Montecristo informa al barón de que uno de los socios de su banco en Italia, Thompson & French, le ha abierto en la sociedad de Danglars un crédito ilimitado durante el tiempo que permanezca en París. Danglars se queda estupefacto, pero accede a entregar seis millones de francos a Montecristo para no contrariar a sus socios italianos.

 

Mientras tanto, Valentine y Maximilien piensan en la manera de evitar el matrimonio de la muchacha con Franz d'Épinay, porque saben que Villefort nunca aceptará como yerno al hijo de un comerciante que sólo dispone de un barco.

 

A su vez, Bertuccio ha encontrado para Montecristo la candidata perfecta a ser su amante. Se trata de una viuda de 31 años llamada Camille De La Richardais. La muerte en un duelo de su marido ha sumido a esta mujer en la pobreza, por lo que no sale de su casa de Auteuil. Es por eso que Montecristo se presenta en su casa de improviso con su lujosa caravana de manjares deliciosos y de criados para servirla. Después de la velada, Montecristo se encarga de proporcionarle vestidos, joyas y todo lo necesario para presentarla en sociedad.

 

Para empezar a consumar su venganza, Montecristo soborna al encargado de un poste de telégrafo para que mande el mensaje de que el candidato a la corona española Carlos María Isidro ha viajado desde Francia a Madrid para arrebatarle el trono a Isabel II. Beauchamp vende esta información que le ha llegado a su periódico al barón Danglars, que corre a vender todos los títulos de propiedad españoles para no verse perjudicado económicamente por el caos político en ese país. Inmediatamente llega un desmentido de la información de la sociedad de telégrafos, pero Danglars ya ha perdido una fortuna por haber vendido sus títulos españoles.

 

Una noche, tras volver de la ópera con la señora De La Richardais, que ha compartido palco con él y con la familia de Morcerf, Montecristo sorprende a Caderousse fisgoneando en la casa de Auteuil. El antiguo posadero le quiere vender un secreto, pero Montecristo lo envía a ver al Padre Busoni, quién sí le recompensará por la información. Caderousse le cuenta a Busoni que en la casa donde vive la señora De La Richardais y que fue propiedad de los antiguos suegros de Villefort, los Saint-Meran de Marsella, el fiscal Villefort mantenía relaciones con Hermine Danglars, la mujer del banquero, y que tuvieron allí, sin que nadie lo supiera, un hijo bastardo que creyeron muerto al nacer y enterraron vivo en el jardín de la casa. Un vagabundo lo rescató y lo crio.

 

Montecristo aprovecha esa información para sus planes de venganza. Organiza en casa de Camille De La Richardais una comida campestre a la que invita a los Villefort, a los Danglars y a los Morcerf. Durante la velada, Montecristo cuenta a sus invitados la terrible historia que le ha contado Caderousse, sin mencionar los nombres de los amantes. Todos los presentes instan a Villefort a que, como fiscal del rey, investigue ese caso. Villefort queda aterrorizado ante la idea de que Montecristo sepa que fue él quien enterró a ese bebé, y de que ese bebé esté vivo. Hermine Danglars está conmocionada, y pide a Villefort que busque a ese niño que creían muerto, pero Villefort se niega.

 

[] Capítulo 3

 

Valentine de Villefort y Maximilien Morrel siguen pensando en la manera de librarse del compromiso de la muchacha con Franz d'Épinay. Barrois, el criado de Noirtier, el padre de Villefort que sufre una parálisis de todo el cuerpo desde hace años y que odia desde siempre a la familia Épinay, informa al fiscal Villefort y a su esposa Héloïse de que si se lleva a cabo ese matrimonio, Noirtier los desheredará a todos. Pero Villefort no claudica: da más importancia a su posición privilegiada ante el rey que al dinero de su padre. Ese mismo día llega desde Marsella la señora de Saint-Meran, la madre de la primera esposa del fiscal y abuela de Valentine, para acudir al próximo enlace de su nieta.

 

Por su parte, Lord Wilmore se reúne con Maximilien Morrel, quien, después de agradecerle lo que hizo por su padre, le cuenta que la ciudad griega de Yanina, donde sirvió Fernand de Morcerf veinte años atrás, cayó en manos de los turcos porque alguien traicionó al sultán Alí Pashá, que murió a manos de los invasores. Gracias a la información de Maximilien, Montecristo localiza al capitán Cocles, que estuvo aquella época en Yanina, y éste le cuenta que fue Fernand de Morcerf, en aquella época Fernand Mondego, quien traicionó al sultán, a pesar de que éste le había hecho general y lo había gratificado con una gran fortuna. Montecristo financia una expedición para que el capitán Cocles vaya a Grecia y libere de los turcos a la princesa Haydée, la única superviviente de la masacre de su familia, y que fue convertida en una esclava.

 

Al no ver otra salida, Maximilien y Valentine planean fugarse para evitar la boda con Franz d'Épinay. Pero la noche de la fuga la señora de Saint-Meran muere envenenada, pidiendo en su lecho de muerte que tenga lugar la boda entre su nieta y el general d'Épinay. Incapaz de negarse al deseo de una moribunda, Valentine acepta su destino y se dispone a casarse. Pero durante la ceremonia civil, Barrois, el criado de Noirtier, interrumpe el acto, y entrega una carta a Franz d'Épinay por orden de su patrón. En ella, y antes de su parálisis, Noirtier confiesa haber matado en un duelo al padre de Franz d'Épinay. Se trata de la misión que Napoleón había encomendado a Noirtier, el padre de Villefort, en la carta que Edmond Dantès debía llevar a París. Villefort reconoce ante su familia que mandó encarcelar al joven mensajero por miedo a que hubiera leído la carta. Pretendía proteger a su padre del castigo que se impartía a los bonapartistas y a su vez eso le sirvió para ascender y convertirse en un fiel servidor del rey, pero Noirtier había matado a d'Épinay padre sin necesidad de que Napoleón se lo hubiera ordenado, porque él consideraba que era su deber. De esta forma, Franz d'Épinay rompe su compromiso con Valentine.

 

La primera parte de la venganza de Montecristo se cumple cuando Caderousse intenta entrar a su casa a robar, acompañado de Toussaint, el hijo bastardo de Villefort y compañero de presidio. Montecristo, disfrazado de Padre Busoni, sorprende al ladrón. Caderousse, intenta matar al cura, pero éste se defiende, y lo echa de la casa con los bolsillos llenos de oro. Una vez en el jardín, Toussaint apuñala a Caderousse para quedarse con el botín. Antes de que Caderousse muera, Busoni le confiesa su verdadera identidad.

 

Montecristo y la señora De La Richardais siguen yendo juntos a todos los acontecimientos de la alta sociedad parisina. Mercedes de Morcerf se muestra cada vez más abierta ante Montecristo y le confiesa que estuvo enamorada en el pasado, pero que su prometido desapareció y todos lo dieron por muerto. Montecristo le recrimina que la gente no desaparece sin más. Mercedes empieza a llamarlo Edmond, como parte de un juego.

 

En casa de los Villefort, Maximilien y Valentine celebran con el señor Noirtier que la muchacha ya no se casará con Franz d'Épinay. En la reunión, Barrois bebe una limonada que Valentine había hecho para su abuelo y cae desplomado, envenenado. Todos creen que Valentine ha envenenado a su abuela y a Barrois, y la encierran en su cuarto. Pero Montecristo sabe que es Héloïse quien tiene grandes conocimientos de venenos, y pide a Bertuccio que se haga pasar por criado para entrar al servicio de los Villefort y proteger a Valentine de su madrastra. Una noche, Héloïse da a Valentine una tisana envenenada, y Montecristo acude a escondidas con Bertuccio para darle un antídoto. Pero Héloïse no se rinde fácilmente y sigue acechando a la muchacha trayéndole todo tipo de bebidas.

 

Por otra parte, el capitán Cocles llega de Grecia con la princesa Haydée, que Montecristo aloja en su casa a pesar del disgusto de la señora De La Richardais. La información sobre la responsabilidad de Fernand de Morcerf sobre la caída de Yanina llega a manos del periodista Beauchamp, que la publica en el periódico y provoca que su amigo Albert de Morcerf lo rete a un duelo a muerte por la ofensa a su padre.

 

[] Capítulo 4

 

El duelo entre Beauchamp y el vizconde de Morcerf no se llega a celebrar porque Montecristo demuestra ante la cámara de los pares de Francia que la acusación contra Morcerf es cierta, presentando a Haydée como testigo. Fernand de Morcerf es humillado y entonces Albert reta a Montecristo a un duelo el día siguiente por haber ofendido a su padre.

 

Albert de Morcerf no es muy hábil con las armas de fuego, y Mercedes pide a Montecristo que en el duelo falle a propósito el tiro a su hijo, de manera que en el siguiente intento, que será más cerca, Albert pueda alcanzarle. Montecristo sabe que Mercedes conoce su verdadera identidad, y ella se lo confirma. Por eso, y en agradecimiento a ella por haber estado al lado de su padre en su lecho de muerte, accede a dejarse disparar por Albert. Pero antes, Montecristo le cuenta a Mercedes que Fernand no sólo fue un traidor en Grecia, sinó que también fue responsable de su encarcelamiento. Esa misma noche lo dispone todo para su muerte: libera a los criados y se ocupa de dejarles a ellos y a Bertuccio una buena renta. Sabiendo que al día siguiente habrá muerto, Montecristo pasa su última noche con Camille De La Richardais.

 

La mañana siguiente, justo antes de celebrarse el duelo, Albert de Morcerf pide disculpas a Montecristo. Su madre le ha contado todo lo que sucedió en Marsella veinte años atrás, y comprende que Montecristo quiera hacer justicia. Más tarde, Fernand de Morcerf visita a Montecristo, dispuesto a acabar con él. Pero no es capaz, cuando éste le revela que es Edmond Dantès. De vuelta a casa, y justo antes de que Mercedes vaya a comunicarle que no quiere volver a verle nunca más, Morcerf se mata de un tiro.

 

En casa de los Villefort, sobreviene de nuevo la tragedia: Valentine ha sido envenenada. Pero Montecristo, disfrazado de Padre Busoni, le administra una poción que provoca un sueño profundo parecido a la muerte, a falta de un antídoto. El matrimonio Villefort entierra a Valentine pensando que está muerta, pero Busoni, que se encarga de las exequias, se encarga de que no sea inhumada, sinó que Bertuccio lleve su ataúd a un lugar seguro.

 

Danglars, que ha seguido cayendo en las trampas de Montecristo y de Lord Wilmore, invirtiendo en negocios que resultan ser un fracaso, está en la bancarrota. No contribuye a su ánimo que su mujer le confiese que tuvo un hijo con un amante, y que, por lo tanto, ella no es estéril como él pensaba.

 

Por su parte, Mercedes dona toda su fortuna a un convento de monjas y renuncia a su título de condesa. Su hijo Albert se alista en el ejército para limpiar el nombre de su familia.

 

Y en casa de los Villefort, se vive el duelo más absoluto. Villefort, hundido con la muerte de su hija, acusa a Héloïse de haberla matado, igual que a su suegra y a Barrois, y la amenaza con condenarla a la guillotina si no termina ella misma con su vida. Así, Héloïse de Villefort, muere envenenada por su propio método. La venganza con el fiscal se consuma cuando Montecristo, aún vestido de Padre Busoni, le revela que es Edmond Dantès y le entrega la dirección de la prisión donde se encuentra su hijo Toussaint.

 

Maximilien Morrel no sabe que su querida Valentine está viva y, sumido en su tristeza, pide a Montecristo que le indique la manera menos dolorosa de morir, puesto que no puede vivir sin su amada. Montecristo, que no se atreve a confesarle que Valentine está viva porque no sabe si despertará de su profundo sueño, intenta convencerlo de que tenga esperanza, y se pone como ejemplo, revelándole su verdadera identidad. A pesar de ello, Maximilien se niega a seguir viviendo, y Montecristo le pide, en nombre de lo que Lord Wilmore hizo por su padre, quince días de plazo antes de quitarse la vida. Pasado ese tiempo, se encontrarán en Marsella y él mismo le ayudará a acabar con su vida si su dolor no ha desaparecido.

 

Camille De La Richardais se niega a abandonar París con el Conde de Montecristo. Sabe que está enamorado de Mercedes desde hace veinte años y que será infeliz si se marcha con él. Pero antes de dejarlo partir, y a cambio de su renúncia a él, Camille pide a Edmond Dantès que perdone a todos los que le han hecho daño, dado que ella ha llegado a perdonar al hombre que mató a su marido. Dantès le promete hacerlo.

 

Eugène Danglars ha viajado a Italia para conseguir dinero en el banco Thompson & French, pero la banda de Luigi Vampa lo rapta. El Conde de Montecristo acude a la mazmorra donde se encuentra el banquero y, después de confesarle que él es en realidad el marinero a quien traicionó veinte años atrás, lo deja partir, cumpliendo la promesa que le hizo a Camille De La Richardais. Eso sí, se queda con su dinero para donarlo a los pobres y a los presidiarios.

 

Una vez en Marsella, Maximilien pide a Dantès que cumpla su parte del trato, pero el conde tenía razón: su dolor se disipa cuando ve a Valentine, viva, y puede estar para siempre con ella. La justicia es completa cuando Edmond, después de donar todas sus pertenencias ahora que ya no las necesita, se va a vivir con Mercedes a su casa en la villa de los catalanes, de manera sencilla, como tenían planeado veinte años atrás.